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Elecciones 2020: un comportamiento ciudadano ejemplar
Con una participación ciudadana por encima de lo que se esperaba, ayer se llevó a cabo la jornada electoral correspondiente al proceso para renovar los 25 asientos del Poder Legislativo de Coahuila. De acuerdo con los resultados preliminares conocidos hasta el cierre de esta edición, el PRI habría ganado los 16 distritos de la entidad.
Con ello, el Revolucionario Institucional recuperaría el control del Poder Legislativo, mismo que perdió en 2017 en los comicios estatales más reñidos de que tengamos memoria en Coahuila y que dieron lugar a una Legislatura inédita en la cual ningún partido tuvo el control del Congreso.
¿Es este un buen resultado o un mal resultado para la entidad? Lo que debe decirse, sobre todo, es que se trata del resultado de la voluntad de la ciudadanía que salió a votar a pesar de todo, incluida una pandemia que nos ha mantenido en zozobra durante los últimos ocho meses.
Destaca en el universo de datos que pueden citarse alrededor de la elección de ayer, que se haya registrado una participación cercana al 40 por ciento de las personas inscritas en la lista no-minal de electores.
Y no es que el hecho de ver acudir a las urnas a 39 de cada 100 votantes posibles deba conside-rarse un éxito en términos de participación ciudadana en una elección cualquiera. Lo que ocurre es que en las circunstancias actuales pocos apostaban a que dicha cifra llegara siquiera a 25 y ha-bía quienes la ubicaban incluso por debajo de 20.
Por ello, resulta destacable por encima de todo que una porción importante de la ciudadanía coahuilense haya decidido ponderar el hecho de que sufragar es una obligación -además de un derecho- y, observando todas las medidas de prevención, acudiera a emitir su voto a la casilla correspondiente.
Se podrá decir, desde luego, que lo deseable para que una democracia pueda considerarse salu-dable es que exista pluralidad en los órganos colegiados que, como el Congreso, deben ser con-trapeso para el Poder Ejecutivo, pero que ello ocurra depende de que los electores así lo decidan.
Por lo pronto, el resultado de ayer anticipa un período postelectoral sin mayores turbulencias, pues el partido que obtuvo la mayoría de los votos no solamente se alzó con la victoria, sino que la distancia que le separa del segundo lugar es tan amplia, que deja poco espacio para las impugnaciones clásicas o las motivadas por resultados cerrados.
Los partidos políticos -todos- deberán asimilar las lecciones que les deja este proceso e incorporarlas a las estrategias con las cuales afrontarán los comicios del año próximo en los que, más allá de los cargos locales en disputa -alcaldías y siete diputaciones federales- el ambiente estará cargado de la polarización generada durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Adicionalmente y por encima de todo, deberían aquilatar la enorme lección de civilidad que dio la población coahuilense que, como es costumbre, estuvo por encima de la clase política local, cumpliendo la parte que le tocaba y haciéndolo por encima de las expectativas.