Esta horrenda crisis de fin de año

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Esta horrenda crisis de fin de año

El desabasto es tan real como preocupante.

¡Vaya manera de terminar un año aciago, con esta gravísima crisis!

Como tantos, ya hice patente mi indignación en redes sociales. Pero me temo que es tiempo de dejar la acogedora comodidad del ciberactivismo para salir a manifestarse de viva voz, tomar las calles y hacer algo.

Hasta el momento las explicaciones que nos dan son confusas y en absoluto tranquilizadoras.

Nadie me refirió esta situación. La experimenté en carne propia cuando intenté surtir este otro líquido vital y sólo me encontré con una larguísima fila de gente tan desesperada y desorientada como yo.

“¿No han surtido?”, pregunté al dependiente.

“Sí, pero muy poca”, me respondió. “Y luego enseguida vino un señor y la compró toda”.

Qué vergüenza que siendo México un País que se presume uno de los principales productores del mundo tenga que ver pasar a su pueblo por estas penurias y estrecheces.

¿Y para cuándo el cacerolazo, señor Gobernador?

Porque yo recuerdo que usted por menos que esto convocaba, o mejor dicho, activaba la máquina de acarreo para armar tremendo jaleo en pública y estridente protesta.

¿Qué ahora ya no? ¿No es pertinente ya? ¿Se debe acaso a que el actual Presidente y usted comparten tricolor denominación de origen? ¡Ah vaya! Entonces nunca se trató de luchar por el bien común, fue sólo una payasada desde el más mezquino interés partidista de siempre.

Aborrezco francamente esas voces regañonas que reprochan desde un improvisado púlpito moral y confunden a un México que se solaza con un México de indolencia histórica. Es decir, recriminan todo lo relativo y concerniente a ese chiste fuera de control llamado los XV Años de Rubí, pasándose por alto un larguísimo devenir en el que germinaron un montón de ingredientes de opresión y desigualdad.

Claro que mucho podríamos hacer  por empoderarnos y replantear nuestra relación con la autoridad, pero ello demandaría varias generaciones de mexicanos educados en la emancipación, cosa que nos debemos desde la Conquista.

Así que podríamos abstenernos de participar de ese carnaval público o de otros como la final de futbol, pero dudo que en automático ello nos hiciera madurar cívicamente.

No obstante ahora todo lo malo que pueda ocurrirnos es resultado y consecuencia del fenómeno acaecido en el ejido La Joya:

—¡El dólar casi alcanza los 21 pesos!

—¡Ah, pero ayer qué divertidos estaban todos con los XV de Rubí!

Otro:

—Mamá, reprobé el semestre…

—¡Claro, si nunca estudias! ¡Ah, pero no fuera para armar mitote por los XV de Rubí!

Uno más:

—Querido, vengo de con el doctor y al parecer el tumor es maligno.

—¡Ah, pero el lunes en los XV de Rubí no te dolía nada, verdad!

La verdad es que relájense un muchito, o un muchote si es necesario. Que la quinceañera anunciada en las profecías quizás se emparente con nuestros muchos males idiosincráticos, pero no como causa sino como otro más de sus muchos síntomas.

Ya sea por un pueblo indolente o un Gobierno incompetente, el caso es que yo sigo sin poder surtir y México está a punto de paralizarse por la escasez de este preciado recurso.

Si usted ha tenido mejor suerte que yo, le suplico, encarecidamente que me oriente, que me indique. Ya me canso de buscar. Por favor dígame: ¿Dónde carajos hay cerveza Noche Buena?

¡Le deseo un feliz 2017 o por lo menos que salga vivo del 2016!

petatiux@hotmail.com 
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