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En Coahuila, desaparece nueva ley huellas de la barbarie y omisión psiquiátrica
La maestra de Lucero le acomodaba el moño de su coleta durante los honores a la bandera, cuando se dio cuenta de que le faltaba un mechón de pelo. Hace unos meses, antes de que sus padres se divorciaran, la niña de nueve años lucía un cabello negro, largo y frondoso.
Lucerito intentaba resolver la tarea sin ayuda de ninguno y cuando se arrancó un par de cabellos “sintió alivio”. Desde entonces no pudo detenerse. Se arrancaba el cabello durante las clases y cuando por fin se detenía, el uniforme estaba lleno de pelos. La maestra lo dejó pasar.
Años después, Carolina, una jovencita de 14 años, extendió la mano durante una reunión con sus amigas cuando se dio cuenta de que no podía pintarse las uñas como el resto. Se las había mordido hasta casi desaparecerlas. Otra forma de acabar con ellas era rascar las paredes. Sus padres creyeron que era parte de la adolescencia.
Rogelio iempre se sentía observado. Acechado. Una anciana le acariciaba el cabello en las noches. Alguien lo llamaba por su nombre y luego reía. Cuando le contó a sus padres, colocaron un Cristo en su recámara. El joven de 15 años prefería llevar un cuchillo a su almohada. Lo sacaba cada vez que el silencio se veía interrumpido por el viento que cimbraba las ventanas.
Todos mantuvieron esos hábitos durante meses. En su adultez no supieron cómo resolver manías. Se acrecentaron con el rechinar de sus dientes, el dolor de pecho, las manos sudadas, los antojos compulsivos, la sensación de peligro y respiración acelerada; el llorar constantemente o caer en excesos, estrés y depresión.
La Ley de Salud Mental y Bienestar de las Personas con Trastornos Mentales de Coahuila recientemente aprobada, contempla capacitar a la planta docente para identificar un posible trastorno mental en los alumnos.
Estos serán canalizados a las instancias adecuadas para su debida atención; además, a través de la Secretaría de Educación se proporcionará material informativo a los padres para identificar algún trastorno en el menor.
Mientras que la Secretaría de Salud aplicará programas en las escuelas para reducir la prevalencia de trastornos de conducta relacionados con el acoso, la violencia escolar, el abuso de alcohol y otras sustancias tóxicas.
A partir de ahora, las escuelas públicas y privadas deberán contar con personal capacitado en la materia de psicología y pedagogía infantil con el objetivo de llevar un seguimiento en la atención mental de las niñas, niños y adolescentes que presente alguna conducta o síntoma de trastorno mental.
La prevención del trastorno mental tiene como objetivo reducir la incidencia y también disminuir el impacto de la enfermedad en la persona afectada, sus familias y la sociedad, tal como los feminicidios, multihomicidios o suicidios que desató un trastorno mental no atendido o con tratamiento interrumpido, en los ahora responsables, vinculados a proceso penal.
Así como detectar y manejar de manera oportuna conflictos en la convivencia del núcleo familiar, que después de los signos manifestados e ignorados por los menores, se hacen notar con actos de negligencia, abuso físico, sexual, emocional o económico, en especial en mujeres, niños, personas con discapacidad y adultos mayores, en los ministerios públicos.
ABREN PUERTAS DE ‘CÁRCEL BLANCA’
Este nuevo panorama para la atención de salud mental también canceló algunas de las prácticas consideradas como un estigma por los pacientes y sus familiares, algunos de ellos víctimas de tratos indignos.
Esto porque mientras que los familiares de pacientes y éstos apenas firmaban una responsiva para su internamiento, ahora deberán ser informados sobre el tratamiento y los médicos a cargo.
Además de no ser sometido a internación involuntaria, salvo con arreglo de un procedimiento legalmente establecido o cuando sea el único medio para impedir un daño inminente.
Durante el internamiento serán impuestas únicamente las restricciones necesarias para garantizar su protección y la de terceros, procurando que el internamiento sea lo menos restrictivo posible y a que el tratamiento a recibir sea lo menos alterador posible.
“Cuando haya limitación de libertad, esta será la mínima posible de acuerdo con la evolución del padecimiento, las exigencias de su seguridad y la de los demás”, expresa la nueva Ley, una conversión de la “cárcel blanca” que sometió pacientes a un aislamiento forzado.
VIVIR CON BIPOLARIDAD
Nicolasa se recuerda deambulando entre pasillos blancos durante su estancia por más de cuatro veces en el Centro Estatal de Salud Mental siendo dada de alta apenas hace cinco años.
Durante sus primeros internamientos, luego de ser diagnosticada con Bipolaridad Tipo II, vestía una túnica blanca y años después un conjunto de pants y sudadera gris.
Se alimentaba de comidas reducidas, se duchaba siendo vigilada, cortaba de tajo total comunicación con sus hijos y el exterior, con algunas visitas restringidas. Atada a las camas en ocasiones que no eran necesarias, asegura la ex paciente del psiquiátrico.
REGLAMENTACIÓN MÁS HUMANA
El nuevo ordenamiento establece que los pacientes deberán obtener alimentación balanceada y en cantidad suficiente para una adecuada nutrición y servida en utensilios decorosos.
Así como recibir vestido y calzado o tener autorización para utilizar los propios, o no portar uniforme con el objetivo de ayudar a eliminar el estigma y favorecer la reinserción.
Además, plantea la posibilidad de tener comunicación con el exterior a través de un celular propio, recibir visita familiar; así como a enviar y recibir correspondencia privada sin que sea censurada.
Procurar la privacidad e intimidad del paciente y recibir o rechazar ayuda espiritual o religiosa de acuerdo con sus convicciones y creencias; además de la accesibilidad de familiares u otras personas en el acompañamiento del paciente.
Entre los artículos de la ley se destaca el que los pacientes sean alojados en áreas específicamente destinadas a tal fin, con adecuada iluminación natural y artificial, ventiladas, con el espacio necesario para evitar el hacinamiento y en condiciones de higiene.
RESULTADOS SERÁN A LARGO PLAZO
Expertos en la salud del mismo Centro Estatal de Salud Mental (Cesame), señalaron que de forma simultánea al brote de coronavirus y el confinamiento que impuso, una pandemia invisible acecha a los coahuilenses con un desorden mental, que a su vez detona fenómenos como el suicidio o la violencia intrafamiliar de forma exponencial.
Por lo cual era importante la implementación de mayores acciones desde el ámbito educativo hacia la prevención de trastornos mentales y salud mental en general, pues mientras más capacitados sean los docentes, servidores públicos y padres, la intervención temprana en algún padecimiento mental mejorará la vida del paciente.
El número de atenciones aumentó de entre 40 pacientes en Urgencias del Cesame hasta alrededor de 60 cada semana, es decir, cerca de 240 atenciones cada mes, un aumento del 150 por ciento en comparación con la cifra registrada previa a la pandemia.
Mientras que actualmente el nosocomio tiene más del 90 por ciento del cupo de pacientes hospitalizados, pese a que permitieran regresar a su casa a los pacientes que pudieran hacerse cargo de ellos, con 10 de 12 camas ocupadas en cada área.
Un incremento similar reportan especialistas de psicología y psiquiatría particulares, así como otras Instituciones de Seguridad Social, donde las manifestaciones somáticas y emocionales han aumentado de forma considerable en los pacientes.
David Salazar, psiquiatra y director del Cesame, exige una legislación importante en materia de la colaboración que requiere de otras dependencias a la atención de salud mental.
“Coahuila está a la vanguardia en materia de psiquiatría, esta nueva legislación reducirá los índices de suicidio e intentos, pues los medicamentos o consultas no siempre están al alcance de quien los necesita, mientras que ahora con los servicios ambulatorios, se captará a más población”, comentó el psiquiatra.
Además, esta legislación permitirá una reintegración más sencilla a la sociedad; quizá represente una inversión grande para la infraestructura y remesas de medicamento pero a la larga permitirá el ahorro de recursos que se pierden en medio de una catástrofe familiar o un mayor desorden social.
Sin embargo, esto podría causar la saturación del nosocomio, admitió que los objetivos de esta ley requieren una plantilla de psiquiatras vasta para la población que por ahora, considera insuficiente.
EL DATO
Según cifras del Cesame, al menos siete de cada 10 coahuilenses han experimentado algún padecimiento mental; el resto somatiza las emociones.
Capacitados. Ahora se capacitará a maestros para que detecten en las aulas a alumnos con este tipo de males.
Ansiedad. Es indicador de una enfermedad subyacente, cuando los sentimientos se vuelven excesivos, en todo momento e interfieren con la vida cotidiana.