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Enchilándose con Manolín. Cap. 2
Uno no se toma tantas molestias en crear una auditoría ficticia a menos que esté planeando cometer una fechoría
Y decíamos…
Que el alcaldete por un año, Manolín Jiménez, busca picarnos los ojos a los saltillenses con una auditoría ciudadana que de ciudadana tiene lo que yo de vegano.
Reconocimos desde la pasada entrega también la imperiosa necesidad de que, en efecto, las administraciones públicas sean auditadas tanto en sus ingresos como en su gasto, mismo que debe ser debidamente comprobado y justificado (que no es lo mismo).
Cuando una auditoría es en verdad autónoma e independiente, rinde muy buenos resultados. Ahí tiene a la Auditoría Superior de la Federación, que no deja de sacarle porquerías a los sexenios de Humberto y Rubén Moreira (me acordé de repente y de la nada que en la pasada entrega explicamos también la genética mutante de las súper ratas).
Pero lo que quiere el bebé alcalde es lo mismo que buscan los Gobiernos autócratas cuando quieren verse modernos, aparentar limpieza y simular transparencia. Exacto, una auditoría a modo en la que él mismo escoja a los individuos (o individuas, gritaron las feministas) que le habrán de revisar (es un decir) las cuentas, sólo para terminar aprobándoselas todas incondicionalmente.
Los regidores del partido que mató la democracia en México antes de que naciera (el PRI) presentaron un mecanismo para formar un Consejo Auditor “Ciudadano” con las siguientes características:
Primero, el Alcalde se reserva el derecho de elegir, de aprobar (de palomear) a los miembros de dicho consejo. ¿Cuál sería entonces la validez de cualquier dictamen que llegase a emitir este “consejo auditor ciudadano”?
También, y por si no le parecía ya bastante risible, el consejero que presida dicho organismo habrá de ser un empleado de la administración municipal. ¿Cómo? ¿Juez y parte? ¡Me doy!
Tampoco se nos presentó jamás a los ciudadanos una convocatoria con los requisitos o plazos para integrar este consejo (¿o a usted sí le llegó la convocatoria para formar parte de este consejo? ¡A mí tampoco!); sin embargo, el cabildo ya tiene un listado de consejeros preaprobados, propuestos por las cámaras de comercio.
¡Ah, claro! Porque los comerciantes son toda la representatividad de una sociedad. ¡Y súper imparciales además! Jamás han tenido ningún interés en ser proveedores del Ayuntamiento.
Si Manolito quería practicarle el onanismo al difunto, no se hubiera tomado tantas molestias. Pero él quiso hacer las cosas bien, la pantomima completa y sus correligionarios de partido le ayudaron votando y aprobando ipso chingam, que quiere decir rapidísimo, este embuste.
Manolo ni siquiera toleró la interlocución de la pobre oposición que le objetó lo grotesco de su farsa. Respaldado por sus correligionarios, se apoderó del micrófono y con éste del control de la sesión.
No puedo pasar por alto el detalle de que cuando Manolo pidió el voto del cabildo, puso a su escasa oposición en un entredicho retórico: “Los que estén en favor de los ciudadanos con la creación de este consejo, alcen la mano… Ahora levanten la mano los que se oponen y están en contra de los saltillenses”.
No es chiste. Vi la grabación y si las sesiones fuesen de verdad públicas, cualquiera podría verlo. Palabras más, palabras menos, Manolo se arrogó la razón de manera imposible de interpelar: “Si me das la razón, estás con el pueblo; si no, estás en contra de éste”. Jiménez Salinas ya dio trazas del autoritarismo que caracteriza al mítico don Ver**s. Aunque me temo, que son los mismo delirios de grandeza que llenaron de deyecciones la cabeza de Nerón y otros igual de tristemente célebres.
Total que ya así planteado, nada impidió que Manolete y el priismo se coloquaran en posición alevosa, a espaldas de la indefensión de los saltillenses, con intenciones dudosamente decorosas. Ya los veo desabrochándose el pantalón, sacándose y blandiendo su “Consejo Auditor Ciudadano”. ¡Degenerados!
Mucho lamento que esta mamarrachada fue aprobada e incluso aplaudida por otros regidores, como el de Morena, así como por el independiente, Poncho “Dañao” (para que vean que para chingar al pueblo no se necesita partido). Shame on you… both of you!
Usualmente, un maleante comete su fechoría y después se toma el tiempo de borrar sus huellas, eliminar la evidencia incriminatoria y fabricar una coartada que lo exonere.
Sin embargo, aquí vemos el caso contrario: el de un pillo previsor que está preparando primero el terreno para que el día de mañana sus cuentas, operaciones, transacciones, movimientos financieros, entradas y salidas sean avaladas sin objeción cual ninguna. Uno no se toma tantas molestias en crear una auditoría ficticia a menos que esté planeando cometer una fechoría.
Le recuerdo que la presente es una administración corta (de sólo un año) y más breve se les va a hacer el año a Manolín y Cía. estando tan cerca del presupuesto.
Toda la saliva que se gasten legitimando a su auditoría dizque ciudadana, sale sobrando. Echarla a andar sólo le traerá más descrédito y desprestigio a esta administración de infundios, empresas auditoras pirata, “carioca-bots” y todas las chuladas que el niñato Jiménez sea capaz de endilgarnos en esta breve pero nocivamente sustanciosa gestión suya.
Se los dije en su momento con el profe bailarín y se los repito con el alcalde en pañales: alguien deténgalo… mientras todavía es tiempo.
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