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‘Escondrijos de Luna’
Arcelia Ayup Silveti dio a las prensas un libro de cuentos de sugerente título: “Escondrijos de Luna”, una publicación que invita al lector a resolver el misterio del mundo femenino a través de los ojos de una escritora preocupada por la situación de la mujer, su condición, sus necesidades, sus preocupaciones, alegrías y emociones.
A quien esto escribe tocó la fortuna de compartir con ella y con el músico Eliézer Jáuregui la presentación realizada en Saltillo en días pasados, en un evento organizado por la Universidad Autónoma de Coahuila, editora de este entrañable volumen.
La autora compartió con el público las motivaciones que la llevaron a escribirlo, y el maestro Eliézer Jáuregui presentó desde un ángulo interesante y novedoso su propia lectura. Fue comparando las historias con acordes de piezas musicales, logrando transportar a todo el público a la esencia de la obra, a sus grados de tensión y desarrollo.
La realidad que nos circunda palpita diferente para quien escribe un libro. Elabora entramados que resultan en historias apasionantes, tristes, desoladoras, delirantes, nacidas en su imaginación y que llegan a nosotros con la viveza de sus expresiones y la inteligencia de sus creaciones.
Escribir literatura es dotar a seres imaginarios de características únicas en escenarios únicos. Modelar, como con sólo materiales nobles puede hacerse, la fuerza del carácter en un gesto, la delicadeza de la expresión en una mirada, el cansancio del final de la tarde en la soledad de una habitación, la complicidad con el compañero en un intercambio de sonrisas, la cadencia en el caminar.
En la obra es posible distinguir algunos de los rasgos de la personalidad fresca y alegre de Arcelia, y también el íntimo recogimiento o la indignación que como ser humano, como mujer, experimenta ante los hechos, las más de las veces silenciados, de los que son protagonistas sus personajes.
Es el caso de Luna, una mujer vulnerada física y emocionalmente por el padrastro, que no encuentra refugio en su madre, pero sí en dos personajes. Luna nos habla desde los necesarios silencios a que se vio obligada a soportar; refiere sus tristezas y sus miedos; sus triunfos y la delicadeza de sus emociones.
Arcelia guarda “en la memoria un movimiento de la boca hacia un lado, un parpadeo lento, los aromas anidados más allá de los sueños vividos o una femenina manera de sentarse”.
Pero también están los relámpagos que sacuden la vida cotidiana, como es el caso del relato “Genaro”. Descripción de una vida que de pronto se ve sacudida por uno de esos relámpagos que llegan con la amenaza de arrasar cuanto está a su paso.
Presenciamos la transformación en la situación vital del protagonista: la autora nos lo muestra en un espléndido retrato que hace de su tierra natal, Torreón. Es posible sentir, y afectarse con él, el calor de esa tierra. El sol brillante, el olor de la industria platera y su combinación con el mundo semirrural. La naturalidad de Genaro, el espléndido dibujo de las calles de Torreón, su ambiente y la sabrosura de los diálogos de quienes allí habitan.
Imagino el pulso firme, decidido, de la autora para señalar con puntualidad temas de justicia, igualdad y solidaridad que debieran importarnos a todos.
Los recuerdos integran asimismo la materia prima de la que se nutre “Escondrijos de Luna”. La memoria, una constante. En un cajón oculto en las complejidades de la mente, en el fondo de ese cajón, subyace un recuerdo. Brota en el momento más inesperado y de este surgimiento aparecen a
borbotones otros más que pensábamos ya enterrados.
Así, hay aquí una mujer que se reencuentra de niña en “Mitos y Leyendas”; un hombre enfermo que rememora su niñez y juventud, al lado de un padre categórico; los tristes recuerdos de un hijo muerto, en “Las Hojas de Otoño”; la añoranza de una mujer, antaño dueña de sus sueños y su felicidad, en “Mal de Alcoba”.
La mujer. Eje alrededor del cual giran historias cargadas de amor, fantasía, dolor, tristeza, desesperación. También las vejaciones a que es sometida en una sociedad donde vemos el retrato de la nuestra. Muy bien descritas aquí, como si de un testimonio se tratara: mujeres inválidas, mujeres que han sido vulneradas, mujeres satisfechas de sí mismas, mujeres que serán atrapadas y para las cuales no hay salida posible.
Elección afortunada de título: “Escondrijos de Luna”. En él se encuentra inscrita la preocupación vital de la escritora. Como Luna, las mujeres llevamos los escondrijos que nos integran, nos hacen ser quien somos. Esos laberintos que nos describen; los pasadizos; las iluminadas sendas; los recovecos.
Esta complejidad es retratada por la pluma precisa y aguda; sencilla y auténtica de Arcelia Ayup.
Fascinante libro. Fascinantes historias.