Fin de año terrible 1/2

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Fin de año terrible 1/2

En este terrible fin de año, no hay luz, sólo oscuridad. Dolor sin fin y oscuridad, sólo tinieblas para los que nos dedicamos a este oficio que no es oficio, sino nuestra vida misma: la escritura, las letras, las palabras, el periodismo. 2017 acaba como inició: con asesinatos de compañeros periodistas y reporteros. Y una y otra vez lo voy a dejar en letra redonda con un solo fin: para que esto no se olvide. Aunque ninguna autoridad preste atención a esta terrible tragedia que sucede en País tan bárbaro como lo es México. Lo voy a decir rápido y de corridito: la organización internacional Reportero sin Fronteras (RSF) ha dicho que los dos peores países para practicar el periodismo son Siria… y México. Aunque en nuestro País, en teoría  y sólo en teoría, no estamos en guerra, a diferencia de la bestialidad de Siria. Ya no hay diferencia alguna. 

Cerramos el año como lo iniciamos, con muertes, asesinatos de compañeros de la prensa. Los protocolos de seguridad no sirven, las autoridades no pueden con este flagelo y claro, usted lo sabe, el crimen organizado o los políticos le temen más a las palabras que a un rifle de repetición instantánea. En Veracruz, como siempre, tierra caliente en todos los sentidos, fue asesinado el 20 de diciembre el reportero Gumaro Pérez mientras asistía a la posada de su hijo en su escuela; así de impune fue el crimen. Entraron a la escuela y al salón donde se celebraba la fiesta navideña en Acayucan, Veracruz y lo mataron. Tenía 35 años y publicaba textos en “La Voz del Sur”, desgraciadamente la voz ya está en silencio, callada. Fueron cuatro disparos dentro del salón de clases de su hijo. Con el reportero asesinado, ya van 12 en este año, 39 periodistas muertos en el sexenio de Enrique Peña Nieto  (Cifras de “Artículo 19”). 

Y no, no estamos en guerra. O tal vez sí, desde aquella declaratoria unilateral decretada por el panista Felipe Calderón Hinojosa, que ahora ya no se sabe si sigue siendo panista, igual que su esposa, Margarita Zavala, quien busca la Presidencia de la República de manera “independiente.” Término ya muerto, manoseado y sin honor ni decencia. La guerra la declaró el entonces Presidente Calderón, los ecos y olas siguen al día de hoy. El País no obstante las fiestas de fin de año, no descansa en materia tan delicada como lo es la violencia. En este País perpetuamente en “elecciones históricas”, nadie cree en las autoridades.

Por eso, pensadores como Rob Riemen, lo ha escrito con lucidez y economía de palabras: “Las instituciones encargadas de protegernos existen sólo por gracia de la confianza que las personas tienen en ellas.” En México, nadie confía en ellas: 90 % de los delitos cometidos, no se denuncian. 

Esquina-bajan

¿Entonces, tendremos que “mandar al diablo” a las instituciones, como lo dijo alguna vez el eterno aspirante a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador? No, absolutamente no. Lo que debemos de exigir es que se cumpla la ley (cosa casi imposible, lo vimos arriba con las cifras que nos desnudan) y todos, todos poner de nuestra parte para que esto llamado México camine y funcione. ¿Qué hacer? Pues algo sencillo y complicado a la vez: el funcionario debe de funcionar, el ejecutivo debe de ejecutar, el policía debe de guardar el orden público y salvaguardar nuestra seguridad, la secretaria debe de guardar secretos, el contador debe de contar y contabilizar correctamente, el escritor y periodista debe de escribir. Así debe de ser la vida. 

¿Aún a costa de la vida? Sí y no, no hay contradicción de por medio. Con las cifras más altas de asesinatos de su historia, más de 78 crímenes al día (diario “El País”), también y en fin de año, en Guadalajara, Jalisco y en pomadoso barrio, de quince tiros asesinaron a un muchacho regordete, apodado el “Pirata de Culiacán”, quien tenía miles, miles de seguidores en sus redes sociales. Sí, esa moderna “democracia” que se ha convertido, como el soccer nacional, en el “opio del pueblo.” Juan Luis Lagunas apodado el “Pirata de Culiacán” ofrecía en sus cuentas lo que los muchachos quieren ver, oír y palpar: sexo, mujeres desnudas, alcohol, armas, dinero fácil y trocas del año. Sí, los elementos básicos de la vida sórdida del narcotráfico y los corridos que hacen una apología de ellos. El muchacho con cara redonda y sobre peso, era un “narcoyoutuber” con miles de seguidores, era un ídolo pues; el 19 de diciembre fue masacrado en un bar de Guadalajara con 15 plomazos. 

¿Para que sirven las redes sociales, los infinitos videos en la red de muchachas y muchachos en plena formación, pero los cuales sólo intercambian fruslerías y memes, noticias falsas y trascendidas de ignorancia? Están sirviendo para eso, fomentar y cebar el analfabetismo. Hoy, debido a ello y a la facilidad con la cual los niños y jóvenes se enganchan en la red y en las redes del narcotráfico, los muchachos están más perdidos que nunca. Fue un escritor y no un politólogo, quien lo alertó hace lustros. Escribió Thomas Mann: “(Los jóvenes) buscan la comodidad en la vida colectiva. La vida colectiva es una esfera relajada hasta el extremo del libertinaje…” 

Letras minúsculas
Lo escribo para que esto no se olvide, sólo para eso. Terrible fin de año. Continuará…