Enchilándose con Manolín. Cap. 1

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Enchilándose con Manolín. Cap. 1

No sé si usted lo haya percibido pero a los coahuilenses nos dejaron, como se suele decir vulgarmente, “en los purititos calzones”.

Y si acaso es usted de los que aún no se han percatado mucho lo siento, porque hay quienes lucen espectaculares en chones mientras que otros decididamente somos “nacidos para vestir”. Pero ya le digo: fodongos y buenones, mamacitas y “gordi-loquegusteymande”, todos fuimos vilmente esquilmados por el régimen aún vigente.

Un régimen que adquirió un adeudo (ilegal) de 34 mil millones de pesos (aproximadamente), que durante un segundo sexenio ya pagó casi la mitad en intereses (unos 17 mil millones), y que al día de hoy sigue debiendo ¡36 mil millones de chuchos! Magia financiera, sí, pero magia negra.

¿Cómo hacen las ratas coahuilenses para ser tan siniestramente creativas y robarse todo lo que hubo, todo lo que hay y todo lo que alguna vez habrá?

Debe ser que la rata comarcana mutó en una nueva variedad más fuerte y más apta para la tranza, completamente inmune a la Ley y la Justicia.

Pero el elemento que hizo mutar al roedor simple de la región (latrus revolucionaris coahuilensis) en todo un Súper Ratón, el factor que realmente favoreció su salto evolutivo, fue a no dudar la indiferencia de nosotros mismos, los ciudadanos.

Si lo alimentamos con desinterés, lo criamos con muda complicidad y lo engordamos con nuestra mejor apatía cívica, era lógico que el roedor se convirtiera en el actual problemón que tenemos, y es que ahora son un chingo, una auténtica plaga en la que cada ratita pugna por ser el nuevo monarca de los roedores, mismos que ninguna objeción interponen en colaborar con el soberano una vez coronado. Cada una espera pacientemente y hace su luchita para que, a la siguiente quizá, le toque a ella.

¿Será que después de haber sido embaucados por el estafador más grande desde Lyle Lanley (“Ricky Mandino”, el tipo que llevó el monorriel a Springfield), habremos aprendido nuestra lección?

¿Habremos entendido que hay que echarle llave a las arcas del erario? ¿Sabremos ya que no podemos depositar en nadie tanta confianza y poder irrestricto, así nos baile muy sabroso las colombianas?

A mí se me hace que no. Es más, doy por hecho y por sentado que no hemos aprendido un carajo “at all”.

De lo contrario, al menos los saltillenses, ya le hubiésemos puesto un manazo, un “hasta aquí”, un “tate quieto” al alcalde Manolo “Manolín” Jiménez, pero partiendo del hecho de que los propios saltillenses “lo elegimos”  (yo no, yo sí terminé la primaria), pues no podemos esperar que esos mismos saltillenses tengan conciencia civil o algo parecido.

Hace apenas una semana, el Ayuntamiento que ahora preside este peligroso niño empoderado sentó las bases para darnos el mejor madruguete en lo que va de su administración (sí, mejor aún que tratar de curarse en salud culpando a Chilo por el desgarriate financiero que planea dejarnos).

Pasa que el cabildo sarapero aprobó los mecanismos para establecer el Consejo Auditor Ciudadano así como al honorable miembro de nuestra comunidad que habrá de presidir dicho consejo.

Y usted me dirá: “¡Genial! Nos urge un consejo ciudadano que audite y fiscalice, que cuide las finanzas del Ayuntamiento”.

A lo que yo le diré: “Sí, pero acuérdese de que son priistas y cómo hacen ellos las cosas”.

Efectivamente, una auditoría ciudadana nos vendría de lujo ahora que vimos que es imposible dejar a las súper ratas solas por un segundo (porque se chingan absolutamente todo).

Es necesario auditar el gasto, aunque ahora resulta que también hay que cuidar de los ingresos, porque al Gobierno del Estado ya se le hizo maña escamotearle el presupuesto a los municipios y a las universidades (¿para gastárselo en qué? En cosas de súper ratas, por supuesto).

Pero… ¿Acaso le llegó a usted alguna invitación para formar parte de este consejo?

¡Cómo! ¿A usted tampoco? Se me hace raro, si usted, como yo, es una persona honesta, proba, moralmente solvente y sin ninguna clase de interés en el servicio público distinta al bien común.

Mas sucede que, muy a la usanza de los priistas, el auditor habrá de ser seleccionado por el propio alcalde. ¡Ah, bueno…!

¡¿Qué?! ¡Ningún  bueno! ¡Eso no tiene ningún sentido y anula por completo el propósito de tener una auditoría, cuando es el propio auditado quien selecciona a la persona para este propósito!

“¡Huy, así qué chiste!”, dijo el hijo de la vecina del 14.

¿Cómo un político va a elegir a la persona que va a revisarle las cuentas? Sólo en la lógica de un priista es que ello puede tener el menor sentido.

Es una farsa sólo equiparable a cuando EPN puso a Virgilio “Frodo” Andrade a investigar su conflicto de intereses en la adquisición de la infame Casa Blanca de la Primera Dama.

¡Por supuesto que los exoneró! A todo el mundo y cerró el caso para siempre arrojando el expediente a la ardiente lava del volcán Orodruin de Mordor.

Así Manolo, Manolín, Manolete, quien con el aval y respaldo de su Cabildo, eminentemente priista, busca embaucarnos lo más rápido posible, porque su gestión es muy cortita y el tiempo apremia. Pero eso no es todo.

Yo realmente no pensaba detenerme dos entregas en este asunto, pero apenas lo he podido poner sobre la mesa. Espero de verdad que algunos pocos saltillenses conscientes lo puedan discutir en el ánimo de frenar este nuevo atentado contra la ciudadanía, la verdadera ciudadanía, aquella que dejaron en calzones las súper ratas con la anuencia y el voto favorable del mismo Manolito.

Seguimos en la próxima entrega. 

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