Dentro de un mes, es decir el 31 de agosto, se cumplirán 20 años de la muerte de Diana Frances Spencer mejor conocida como Diana, princesa de Gales. Más adelante haremos un recuento de su vida y su ascenso hasta convertirse en una referencia cultural universal. Sin embargo, me gustaría explorar en estos momentos uno de los legados más palpables que ella dejó al fallecer. Me refiero a la relación de las celebridades con los medios de comunicación y el modo en que, a partir de Diana, la opinión pública ha terminado por ver a los reporteros y camarógrafos como cínicos, mercenarios y despovistos de toda ética.

Debido a que Lady Di murió luego de sufrir un accidente de tránsito en París, mientras su automóvil iba escapando a toda velocidad de la horda de reporteros gráficos que la perseguían, en jauría y montrados en sus motocicletas, gran parte de la opinión pública se muestra convencida que son justamente estos reporteros los responsables directos de la muerte de una princesa a quien el pueblo ya consideraba una reina de corazones. Queda más que claro que el trágico suceso fue el resultado de diferentes circunstancias combinadas. Pero las personas necesitan un chivo expiatorio.

¿Por qué recordar la muerte de Diana de Gales en lugar de esperarnos a hablar de sus glorias al momento del 20 anivesario de su fallecimiento? Porque justamente en estos días la súper estrella hollywoodense George Clooney y su mujer Amal viven algo parecido al demandar a Voici, la revista francesa que publicó en portada unas imágenes de la pareja caminando por los jardines de su casa ubicada en el Lago Como en Italia, mientras sostenían en los brazos a sus gemelos recién nacidos. George y Amal no habían hecho la presentación oficial de sus hijos a los medios porque, dicen ellos, son muy celosos de la privacidad de los pequeños.

“Que no se equivoquen los fotógrafos, vamos a adoptar medidas legales, porque la seguridad de nuestros hijos así lo exige” dijo George Clooney en un comunicado que publicó hace unos días. Mientras tanto, los directivos de la revista minimizaron la situación y respondieron diciendo que “"George y Amal Clooney han sido personajes muy públicos…su boda en Venecia…fue un evento muy mediático…El nacimiento de sus mellizos, Ella y Alexander, también ha sido muy comentado por ellos mismos…Las imágenes publicadas por Voici este viernes son una respuesta a un clamor público…(y) no ponen en peligro al Sr. Clooney, a su esposa o a sus hijos".

Quizá sea cierto que las imágenes no ponen en peligro directamente la vida de los pequeños bebés. Pero también es verdad que tanto George como Amal, tienen todo el derecho del mundo a decidir si sus hijos permanecen como personas completamente anónimas hasta que cumplan los 18 años de edad. El hecho de que George Clooney sea una celebridad cuyo rostro es reconocible prácticamente en cualquier rincón del planeta, no significa que todos los demás seamos dueños de su vida, su intimidad y todo su entorno. El actor no nos pertenece y mucho menos sus hijos. Sólo somos dueños de la imagen de su rostro porque nadie puede sacarla de nuestros recuerdos.

El principal motivo que lleva a George Clooney a demandar a la revista es que las imágenes de sus hijos fueron captadas, por medio de estrategias e invasiones, en propiedad privada. Es decir, no estaban con sus bebés en medio de un centro comercial o en una playa pública. Lo entiendo y tiene razón. Pero también, como periodista de espectáculos, me queda clara la otra parte. Los reporteros, fotógrafos, camarógrafos, editores y personal en general de los medios, tienen que llevar la mejor noticia, imagen o declaración a ese público que, ávido de novedades, consume y paga por todo esto.

Me parece que al final de cuentas, es cuestión de dinero, y por ambas partes. Queda claro que la revista se va a embolsar una gran cantidad gracias a la publicación de las primeras imágenes que el público conoce de los niños. Entonces George Clooney debe estan pensando iracundo “¡¿Y mi parte de ese dinero?! ¡Los niños son míos!” Y también tiene razón. Seguramente ya tiene apalabrados (contrato millonario de por medio) a aquellos medios que publicarán las primeras fotografías oficiales de la familia completa, bien iluminados, retocados y hermosos allá por el mes de septiembre.