Entrega-Recepción: A otra cosa mariposa

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Entrega-Recepción: A otra cosa mariposa

Empezó el proceso de entrega–recepción de la administración pública estatal. Sin demasiado preámbulo, ni alharaca, los gobernadores constitucional y electo de Coahuila reunieron a sus respectivos equipos, y arrancaron las actividades que mandata la ley para hacer efectivo el cambio de estafeta del ejecutivo estatal. Fue el pasado lunes cuando Rubén Moreira Valdez y Miguel Ángel Riquelme Solís intercambiaron puntos de vista en una reunión privada, para después dar la patada de kick off a los representantes de los gobiernos saliente y entrante, quienes distribuyeron sus labores en siete grupos de trabajo; uno de ellos destinado a dar seguimiento a las acciones para conservar la seguridad y evitar que la delincuencia regrese a Coahuila, como ya sucedió en otras latitudes (del infierno en el que se ha convertido Tamaulipas, y la intromisión del Gobernador Cabeza de Vaca en la elección local me ocuparé después).  Más tarde, el mandatario y quién habrá de sucederlo, ofrecieron un mensaje a las y los coahuilenses, a través de los medios de comunicación que se dieron cita en el Palacio Rosa. 

Al parecer, la iniciativa de arrancar la transición gubernamental caló hondo entre las huestes azules. Ni tardos ni perezosos, los panistas saltaron a escena para repetir su aburrida perorata.  Fue el otro aspirante a repartidor de chile, Guillermo Anaya, quien abrió fuego con insípidas declaraciones que nada nuevo abonaron a su ya desgastado discurso. Le siguió el todavía dirigente albiazul comarcano, Bernardo González, y más tarde se les unió su patiño favorito, “El Viejo del Sombrerón”, Santana Armando Guadiana Tijerina, quien todavía no termina de decidir si es azul o “moreno”. La inmediata reacción protagonizada por los referidos personajes tiene una razón lógica. Los miembros del llamado Frente por un Coahuila Digno ven como, poco a poco, se va alejando de estas tierras el fantasma de la nulidad electoral que ellos mismos invocaron a través recursos legales infundados y falsos argumentos (recordemos que la llamada impugnación más documentada de la historia, terminó siendo el ridículo más grande de todos los tiempos). 

La margarita empieza a deshojarse. Javier Guerrero busca afanosamente desmarcarse del desvencijado frente para tener vida propia, al margen del partido político que durante muchos años lo cobijó, así como de sus ahora aliados de facto; de José Ángel Pérez, “El Chapulín Partidista”, nada se sabe; por su parte, Lucho Salinas retomó sus negocios, y no regresó ni por la feria. Incluso, los panistas químicamente puros, los verdaderos herederos del ideario de Gómez Morín, no ven con buenos ojos el incesante pataleo de Memo y sus achichincles y, desde adentro, cuestionan las prácticas que el excandidato ha puesto en marcha para seguir engañando al respetable. 

Aquí en confianza, el hecho de que se haya dado inicio al proceso de transición de la administración pública en la entidad, es un buen augurio de que las aguas vuelven a su cauce. Indudablemente, habría sido irresponsable esperar las resoluciones que habrán de emitir los órganos jurisdiccionales, para poner manos a la obra. Las acciones dirigidas a consolidar la grandeza de un estado como el nuestro, no pueden verse interrumpidas, ni mucho menos ser improvisadas. Miguel Riquelme recibió la constancia que lo acredita como Gobernador Electo de Coahuila; ponerse a trabajar ostentando tal encargo no solo representa para él un derecho; sino que constituye desde ahora, su principal deber.  

Lo que llama poderosamente la atención, es que el sábado anterior, mientras en la capital coahuilteca se hacían los preparativos para la entrega–recepción del Gobierno Estatal; lejos de aquí, en Gómez Palacio, Guillermo Anaya Llamas se disponía a disfrutar del espectáculo del cantante Pepe Aguilar. En la primera fila del palenque de esa ciudad duranguense, el excandidato panista compartía el suave licor y dulce tormento, nada más y nada menos que con Miguel Ángel Jardón Silveyra, presunto operador del cártel de Ismael “El Mayo” Zambada, a quien en el año 2009 se le siguió proceso penal por delincuencia organizada y delitos contra la salud. Como si fuera poco, el acompañante a la parranda de esa noche, estuvo recluido en el Centro Regional de Readaptación Social de Chilpancingo, en el estado de Guerrero. Ante estos  hechos, cuyas imágenes circularon en medios y redes sociales, en nuestra patria chica, como dijeran los Huracanes del Norte: “La gente anda preguntando en qué trabaja el muchacho…”