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Giotto di Bondone, el pintor que hizo a los santos pisar la tierra
Ni el tiempo ni las nuevas corrientes han podido con Giotto di Bondone, su influencia no ha desaparecido como referente básico de los momentos clave en la evolución del arte, hoy a 680 años de su muerte recordamos su obra.
Si bien las referencias históricas no permiten conocer la fecha de su nacimiento, sus contemporáneos se encargaron de dejar un acervo que permite estimar que fue en enero de 1267 en Vicchio, para después morir un día como hoy pero de 1337 en Florencia.
Reconocido por ser considerado el iniciador del Renacimiento, Giotto llegó a expresarse en diversas disciplinas como la arquitectura, la escultura y la poesía, sin embargo ha sido la pintura en la que no sólo se le recuerda mejor, sino que fundó una escuela que no ha perecido.
Ana Isabel Pérez-Gavilán, es Doctora en Historia del Arte y maestra en la Escuela de Artes Plásticas Rubén Herrera; ella compartió con nosotros algunos aspectos para comprender mejor a este artista
“Creo que fue una figura trascendental como individuo, es decir, era reconocido por los artistas como el padre de la pintura del Renacimiento, y esa fama de su época no era común. Muy pocos gozan de reconocimiento en su momento y de cambiar por completo el estatus de una profesión”, aseguró la maestra.
Esto ya que, como Ana Isabel menciona, antes de él los artistas eran anónimos y eran considerados más bien artesanos, ganándose la admiración de contemporáneos (quienes se asombraban de encontrarse con que Giotto se inspiraba en los clásicos), como Petrarca o Boccaccio, quien aseguró que él fue quien sacó a la pintura medieval de la oscuridad a la luz.
“Giotto dio el primer paso hacia una representación más realista del cuerpo en el espacio, uno de los ideales del arte renacentista inspirado en formas grecorromanas. Además fue empresario y vivió de sus encargos pictóricos, lo que marcó el nuevo estatus del artista individual que iniciaría con el humanismo”, señaló Pérez - Gávilan. Se le identifica además por haber roto con la escuela del Imperio Bizantino, pues “a nivel pictórico logró la transición de la manera gótica a la manera renacentista de pintar”, señaló.
Serían aspectos como el sentido del espacio, la profundidad y el volumen realista de sus personajes y sus escenas lo que dotaron de tanta autenticidad su estilo, adelantándose a la perspectiva geométrica característica del Renacimiento.
“Al mismo tiempo se sabe un ilusionista, es decir, juega con el espacio de la representación como una ventana que se abre artificialmente para mostrar una escena, generalmente en la combinación de colores vibrantes con pasteles en sus obras que están bien conservadas.
Para mí es la expresión de sus personajes lo que más me conmueve, tanto en lo corporal como los rostros”, confesó la doctora.
Y aunque en su estilo aún se pueden observar algunos rasgos góticos, su propuesta ya era diferente desde la narrativa, pues con estas características, más reales y naturales, “Giotto dio un gran paso hacia la representación realista de santos y personajes bíblicos que dejaron el cielo para pisar con todo el peso la gravedad de la tierra, como seres realmente encarnados, con emociones iguales a todos los seres humanos”.
No es difícil pensar así en la herencia que el trabajo del italiano supuso para la historia de la pintura, pues el Renacimiento estuvo plagado de sus principios y la cercanía que este estilo le otorgaba a las imágenes religiosas.
Sin embargo, Ana Isabel destaca cuáles fueron algunos otros descendientes de este movimiento pictórico.
“Una herencia posterior de Giotto y del Renacimiento italiano en la pintura fue el muralismo mexicano, un movimiento que tuvo tantas variantes como representantes, pero que en un inicio recurrió precisamente al fresco y a los primitivos italianos para adquirir la maestría sobre dicha técnica”, aseguró la maestra.
Es por eso que bien se debe considerar a Diego Rivera, Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas, Fernando Leal y otros muchos ejemplos como parte de su legado; sin embargo en el arte contemporáneo esto ya no se ve.
“(El fresco), crea unas transparencias y vaporosidad que en el óleo o el acrílico son incapaces de lograrse. Quizá evocan esas veladuras en las obras de Fernando Leal Audirac, hijo del primer muralista mexicano, pero con un lenguaje más abstracto e impresionista, quien es de los pocos que trabaja las técnicas del fresco añadiendo nuevas tecnologías”, finalizó.
680 años tras Giotto:
EVENTOS
Revisión de portafolios
Por Talia Barredo
> Fecha: miércoles de enero
> Lugar: Casa Purcell
> Hora: 11:00 a 13:00 horas > Entrada libre
Hasta mañana Amelia
Cortometrajes
> Fecha: 13 de enero
> Lugar: Teatro García Carrillo
> Hora: 19:30 horas
> Entrada libre