INEpto, INEficiente, INEficaz, e INEquitativo y con una conducta INExcusable por INErte. Muy graves adjetivos aplicables a la máxima autoridad electoral de México. El Instituto Nacional Electoral, motivo de orgullo en su otra vida bajo las siglas del IFE del 2000, ahora convertido en un hazmerreír.

Trágico, más que cómico. En su primera prueba rumbo al 2018 el INEpto saca un cero gordo y redondo. Apuesto a que los consejeros magistrados –que ganan sueldos millonarios– ni cuenta se han dado del otro gran desorden que ya se armó. (Lo planteo al final)

Para empezar, la aplicación para recolectar firmas resultó defectuosa a morir. En algunos teléfonos trabaja mal y en otros nada. Lo que debió ser fácil, se hizo difícil. Lo que debió ser rápido se hizo lento. Lo que debió ser sencillo se hizo complicado. 

El Consejero Baños declaró en la radio que el INExacto pretendía ahorrarse el costo de capturar nombres firmas y números de credenciales fotocopiadas. El caso es que tuvieron tiempo sobrado para diseñar y probar la aplicación.

Sólo que el proveedor de la “app infernal” resultó peor de desobligado que el INEficiente. No se trataba de votar en “Bailando con las Estrellas”, sino de una elección presidencial. La “app” contratada y pagada resultó “vapor-ware”.

La maña, ahora exhibida para vergüenza de todo México, viene de más atrás. Los partidos detestan a los independientes. La LEGIPE exige casi 900 mil firmas para registrar a un candidato, cuatro veces más que las necesarias para crear un partido político. El INEquitativo, en vez de facilitar las firmas, dificultó su recolección. 

Extendió la INExplicable trampa con la burocratización del proceso al exigir el registro de auxiliares. No sólo dieron al traste con los beneficios inherentes de la tecnología disponible, sino también conculcaron nuestros derechos ciudadanos para apoyar libremente –sin intermediarios– a un aspirante.

Ahora el INEnarrable desorden sigue con la ampliación del plazo de otra semana, cuando ya transcurrió un mes e hicieron perder muchísimo tiempo a los aspirantes y a no sé cuántos ciudadanos más.

De que a los consejeros les vale, ni duda cabe. “El Bronco” y Ferriz ilustran la INEquidad y la INEficacia del instituto. Ferriz pidió cita con Córdova y se la negaron. A “El Bronco” se la dieron de inmediato. Pero mencioné arriba otro problema más grave aún. El INE queda con dos estrategias confrontadas: la correcta y la podrida.

Pedro Ferriz está luchando por la correcta: que la app se libere a todos los ciudadanos. “El Bronco”, en cambio, recurre a la podrida: un hueco en las reglas. Registra a un auxiliar y esta persona a su vez da de alta 60 “smartphones”. Como esta maniobra no está prevista, “El Bronco” encontró como burlar al INEquitativo. Puede contratar por debajo del agua cientos de “auxiliares” evadiendo simultáneamente su registro, su costo y los topes de gastos. 

Ante la jugarreta del “Bronco” observamos al INErte en la luna. ¿Creerán los Consejeros que un teléfono “android” (significa robot con cara humana) sea capaz de conversar, convencer y recolectar firmas por sí mismo? O peor aún, ¿acaso ellos le soplaron al “Bronco” la chicana que lo puso en primer lugar?

Ahora INExperto es el entrampado. El INEfable tendrá que pedirle al Senado que haga reaparecer al Fiscal de la Fepade que despidió Peña. El INEquitativo está obligado a denunciar la presunta existencia por los menos sesenta humanoides que ilegalmente recaban firmas para “El Bronco”. Si no actúa de inmediato, la elección presidencial quedará cuestionada de origen. 

Ferriz va a ser crucificado por la bilis de la impotencia de todo ciudadano con un reclamo legítimo. “El Bronco”, en cambio, podría ser premiado por encontrar la vía de la transa. Ese es el dilema: “Bronco” vs. Ferriz, que el INEscrutable instituto electoral nacional de México ha generado.  

javierlivas@prodigy.net.mx