Es lo que hay...

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Es lo que hay...

Hace algunos años (nomás 30) me tocó ver en vivo y a todo color dos de los más temibles bombarderos que han llegado al futbol mexicano.

Ambos jugaban para el mismo equipo, los Rayados. Sus nombres: Reynaldo Güeldini y Ricardo Ferretti. Uno era brasileño y el otro también. 

Los dos eran bigotones; uno güero, el otro no tanto; uno tenía un carácter de vieja mal atendida, y el otro también, pero a los dos los armaron en la misma fábrica de misiles. A ambos les adaptaron un lanzagranadas, en lugar de pierna derecha. 

En este tiempo, no abundaban, pero aparte de ellos habían unos cuantos escopeteros de miedo como Jorge "Mortero" Aravena, Osvaldo Castro "Pata Bendita", José Luis "Dinamita" Aldrete y Cabinho.  

El cabo Cabinho no cobraba tiros libres, en Pumas los hacía Spencer Coelho o Manuel Manzo, pero Cabinho con balón en movimiento tenía un disparo violento que cuando él  jalaba del gatillo, los defensas hacían como que iban a recoger una moneda que se les cayó, para evitar el maderazo. Un poco después de ellos llegó uno más, el nayarita Marcelino Bernal.. y ya después.... ¿quién?

Cobradores de tiros libres estaban Carlos Reinoso, Tomás Boy, Rubén Omar Romano, Víctor Ruiz, Benjamín Galindo, Pavel Pardo, Jimmy Lozano, Cuauhtémoc y luego de ellos... ¿quién?... ¡Nadie! No me digan que Marco Fabián. Ese hace un gol de tiro libre cada año... bisiesto.

Aparte del zulianito Juan Fernando Arango, en este momento no hay quien sea un maestro para ejecutar este tipo de cobros. Habrá dos o tres que por ahí, se equivoquen y la metan, pero no son unas fieras para estos menesteres.

Y eso tiene que ver, no con la falta de talento... tiene que ver con la falta de trabajo.

A los entrenadores les da la web tener que trabajar minutos extras con chavos que tienen condiciones. No quieren batallar enseñándoles a centrar, a golpear el balón, a devolver pases correctamente, a hacer cambios de juego de 35 metros, hacer tiro libres, bajarla con el pecho, tirar penales... ¿para qué?... 

Por eso se volvió épico aquel video del "Tuca" Ferretti encabritado, gritándoles como a niños a sus jugadores que no entendían el ejercicio de infantiles: Poner un servicio al compañero para que aquel rematara, de primera, al arco.

Si esos tipos que son profesionales, que ganan millones de pesos no saben hacer algo tan básico de su trabajo, por eso está la liga de México como está. De nivel bajito. Vaya, si fueran clases sociales, la doña MX sería el lumpen... la pepenadora de la basura que duerme afuera de la iglesia en un costal. 

Cómo estará el negocio, que un centro delantero cuyas iniciales son Omar Bravo, (uno que si se para al lado de Imbrahimovic, le llega al ombligo), de 35 años, --pero bravo como la tiznada y su apellido-- es el máximo artillero de la competencia... y está tasado en Transfermarket en 1 millón de euros, si lo quieres contratar pa' l equipo de la cuadra. Pero ya si lo quieres para un equipo europeo... cuesta igual. 

El futbol mexicano se está convirtiendo en la Lucha Triple AAA... donde todo mundo sabe que es una farsa, pero igual consume el circo. 

Sabe que no sirve, pero, pos... ¡es lo que hay!