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El último playboy, Porfirio Rubirosa
Por: Analía Llorente
Algunos lo describen como ‘el último playboy’, otros como un ‘mantenido’ de mujeres ricas e incluso como un ‘gigoló’ de altos vuelos. O quizás fue todo eso a la vez, pero sin duda el dominicano Porfirio Rubirosa no pasó inadvertido para la historia del siglo XX.
Varias veces diplomático, destacó en deportes de élite (fue un excelente jugador de polo, corredor de autos y piloto de aeronaves).
Sea como fuere, Porfirio supo codearse con personas del poder y del jet set internacional en las décadas de 1940 y 1950, y se hizo notable por involucrarse sentimentalmente con decenas de mujeres famosas, que lo llevaron a cinco matrimonios.
Pero ¿cómo un hombre de clase media y de un país pobre, logró ocupar un lugar tan destacado en las altas esferas del poder político y en plena Guerra Mundial?
Su don era encantar
Porfirio Rubirosa nació en 1909 en República Dominicana y vivió por 56 años, la mayoría de ellos en países diferentes.
En casi todos esos lugares fue reconocido como ‘el hombre más interesante del mundo’, señala Shawn Levy, crítico de cine y autor de la biografía de Rubirosa.
Él tenía la habilidad de hacerse amigo de gente poderosa y rica, y sobre todo de crear intimidad con las mujeres, en particular con las más influyentes y adineradas.
Porfirio era hijo de un militar dominicano promovido a diplomático, por lo que parte de su infancia y adolescencia la vivió en París, donde su padre había sido enviado a representar a su país.
A su regreso de Francia, siendo aún muy joven, Rubirosa ingresó al Ejército y rápidamente fue escalando posiciones, no solo llamando la atención de Rafael Leónidas Trujillo, que mantuvo un gobierno de facto en República Dominicana por 30 años, sino por llamar la atención de su hija, Flor de Oro, con quien se casó.
“Trujillo vio (en Rubirosa) un hombre joven y ambicioso que se podía presentar ante un rey, ante un presidente, o ante sus esposas y causar una muy buena impresión”.
“Rubirosa encajaba perfectamente como la cara elegante de la brutal dictadura trujillista”, dice su biógrafo.
Un tipo bien dotado
Los encantos de este individuo para tratar con las personalidades más importantes de la política y la riqueza del mundo, traspasaban las reuniones protocolares.
Rubirosa también tenía la reputación de ser un gran amante y no solo por sus formas de seducción sino por sus atributos sexuales.
“Estaba bien dotado y había muchas mujeres que querían comprobar si la leyenda era cierta”,dice su biografía.
Tal era el rumor que corría sobre sus cualidades físicas, que aún en la actualidad, si pides un ‘Rubirosa’ en algunos restaurantes y bares de París, te lo sirven en una copa que semeja un enorme falo de cristal.
Sus mujeres oficiales
Rubirosa tuvo cinco matrimonios, dos de ellos con mujeres de grandes fortunas. Una fue la estadounidense Doris Duke, heredera de la tabacalera American Tobacco.
Hélène Rochas, empresaria y personalidad francesa, quien fue amiga de Doris, aseguró en 2002 que “Doris esaba dispuesta a comprarle el juguete más costoso que él deseara, y ‘Rubi’ no se andaba con pichicateces”.
“Él era difícil de retener, pero si le regalaban un Ferrari no lo iba a despreciar... Su relación con Doris fue más por placer que por amor, era como un capricho”, le dijo su biógrafo a la revista Vanity Fair.
Otro de sus matrimonios fue con Bárbara Hutton, perteneciente a una familia aristócrata y multimillonaria de Nueva York.
Casualmente, Doris Duke y Hutton fueron amigas en la adolescencia, pero entre ellas surgió una fuerte rivalidad con el tiempo.
El matrimonio con Bárbara Hutton, solo duró un par de meses, y de este divorcio ‘Rubi’ logró llevarse al menos 10 millones de dólares.
“¿Fue un gigoló? “Bueno, si no fue, por lo menos ese apelativo era muy cercano a un hombre que intercambiaba con frecuencia sexo por dinero” (a Rubirosa no se le conocen hijos, por lo que se cree que era estéril).
Porfirio no venía de una familia adinerada, pero vivió una vida bastante acomodada en términos económicos.
Fue dueño de un chateau en París, de aviones y autos de carrera, tenía cientos de trajes y joyas y siempre iba a los mejores hoteles y restaurantes.
Un amante con tiempo
Además de con Flor de Oro Trujillo, sus otros dos matrimonios fueron con las actrices francesas Danielle Darrieux y Odile Rodin, ésta última 28 años menor que él.
Pero Rubirosa no era lo que se podría decir ‘un hombre fiel’, ya que se le conocieron decenas de amoríos.
Uno de ellos fue con otra actriz, Zsa Zsa Gabor, quien lo acusó de haberla golpeado. Supuestamente la relación que tenía con ella fue la causante del divorcio con Bárbara Hutton.
“Tenía una de las mejores cualidades para cualquier amante: disponía del tiempo a su gusto”, dijo el diseñador estadounidense Oleg Cassini.
“Como no trabajaba, podía controlar su tiempo. Salía y luego se quedaba en cama todo el día siguiente. Tenía un dicho: “Una noche afuera, una noche adentro”.
¿Espió para el Gobierno dominicano?
Rubirosa estuvo ‘apadrinado’ por Trujillo mientras éste estuvo al frente del gobierno de República Dominicana, desde 1930 hasta 1961. En ese tiempo, Rubirosa fue diplomático en las embajadas de Berlín, París, Vichy, Buenos Aires, Roma, Bruselas, incluso en La Habana, donde fue testigo de la revolución.
Pero también era una figura conocida y frecuente en varias ciudades estadounidenses.
“Era un diplomático y creo que los diplomáticos en algún sentido son espías”, opina su biógrafo.
“Pero no era James Bond, no tenía las herramientas para ser espía. Sin embargo, a los lugares que iba tal vez era más valioso simplemente siendo Rubirosa”.
“Él podía darle la mano a un rey y luego tener sexo con la reina”.
De hecho, en 1946 fue víctima de un atentado, pero supuestamente no por sus conexiones, sino por las de su esposa en ese entonces, la actriz Danielle Darrieux, que era una aparente simpatizante del nazismo.
Rubirosa recibió tres dispararos al intentar proteger a su esposa en una balacera en París.
Su trágico final
Porfirio murió al chocar su Ferrari con un árbol en París el 5 de julio de 1965. Algunas teorías sugirieron que Rubirosa podría haber sido asesinado o que se hubiese suicidado. Pero su biógrafo lo descarta. “Él no tenía nada que ofrecer, no era una amenaza para nadie”, dice.
Según su biógrafo, muchos pueden pensar que ‘Rubi’ era una persona de esas que es mejor perder que encontrar, “pero me pareció admirable que un hombre como él convirtiera en un arte el hecho de hacer disfrutar a la gente, vivir con elegancia y encajar en todos los lugares donde socializaban las personas destacadas, ricas y exitosas”.
“No creo que haya sido una mala vida. Pero estoy contento de que mi hija nunca se topara conél”, bromea su biógrafo. (Selector de Vanguardia)