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Fernando de Szyszlo (1925-2017)
Llegué a la obra artística de Egon Schiele y Fernando de Szyszlo por la palabra. El regreso de Mario Vargas Llosa a la novela luego de su fracaso hace algunos lustros al intentar en política llegar a la Presidencia de su natal Perú; el fracaso obligó al portentoso narrador el volver a sus orígenes, el regreso a la novela. Vargas Llosa se puso a contar una historia erótica y pornográfica en el mejor sentido, los resultados fueron “El elogio de la madrastra” y, posteriormente, “Los cuadernos de don Rigoberto”.
Deliciosas y bellas, el par de novelas revelaron a un artista en plena madurez: en terrenos harto pantanosos, Vargas Llosa navegó con buen tiempo aquella vez y, como siempre, llevó a feliz puerto la narrativa erótica, un capítulo pendiente en su ya larga obra crítica y narrativa. Y usted lo sabe, la cereza en su pastel fue el Nobel de Literatura. En dichas novelas se hablaba recurrentemente de varios pintores y obras, entre estas, las de Egon Schiele y Fernando de Szyszlo. Para desgracia de Latinoamérica y el mundo todo, Fernando, el esteta peruano, como Vargas Llosa, acaba de morir el pasado lunes 9 de octubre junto con su esposa.
Egon Schiele nació en 1890 en una estación de tren y fue ese mundo cargado de humo el que marcaría su infancia. En 1905 muere el padre de Schiele, la locura fue el signo característico en la enfermedad que llevó al padre a la tumba. El padrino de éste, Leopold Czihazek, se convierte en su tutor y aviva el deseo de Schiele por convertirse en artista, el tío persiste en la meta hasta que admiten al joven dibujante y pintor en la Academia de Artes. Entre el escándalo y la incomprensión, entre la provocación y el genio, la vida de Schiele como la de cualquier auténtico artista, está plagada de arrebatos, locuras, escándalos en prisión e incluso de fama y éxito público en la última etapa de su vida.
Obra perturbadora que reta acusadora aún en nuestro tiempo. Schiele ingresó en prisión durante un breve periodo en el año 1912 –es arrestado el 13 de abril y excarcelado el 8 de mayo– y comparece ante un tribunal porque se le acusa de cometer abusos deshonestos y rapto de menores, menores que serían retratadas en sus geniales cuadros. Los días que pasa entre rejas son una experiencia impactante y se demuestra que el asunto no resulta inofensivo. En caso de condena, Schiele puede ser sentenciado a muchos años de prisión. El asunto de Neulengbach ha sido profusamente descrito en los estudios sobre el artista que tras su muerte adquirió una importancia desproporcionada. En prisión, Schiele pintó 13 dibujos con acuarelas, en las que se percibe la tensión y el temor que sentía.
ESQUINA-BAJAN
La obra de Schiele conduce de la angustia a la locura, del desgarramiento al cuestionamiento, del erotismo al amor fraternal y familiar. La representación del cuerpo desnudo –femenino y masculino– ocupa una posición central dentro del conjunto de la obra del artista. Obra creada en el sufrimiento, en el abandono, en la neurosis, en el cuestionamiento perpetuo de la extraña felicidad humana. Schiele murió en 1918. Su obra es hoy admirada con devoción y dolor, aversión y adhesión: los ingredientes básicos de la auténtica obra de arte.
Fernando de Szyszlo, por su parte, fue uno de los pintores más importantes de latinoamericana en el Siglo 20. En un primer matrimonio estuvo casado con la inconmensurable poetisa Blanca Varela. Luego se casaría (1988) con Lila Yàbar, con quien, de la mano, encontraría la muerte. Se fueron juntos. Fernando de Szyszlo fue un intelectual completo: pintaba diariamente desde los 19 años hasta el día de su muerte, también escribía encendidos artículos y críticas en contra de los políticos que depredaron Perú. No era un intelectual dedicado a su “obra”. Su obra estaba dedicada a la libertad y al compromiso que se debe de tener con los valores como la libertad, la democracia, la crítica social, la honestidad y, sí, estar del lado de quienes menos tienen. Cosa ausente en Coahuila en su clase “intelectual”.
El primer artista abstracto del Perú tomó como su casa al mundo y escogió para vivir y morir en el último tercio de su vida, su país natal. Vivió en París, México, Washington; en varias ciudades de Europa. Trabó amistad con verdaderos santones hoy desaparecidos y unidos a la eternidad, como él, José María Arguedas, Emilio Adolfo Westphalen. Conoció a León Felipe, Pedro Salinas, Rafael Alberti. Compartiría tertulia con Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Wilfredo Lam, Roberto Matta, Andrè Breton, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir… es decir, con todo el mundo brillante y de genio de estos lustros. Y claro, con Mario Vargas Llosa firmó una amistad de roca y acero la cual hoy se ha roto momentáneamente al morir el pintor.
LETRAS MINÚSCULAS
Releer los textos de Vargas Llosa, donde enamora con su prosa y describe la obra plástica de Fernando de Szyszlo, es un buen homenaje.