Usted está aquí
Hablemos del amor 2/2
Hablar del amor es cosa peliaguda. Fue tan peliagudo en el texto anterior, que usted me favoreció con su amplia respuesta. Gracias por atender estas letras señor lector. Yo me debo a usted, a nadie más. Gracias, again. ¿Creo en eso llamado amor? Sí y no. No hay contradicción de por medio. Creo tanto en el amor, que aún ando tras de él. Tal vez por eso, el muy ladino no se instala en mi vida y residencia. En honor a la verdad y también, no soy un “buen partido.” Cuando recién conozco una mujer, primero pues sí, como que andan “deslumbradas” por mi manera tan diferente de ver y sentir la vida. Es cuando les digo que soy escritor y periodista. Pues sí, encantadas. Pero luego como que no se entiende muy bien a lo que uno se dedica (corregir libros, editar libros, editar textos, discursos, informes y un largo etcétera y amén claro, de la obra propia, cuando el tiempo lo permite) y llegan los problemas; primero insustanciales y ya luego se convierten en bombas.
Tal vez por esto, no tengo el amor de vida a mi lado. Pero de que creo en él, pues hay días muy optimistas en que digo, pues sí, es bueno el amor y va a llegar. Mientras llega y como me gustan mucho las ladys de buen ver, enamoro a dos siempre al mismo tiempo. Ya entendí en mi patética vida que cuando termino con una, por lo general acabo hecho una piltrafa humana y no, la vida no se me quiere dar. Por ello, nada mejor que ya tener un camino avanzado con otra señorita para medio amortiguar el dolor que anida en esa parte a la cual Malcom Lowry, usted y yo, llamamos “alma.”
Amo tanto a las mujeres, que cuando tengo una a mi lado y camino de la mano con ella, le cumplo cualquier antojo y las hago princesa en la medida de mis posibilidades. Y ande usted señor lector, como soy escritor, pues veo todo con otro cristal, tal vez distorsionado. El poeta Louis Aragón, francés él, escribió: “No hay amor que no hiera/ no hay amor que no viva de lágrimas y espera…” Caramba, el amor como tortura, carga y condena. Lea usted los siguientes versos del inconmensurable José Alfredo Jiménez en su canción llamada “La mano de Dios: “Yo sé que nacimos los dos/ nada más para adorarnos…” Sin duda, exceso de serotonina y dopamina. El amor, usted lo sabe señor lector, es una droga, por eso nosotros los escritores la necesitamos siempre y por eso, cuando las musas se van con otro tipo con billetera más sexy, uno (yo) queda hecho un pendejo y el dolor entre el pecho y la espalda.
Avanzamos. ¿Es mejor este amor donde uno lo deja todo o bien (amor romántico, sensual, carnal, pero donde uno santifica a la mujer, como lo vimos en rápidos ejemplos de música y poemas) nos cambiamos de lado y empezamos a frecuentar la música de banda y canciones y corridos donde a la mujer se la “pasan” por su “pecho, “espalda” para hacer que “grites mi nombre una y otra vez”?
ESQUINA-BAJAN
No, no es broma. Es lo que escuchan los jóvenes y los no tanto, en bares, cantinas, fiestas, bodas, quince años y claro en la radio y estéreo personal. Va parte de la letra completa de la canción “El tierno se fue” de una agrupación llamada “Calibre 50”: “Ahorita te aclaro que el tierno se fue/ pienso en desnudarte, y te la voy a pasar/ por tu pecho, tu espalda y de pronto hacer/ que grites mi nombre una y otra vez/ Llevarme tus labios de mis pies a mi cara/ detenerte en medio…” Si estimado lector, la violencia plena, directa y sin matices en contra de las mujeres. ¿Usted las ama? Imagino que sí, tanto como yo. Pero nadie, nadie pone acento ni atención en lo anterior y creo que usted lo sabe, es lo que escuchan sus hijos y también y no pocas veces, se escucha y se baila en bodas… de postín.
Hace poco fui a una, aquí a la vecina ciudad de Monterrey, saltillenses que se casaron allá. En fin. Muy padre el banquete, ellas muy elegantes y perfumadas (muy buenas todas, se dice en cristiano). Ellos, muy de frac. Luego de la cena, pues sí, llegó una banda a animar aquello. Transcribo la letra de la canción que me puso los pelos de punta y a los asistentes emperifollados a bailar: “… te puse pechos, te puse nalgas y una cintura/donde tú tenías llantas. Te compré más zapatos que para un cien pies…/ nariz bonita, respingadita, y pa’ blanquearte te aplicaron concha nácar/ Ahora resulta muñequita ahora resulta/ maldita puta, antes de mi tú no eras nada…” Este último estribillo se repite harto. Es “Ahora resulta” de una agrupación que son reyes de bailes, tocadas y en la radio: “Voz de mando.” En la boda, todos la bailaron. Puf.
Imparable, la violencia contra las mujeres. De todo tipo: económica, social, laboral, violencia verbal, física. ¿Día del amor, la amistad y amarse y respetarse hasta la muerte? tal vez en Marte o Saturno, no aquí: en los últimos diez años y en promedio cada cuatro horas ocurrió la muerte violenta de una niña, joven o mujer adulta en México (INEGI, dato leído el 22/10 de 2017, en línea). Entre 2007 y 2017, fueron localizados los cadáveres o restos de 22 mil 428 mujeres que fueron mutiladas, asfixiadas, ahogadas, ahorcadas, degolladas, quemadas, apuñaladas o baleadas (INEGI).
LETRAS MINÚSCULAS
“Compa me está confundiendo, yo no ando con esa morra/ yo ando con pura princesa/ quédese con esa zorra…” “Banda MS.” Volveré al tema.