¡Fuera el IEC de la UAdeC!

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¡Fuera el IEC de la UAdeC!

La pasión por la burocracia en México es casi una religión. José María Luis Mora lo supo dilucidar justo al inicio de la nación mexicana, cuando vio el frenesí con el que este país emergente se llenaba de burócratas, fenómeno que Mora bautizó como “empleomanía” (1827), tendencia que ahora es como una religión; la pasión de la burocracia educativa, la burocracia petrolera, la eléctrica, la del Seguro, ISSSTE y Salud, las burocracias partidistas y la más nueva, costosa y nefasta: la burocracia electoral.

Lea usted el ensayo de Luis Mora (“Ensayos, Ideas y Retratos”, UNAM, 1941) y haga de cuenta que este cura liberal nos está hablando de doña Gabriela de León Farías y su quimérica pretensión de aparentar una lejanía con el poder: “La verdadera libertad –nos dice Mora– no consiste en mandar y vivir a expensas del tesoro público, sino estar remoto de la acción del poder y lo menos sometido que sea posible a la autoridad”. ¿A poco no es cierto que en el Instituto Electoral de Coahuila obedecen sin chistar a una autoridad de facto, caciquil, partidista y antidemocrática?

También es cierto que todo el tinglado electoral de este país (INE, Oples, Fepade, Fiscalías, Tribunales y partidos) está conformado por una nueva casta de burócratas privilegiados, con sueldos ofensivos, pagados con el tesoro público que se usa para prostituir: el que mucho paga, mucho manda. Así es como han corrompido al sistema electoral de este país.

Y aunque Mora dio su famoso discurso en 1827, éste sigue vigente y puntual, porque la empleomanía electoral pone a disposición del poder absoluto –enemigo de la democracia– una gran masa de fuerza que oprime y anula la calidad ciudadana, calidad que han perdido Lorenzo Córdova y Gabriela de León, convertidos en burócratas de medio pelo y descomunal emolumento.

Porque cierto es que los consejeros del IEC son perniciosos burócratas que obedecen por temor a perder sus privilegios.

En Parras no “detectaron” que el presidente del Comité Municipal Electoral, Fernando Zúñiga Aguirre, era empleado municipal, miembro del PVEM, burócrata sindicalizado de la CROC y cuya esposa, Alejandra Rodríguez Hipólito, era la secretaria consejera del Comité.

Bueno, tan parciales y cínicos son los burócratas del IEC que han dejado a Rodríguez Hipólito como la nueva presidenta de dicho Consejo, compuesto por “consejeros” todos parientes entre sí, con un abierto favoritismo hacia el partido Verde en el poder y adictos a un cacique de Parras señalado de narcotraficante.

Auténticos gusanos de carcoma son esos parásitos del IEC, porque su voracidad corroe la vertebración ciudadana de las instituciones, socava nuestra endeble democracia y aniquila la vida republicana. Su propósito de instalar un centro de cómputo alterno para el PREP aviva su furor por la empleomanía. Ojalá que los alumnos de la UAdeC no permitan que la Universidad se involucre en las triquiñuelas del IEC, hambriento de credibilidad, sediento de legitimación

En 1827 Luis Mora nos alertó lo siguiente: “Desde que un mal gobierno puede extender su influencia a las elecciones populares y obtener de ellas más adictos y partidarios, las libertades públicas perecieron o están en riesgo de perecer”. Mejor es que la UAdeC no se involucre con el IEC. Que se vayan a la UANE del gris burócrata Higinio: para avalar al cacique de Parras no necesitan más.