Exceso de noticias

Usted está aquí

Exceso de noticias

Es difícil escoger un tema dentro de la abundancia de cuestiones importantes que suceden casi cada día, en ocasiones tres o cuatro: el Partido Revolucionario es derrotado, renuncia su dirigente, los empresarios hacen que una Ley del poder Legislativo aprobada se cambiara, tres gobernadores promueven cambios en sus leyes para protegerse, se redescubre la tortura de uno de los estudiantes de Ayotzinapa, se impone desde los Pinos al dirigente del PRI, el Presidente echa abajo las corruptelas de los gobernadores de Quintana Roo, Veracruz y Chihuahua, Humberto Moreira acusa a un académico del Colegio de México de difamar su honra por las opiniones vertidas acerca de la masacre de Allende, aparece la posibilidad de revisar la Reforma educativa por las presiones de la CNTE, etcétera.

¿Cómo escoger entre tantas noticias? La saturación es producto de la falta de oficio del Ejecutivo federal y su equipo. Aurelio Nuño ha perdido el tiempo miserablemente amenazando a la CNTE en vez de implementar la Reforma educativa. Ha sido tan torpe que lo echaron de la mesa de debates donde de veras se disputa el futuro. Echan atrás en el asunto de los muertos de Nochixtlán e intentan algo nuevo que todavía no se sabe en qué consistirá. Y así por el estilo.

Lo que nos conmueve a los coahuilenses es el asunto de Allende, que quizá no está separado del de Piedras Negras. Diga lo que diga Humberto Moreira ambos fenómenos de violencia tuvieron su inicio en su periodo de gobierno y él no hizo nada. Si suponemos que él no tiene culpa en los hechos (es obligado presumir su inocencia) la tendría en que no pareció darse cuenta de nada. 

No hubo (por lo de Allende, que es lo que se supo en el momento; lo de Piedras ha salido tardíamente en pequeñas dosis) ninguna acusación. ¿Se da cuenta de esto? Murieron 300 y nadie, ni del Gobierno federal ni del estatal ni del municipal, ¡vaya, hombre!, ni siquiera de las familias ofendidas hubo una denuncia (estaban aterrorizados).

No es posible olvidar que Felipe Calderón, de quien podemos criticar su estrategia de guerra como un gravísimo error, cuando se dio cuenta de que en Coahuila estaban sucediendo cosas terribles, peores que en el resto del País, envió a los marinos a cuidar toda la franja fronteriza (Piedras, Acuña, Guerrero, Hidalgo y los Cinco Manantiales). Nuestro inefable gobernador Humberto se burló de la medida y declaró a los periódicos, no lo puedo olvidar: “¿La Marina en Coahuila?, aquí no tenemos mar, ni puertos, ni barcos…”

Tardó en llegar el golpe pero llegó. Su hermano Rubén reconoció la masacre de Allende y las matanzas de la cárcel de Piedras Negras. (Esto es lo que me anima a hablar, porque Humberto es capaz de todo o, al menos, de algo). Dentro de los mandatos de Humberto y de Jorge Torres sucedieron cosas inolvidables para un historiador (recojo el reto del excelente editorialista Luis Carlos Plata).

Estos hechos tendrán que ser estudiados ahora, pero también más tarde, cuando se puedan tener la distancia y todos los elementos. “No hay texto sin contexto” decimos en Historia. Ese chiste de Humberto, por ejemplo, puede significar mucho… o nada, simplemente él se burlaba de todo lo que venía del Presidente. ¿Y si significara algo más?

En 1605, cuando Saltillo era un villorrio de 35 familias, Cervantes publicaba “Don Quijote”. En sus páginas encontramos el planteamiento diferencial entre lo que significa hablar de lo que está pasando o hablar de lo que pasó mucho tiempo atrás. Dice algo así como: una cosa es lo que sucedió y otra la que quisiéramos que hubiera sucedido. Una es la que desean los poetas y otra la que prueban los historiadores. (Cito de memoria). En mi caso tengo el honor de participar en ambos lados, en el periodismo como responsabilidad y en la memoria del pasado como profesional.

Regreso al primer párrafo y pido al lector lo mismo. Podríamos hablar de una lluvia de sucesos que se transforman en noticias aunque en estos momentos ya no es lluvia sino vendaval. No me alegra lo que le pasa al Presidente ni siquiera al odiado PRI porque tantas noticias hablan de una enorme pérdida de valores, de un cinismo rampante y de una fase histórica de enorme extravío en México. Para mí, en lo personal, y pido perdón por decirlo, son tiempos de una gran tristeza y decepción.