En Coahuila no todo está dicho

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En Coahuila no todo está dicho

De la oposición podemos decir que el resultado puso al PAN en el lugar que ellos mismos eligieron: la nada. Morena despuntó, pero necesitaría triplicar su votación

Si alguna vez me ha hecho el honor de leerme, se habrá dado cuenta de que en este espacio se escribe muy poco de política. Opinamos en ocasiones de problemas que tocan a la política como son la seguridad, la política antidrogas, los derechos de las mujeres, feminicidios y comunidad LGBTI. Nada de política partidista. No lo hago porque siento una especie de frustración en lo variable e inexacto de la política al contrario de otras como la física o la química, por la materia que trata.

En la política, es difícil enfrentar los problemas de la humanidad de la misma forma en que consideramos los problemas de la materia. Los fenómenos sociales están en constante cambio y son difíciles de controlar. Los motivos que llevan a los humanos a actuar, no menos que las consecuencias de sus actos son tan complejos y variables que es difícil determinar con precisión uno o predecir con seguridad el otro.

Por lo tanto, la posibilidad de error en la predicción es considerable en la ciencia política, se trata de la ciencia de lo probable o de lo inevitable… o lo evitable.

Lo menciono, porque si usted me hubiera preguntado el sábado pasado quién sería el próximo gobernador de Coahuila, yo le hubiera respondido sin dudar que Manolo Jiménez, alcalde de Saltillo. Para mí ese era hecho consumado, un destino manifiesto. No era una cuestión de preferencia, sino de posibilidades y de hechos. Saltillo era hasta antes del domingo el gran bastión priista, la oposición (sigue siendo) un desastre y el gobernador Riquelme un espectador con cierto manejo para decidir, pero acotado por los poderes fácticos como el PRI Nacional, Rubén Moreira, empresarios que lo daban como un hecho y una buena parte de la clase política local que ya se han decantado con Manolo y que pensaban que Riquelme no tenía de otra. Era Manolo o nadie.

Por su parte, Manolo se dejaba querer y aunque gobernando yerro tras yerro, con poca capacidad de escuchar y muy poca humildad, tiene una aceptación notable y fue el salvador de la elección de Riquelme en el 2017. En fin, que, hasta antes del domingo, su aparición en la boleta de gobernador por el PRI en el año 2023 era cuestión de trámite.

Pero como antes explicábamos, la política no es una ciencia exacta y los resultados de la elección de pasado domingo demuestran que no todo está dicho en la designación del candidato del PRI en la renovación de la gubernatura. El grupo cercano al gobernador recuperó importantes territorios como La Laguna que habían perdido en su propia elección de 2017 y en la presidencial de 2018. Pero además se hicieron de diputaciones perdidas desde hace mucho tiempo como las del norte y carbonífera.

Saltillo en cambio y a pesar de que se ganaron los 4 distritos locales, no dio los votos que se esperaban y le expongo un dato: La capital cuenta con un padrón electoral que supera en 82 mil 355 personas a Torreón y consiguió una votación de apenas 4 mil 807 votos sobre la Perla de la Laguna en donde además el PRI es oposición y donde también ganó sus cuatro diputaciones.

De la oposición podemos decir que el resultado electoral, puso al PAN en el lugar que ellos mismos eligieron: la nada. Morena despuntó, pero necesitaría triplicar su votación para competir. Además, los constantes yerros de AMLO se están convirtiendo en una carga a eso que ni siquiera es un partido.

El domingo y aunque quizás no lo están aceptando, las cosas cambiaron dramáticamente para Manolo Jiménez y ahora deberá enfrentar muy pronto la pérdida de titulares y de una nueva reelección ni hablar, no sucederá. Luego vendrán revelaciones de escándalos de licitaciones voraces y permisos de operación de bares, restaurantes y licencias de construcción y fraccionamientos que huelen a podrido. A ello, habrá que sumar que sus enemigos políticos, expondrán viejos pecados de sus principales funcionarios, pecados y hasta presuntos delitos que los han perseguido por décadas.

Al final del día, el ganador de la elección es Riquelme y su grupo cercano, entre ellos Eduardo Olmos que recuperó toda la Laguna, su principal aliado y operador político desde hace más de dos décadas, en una simbiosis que alcanza niveles de exactitud. La moneda esta pues de nuevo en el aire y Riquelme ha recuperado el control de su propia sucesión.