Hablemos de Dios (6)

Usted está aquí

Hablemos de Dios (6)

¿ Deberían el monje Raúl Vera López y el sacerdote Pedro Pantoja hablar de Dios en lugar de invadir predios con candados en General Cepeda y mantener aceitadas las rutas migratorias de los pobres braceros camino a los EU? No lo sé. Ellos para eso estudiaron, para hablar de Dios. No yo. ¿Forma parte de su labor pastoral defender la ecología, a los migrantes, el agua de riachuelos, las lagartijas de General Cepeda, los árboles de Zapalinamé…? No lo sé, pero para poder hacer lo anterior más efectivo, deberían poner un despacho de abogados, un despacho contable, o de perdido y mínimo una ONG. Y como aquí todas las ONG’s reciben subsidio, migajas del gobierno de Rubén Moreira, pues tendrían suficiente “aceite” para funcionar y así continuar con su labor de defensa y combate en contra de las injusticias. 

En fin, como no hablan de Dios y son los autorizados para ello, aquí me tienen a mí, acometiendo el nudo en el cual me metí. No se culpe a nadie por mis embrollos. ¿Por qué fray Vera no habla de Dios? No lo sé. Habría que preguntárselo directamente a él en una de sus diarias ruedas de prensa con las cuales copa planas enteras de medios de comunicación de todo México y parte del mundo. Y es que en este embrollo de hablar de Dios, es obligado hablar de su Iglesia. De las muchas iglesias que pululan citando a Dios. No buscan la salvación de las almas, sino el éxito económico o mediático de sus sacerdotes, ministros, pastores y gente involucrada.

¿Envió don Dios a su hijo Jesucristo a fundar religiones, como el cristianismo o catolicismo? Absolutamente no. Los católicos, por ejemplo, tienen vendiendo estampitas y rosarios más de 2 mil años y se han enriquecido de ello. Lo siguen haciendo. 

¿Por qué desconfía de un pastor o sacerdote un feligrés? Porque han dejado de ser los “intermediarios” con Dios. La gente no confía ya en ellos como justos puentes para salvar su atribulada alma. Mucho tiempo vendieron la idea de un Dios cimentado en el miedo, en el hostigamiento moral y ético; un Dios de sombras y no de luz. Un Dios que te exige obediencia y sumisión en la Tierra, para darte “vida eterna”. Una especie de premio por tu abnegación, pero en la otra vida. Perdonadme lectores, no creo en este Dios ni en la promesa. La cual, como tal, tampoco me suena muy clara cuando la leo en la Biblia. Jesucristo nunca quiso a los escribas, letrados, rabinos y teólogos de aquellos tiempos. De hecho, ya ve lector, que nadie quiere a la casta divina de los sacerdotes. Pontifican humildad en el púlpito, pero viajan con American Exprés y en clase ejecutiva en el avión rumbo a Ciudad del Vaticano. ¿O viajan en burro o camello?

Esquina-bajan
Lea el siguiente discurso que eriza la piel y el esqueleto, lea las palabras de Jesús: “En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: ay, de vosotros que construís sepulcros a los profetas que vuestros padres asesinaron. Con eso dáis a entender que estáis de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y vosotros les construiste el sepulcro. Por eso dijo la sabiduría de Dios: yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y perseguirán, para que así se le pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar… ¡Ay de vosotros, doctores de la ley, porque habéis guardado la llave de la puerta del saber! Vosotros no habéis entrado, y a los que iban a entrar les habéis cerrado el paso.” (Lucas 11: 47-53).

¿Es superior a usted un pastor, un padre de la iglesia católica, un ministro? Absolutamente no. El discurso de Jesús es rudo porque es verdad. Y usted lo recuerda perfectamente: Jesús fue condenado por el sanedrín, por un motivo inaguantable: todos somos hijos de Dios, no esclavos ni oprimidos, sino hijos de un solo Dios, el altísimo. Ya luego Pablo abordaría de nuevo la cuestión. No nos vamos a salvar por la Ley solamente (un sacerdote no puede ni absolverle ni condenarle lector, basura), sino por la gracia y bondad de Dios. Claro, debe usted creer y buscar dicha salvación porque, por lo demás, yo tampoco nunca la he tenido clara. ¿Salvarme de qué? En fin, los de la Iglesia Católica han vendido ese chisme. 

Lo anterior lo puede leer en Romanos 24 en adelante. Le transcribo lo medular: “¿Acaso Dios lo es sólo de los judíos? ¿No lo es también de los demás pueblos? Evidentemente que sí, puesto que no hay más que un solo Dios, que justifica por medio de la fe tanto a los judíos como a los no judíos…”.

Letras minúsculas
Los ministros, pastores y sacerdotes están desprestigiados. No todos. Ellos se lo han buscado