¿Hacia dónde va la UAdeC?

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¿Hacia dónde va la UAdeC?

Cuando las palabras no corresponden con los hechos. Cuando se pretende salir al paso de las críticas con muy pobres argumentos. Es el caso de la Universidad Autónoma de Coahuila, su Rector, y las irregularidades financieras que la ubican en la peor posición del País, según la Auditoría Superior de la Federación.

Vamos por partes. VANGUARDIA publicó el pasado 12 de marzo que a un privilegiado grupo de funcionarios de la UAdeC les aumentaron hasta 175% su salario durante la administración de Blas Flores que está por concluir. La mayoría de los beneficiarios, justo es decirlo, pertenece a la burocracia de primer nivel que lleva 20 años rotándose las posiciones cardinales del organigrama, como se publicó en ésta columna el 28 de febrero (“UAdeC: mucho que aprender a la Universidad Veracruzana”).

Tres días después, el Rector dijo a VANGUARDIA desconocer el tema (“vamos a checar, no puede ser que se haya aumentado tanto”), y se deslindó cuando le cuestionaron si él había autorizado ese incremento (“por supuesto que no”). Las respuestas, además de escuetas, son inocuas. Lo mismo sucedió cuando VANGUARDIA le preguntó por las irregularidades que detectó la Auditoría Superior del Estado en su último informe: “está todo comprobado totalmente (sic)” (27/02/16).

Sin embargo el tema está más vivo que nunca. Dentro de las siete “observaciones de impacto económico” a la Cuenta Pública de 2014 que realizó la Auditoría Superior de la Federación, hay una que destaca por su valor: 411 millones 762 mil pesos que no acreditó la UAdeC, integrados principalmente por “deducciones a los empleados” y “aportaciones patronales no registradas”.

El asunto es tan serio que incluso la Contraloría General abrió la investigación “UAdeC EXP 007/ASF-512/2014”, a raíz de la intervención de la ASF.

Y al ser cuestionada por quien esto escribe, la dependencia respondió que dicha observación “se atendió dentro de los términos señalados, presentando la documentación comprobatoria correspondiente”. Y no sólo eso, “la ASF validó la documentación comprobatoria sin señalarnos un posible daño, o quebranto económico”, afirmó la Contralora General, María Luisa Olga Pérez Aguirre, a la solicitud de información 00094016.

Pero la realidad es otra.

En la “cédula de resultados finales” a la cuenta pública 2014, la ASF lo expone claramente: “como resultado de la intervención de la Auditoría Superior de la Federación, la Universidad Autónoma de Coahuila remitió pólizas con su documentación comprobatoria; sin embargo está pendiente el reintegro, o la aclaración y el inicio del procedimiento para determinar posibles responsabilidades administrativas de servidores públicos, por lo que no se solventó lo observado”.
Repito lo más importante del documento: “no se solventó lo observado”.

Eso contradice a la versión oficial de la Contraloría, por un lado, y a las irresponsables declaraciones del Rector, por el otro.

Cortita y al pie

Ahora bien, si Blas Flores “no autorizó” los jugosos aumentos de sueldo durante su gestión, ¿se mandan solos en la UAdeC?, ¿priva en la Universidad el método Montessori?

Si damos por cierta la hipótesis de que no estaba enterado, entonces ¿para qué sirve la figura del Rector?
Simple analogía: si desconoce lo que sucede con la nómina de funcionarios que dirige (y que tiene por lo menos 20 años de conocer, seis de los cuales fungió como Tesorero), ¿sabrá lo que sucede en las 28 facultades, 28 escuelas y 3 institutos de la Universidad Autónoma de Coahuila? 

¿Le conviene a la UAdeC su reelección?

La última y nos vamos

Por lo demás, como consta en la Auditoría Financiera y de Cumplimiento 14-4-99018-02-0512, ¿por qué Blas Flores no reclamó los 223.7 millones de pesos que le correspondían y no les entregó el Gobierno de Coahuila en 2014?
                      carlos_plata01@hotmail.com