Hablemos de Dios 13

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Hablemos de Dios 13

De repente, cuando usted estimado lector, me felicita por mis textos, siento rejuvenecer y que sí, estoy en el camino correcto. De repente lector, cuando usted se preocupa por mi manera tan letal y arriesgada de practicar el periodismo, y me dice “Cuídese Jesús, oiga, Pero ¿vale la pena hacer lo que usted hace? Dios lo va a cuidar”. Igual, siento que una aureola divina me  cuida y que no, nunca me va a pasar nada y nadie me va a afectar por parte de aquellos funcionarios a los cuales pues sí, les repatean mis señalamientos y mi forma muy personal de escribir, mi estilo.

¿Vale la pena hacerlo, seguirlo haciendo, seguir escribiendo y denunciando a casi ciencia cierta de que no va a cambiar nada en este Coahuila podrido que habitamos? 

Caray, no dudo en escribirlo ni un segundo señor lector: sí, si vale la pena arriesgarlo todo. Qué le vamos hacer, es mi llamado. Como imagino es el llamado suyo al ser un buen ciudadano, no pasarse los altos, ayudar al menesteroso, dar un peso al señor que le recoge la basura, tratar con dignidad a un mesero. En fin. No tenemos dudas. Como tampoco dudas tuvieron los doce apóstoles, discípulos del maestro Jesucristo. Estos testigos de la grandeza del maestro, once de ellos (excepto Juan) murieron antes que negar o mentir sobre la vida, muerte, pasión y claro, resurrección de Jesús. Si ellos no tuvieron una pizca de duda, cuando eran conducidos a la muerte, usted estimado lector, 2000 mil años después y si es creyente, pues menos tenga miedo. ¿Vale la pena? Sí, y con su ejemplo el mundo puede cambiar.

Los discípulos, los llamados apóstoles (misioneros) del maestro Jesucristo, fueron enviados literalmente al matadero. Se los comieron los lobos. En Mateo 10:16 se lee: “Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos.” Pero, con su ejemplo creció y se afianzó una fe que al día de hoy, casi domina al mundo. Ahora bien, estos misioneros no dudaron en ofrecer su vida, ojo, lo más preciado y único, su vida en holocausto por lo que habían visto, oído, sentido y padecido con el hombre crucificado en el Monte Calavera. 

Los apóstoles fueron martirizados (once de doce) por diseminar las enseñanzas radicales de Jesús. Fueron como usted, ellos fueron como usted hoy, si está usted en contra de la manera caciquil de gobernar del Clan Moreira (llevan encimados en el poder del estado ya 10 años, dos lustros. Y quieren más, van por más en la figura de Miguel Riquelme de Torreón, delfín del Gobernador. Imposición pura). Estar en contra es ser acosado, vilipendiado, lo amenazan con quitarle su trabajo, etcétera; por ese motivo: ser libre y tener definición. 
 
Esquina-bajan
El Rey Herodes Agripa I ordenó la decapitación de Santiago el Mayor. Mientras que Santiago, el Menor, fue asesinado a palos. Ambos son recordados diariamente en la Catedral Armenia de Santiago, en Jerusalén directamente, donde un altar señala el sitio donde, supuestamente, se encuentra la cabeza de Santiago, el Mayor. Y digo supuestamente porque si usted hace un mínimo recuento de las reliquias de cada santo o protagonista de la Biblia, se encontrará que hay 14 fémures de las piernas de un santo, 98 costillas, 42 antebrazos de una santa, todas estas reliquias diseminados en el  mundo. Las Iglesias diciendo que sí, efectivamente son de San Francisco de Asís, Santa Hipólita o de Simón el Cananeo, a quien la Biblia lo designa como el Zelote o el Fanático. 

A éste, relatos posteriores lo ubican predicando en Persia, donde murió. Fue martirizado. Aquí va un somero recuento de atrocidades: Pedro, llamado en un principio Simón, fue crucificado. Andrés, crucificado. Jacobo, fue muerto por espada. Felipe y Bartolomé, fueron crucificados. Al médico Mateo lo mataron a espada. A Tadeo, lo flecharon. En fin, todo mundo murió de manera violenta. Pero lo que quiero llamar su atención lector, es que murieron por ello. Sin ceder una pizca en lo que creían, en lo que predicaban: hubo un hombre excepcional, mitad humano, mitad divino, el Mesías, llamado Jesucristo, habitó aquí en la tierra, murió y luego resucitó.

De aquí que si usted cree, debe de seguir (es obligación) el camino de los apóstoles, el camino de los testigos, el camino de los misioneros: predicar con su ejemplo. Sin ceder ni un paso atrás en su postura. ¿Cuál postura? Se pueden cambiar las cosas, se puede construir un mundo mejor, se puede educar bien a los hijos en el camino de la bondad y solidaridad; juntos podemos exigir que el gobierne estatal gobierne bien. Juntos debemos exigir que Humberto Moreira aclare el destino de los 38 mil millones de pesos que debe Coahuila.

Letras minúsculas
¿Sabe qué dijo Jesucristo a sus discípulos? ¿Sabe que dijo de usted estimado lector? “Ustedes son la luz del mundo” Mateo 5:14. Créalo, usted es la luz de este Coahuila podrido.