Usted está aquí
Hablemos de Dios (7)
¿Es necesario y obligatorio poner a Dios primero sobre todas las cosas, incluyendo la patria, la nación, es decir las cosas terrenas? No lo sé. Los hermanos Testigos de Jehová así lo creen. Por eso no hacen el saludo a la bandera nacional en día lunes en las escuelas públicas. Apenas este pasado día 14 de enero, asumió el poder político en un país tan convulso como violento, Guatemala, su nuevo Presidente, Jimmy Morales. Éste derrotó contra todo pronóstico a los candidatos y partidos políticos de siempre. De hecho, Morales es un reconocido presentador de televisión, es un cómico y es cristiano. Y en una de sus primeras declaraciones internacionales antes de su toma de protesta, dijo: “Pongo a Dios por encima de todo”.
¿Es correcta esta posición en un dignatario de tanta estatura como un Presidente? El piso se pierde rápido. En entrevista para el diario ibérico “El País”, dijo: “He ganado por el voto de castigo y por el voto de fe. Hay un porcentaje muy alto de votantes de 18 a 23 años que han ido a las urnas por primera vez y que han confiado en alguien a quien vieron en la televisión. Me han dicho comediante, y es cierto, pero también soy moralista. Hay un voto de esperanza, de gente que me creyó, de personas que me ven cercano a ellas, que saben que, a diferencia de la clase política, no nací en una cuna de oro y que lo poco que tengo lo he sudado”.
El mesianismo aflora en cada paso y en cada palabra. Ya luego, el cacicazgo y la imposición serán un mero trámite. Hartos de la clase política corrupta, los guatemaltecos metieron a la cárcel a su anterior Presidente y Vicepresidenta, Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, y votaron en las elecciones por un cómico sin estudios, pero que pone a “Dios por encima de todo”. Pero, cuidado, este “Dios” del político guatemalteco es una entidad más moral que divina y al final de cuentas, su percepción de “Dios”, su matiz, su claroscuro de lo que él piensa es “Dios”, incidirá en las políticas de su país. El Presidente ha declarado que Guatemala no está preparado para “matrimonios gays” y ha dictado un rotundo “no” al aborto.
Lo anterior choca con la visión “progresista” que tenemos ya en el mundo. Sobre estas cuestiones es que, por ejemplo, en Coahuila, la ciudadanía está polarizada: a favor y en contra. Dice Mateo 6:33 que hay que poner primero y sobre todas las cosas el “Reino de Dios”. Ya luego Pablo remacha: “En toda cosa y en toda circunstancia he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre. Tanto de tener abundancia como de padecer necesidad. Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de Aquel que me imparte poder”. (Filipenses 4:12-13).
Esquina-bajan
Usted y yo, lector, no tenemos problema al respecto si ponemos a Dios por delante. Es decir, nuestro radio de influencia es mínimo, pero caray, todo un País con los sobrados problemas que tienen los hermanos de Guatemala, se alegrarán o padecerán a un Presidente que va a gobernar con ocurrencias. ¿Pero acaso no hemos padecido los mexicanos a gobernantes sean católicos o cristianos y éstos han dejado a nuestro País en estado lamentable? Entonces, ¿que Morales entregue todo a Dios, es bueno o malo?
Dice Eclesiastés que los extremos no solo son ineficaces, sino que pueden ser contraproducentes (7:16). ¿No sería mejor darle al político lo que es del político y a darle a Dios lo que es de Dios? Pues sí, pero jamás se ha logrado. Si usted recuerda, cuando gobernaba en Monterrey la panista Margarita Arellanes, ésta, en una oración en plena plaza, entregó la capital de Nuevo León a Dios. Los excesos religiosos de Vicente Fox en su momento fueron harto cuestionados. Como cuando su hija, Cristina, en plena ceremonia protocolaria, le entregó un enorme crucifijo… Y hoy Peña Nieto y Moreira comulgando. Puf.
Hablar de Dios entonces, estamos viendo en esta saga de columnas, no es fácil. Y el mediano o mucho éxito que esta columna tiene es por un motivo: todos buscamos o necesitamos de alguna manera a Dios. Al Innombrable, al Altísimo. ¿Se puede gobernar poniendo a Dios por delante de todo? No lo sé. Yo en el personal desconfío de ello. Un funcionario debe de funcionar, una secretaria debe de guardar secretos, un escritor debe de escribir y debe de hacerlo bien. No por un premio divino o por evadir un castigo, no; debemos de hacerlo porque así es nuestro llamado. Un imperativo categórico (Kant).
Letras minúsculas
¿Dejar en manos de Dios las decisiones políticas, es bueno o malo? Caray. Qué fácil es evadir la responsabilidad.