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Hasta el mismo diablo tiene miedo
“No es que me muera por pagar impuestos. Lo que sucede es que si no me registro no facturo; si no facturo no vendo; si no vendo no tengo lana y si no tengo lana entonces sí me muero o me pongo a robar, como le hacen los políticos dentro y fuera del gobierno”.
Les platico esto que me dijo el dueño de una empresa que tras dos meses y medio de esperar una cita en el SAT para darla de alta, finalmente la consiguió en la sub delegación de avenida Padre Mier y Pino Suárez, en Monterrey.
El trámite para que pueda facturar no terminará cuando consiga la ansiada “firma electrónica”.
Después de eso tendrá que ir de nuevo con el Notario Público que formalizó el acta constitutiva de la empresa, para pedirle que la inscriba en el Registro Público de la Propiedad.
En eso se le van a ir -mínimo- diez días más.
Luego, al banco a gestionar una cuenta de cheques, y con lo requisitosos que se han puesto últimamente, métanle otra semana.
En seguida, contratar a un proveedor autorizado por el SAT para tener el servicio de facturación electrónica.
Échenle un día para el trámite y la capacitación para entenderle al que está considerado como uno de los métodos más complejos de tributación de todo el mundo.
Para entonces -si bien le va- al nuevo emprendedor se le habrán ido más de cuatro meses de su vida tratando de hacer bien las cosas y no caer en las garras de la informalidad, segmento de la actividad económica que devora la friolera del 37% del PIB mexicano.
Y todo esto en medio de una pandemia que tiene al País jalando a media agua.
Y todo esto, con un gobierno que en vez de alentar la actividad empresarial -que es el verdadero motor del desarrollo- le pone trabas al que busca generar empleos formales.
Y todo esto con un gobierno que en vez de transformar -como rezan sus arengas doctrinales palaciegas- está emperrado en desmadrar a los empresarios, negándoles prórrogas para pagar impuestos, como lo hacen muchos países en esta época del bicho.
Una más de las gravísimas contradicciones de la 4T y de su amo -YSQ- es que mientras recorta “alegre, despiadada y arbitrariamente” recursos a los Estados y les parte su madre a programas de auténtico desarrollo, en aras de su “austeridad republicana”, se iguala a EPN, a FCH, a Fox y a los otros, en su supina incapacidad para hacer que fluya el engorroso y tardado trámite del proceso fiscal, que le ayudaría a aumentar la recaudación.
En lugar de darle velocidad a trámites como el que acabo de platicarles, suelta a sus mastines en contra de los evasores, que no está mal que lo haga, pero el máximo filón de la recaudación no está ni yendo por los Walmart ni por los FEMSA, ni por los negocios de los X. González, no señor.
El desfalco de los evasores grandotes contra el erario ronda en el 2020, cuando mucho, un billón y medio de pesos.
La economía informal no paga anualmente más de tres billones de pesos y los nuevos empresarios como el de esta historia, representan sólo durante la pandemia, medio billón de pesos en impuestos que podrían estarse pagando y generando fuentes de empleo y con ello, bienestar. (*)
La suma de todo este dineral nos da una idea de quién es en realidad el que está chingándose a México.
No es el neoliberalismo.
No son los conservadores.
No son los adversarios de la 4T.
No es la prensa ni los críticos del gobierno.
Es el mismo gobierno. Es el que mal maneja las riendas de un País que durante más de 20 años ansiaba gobernar.
Es el atajo de inútiles rémoras socialistoides que ponen en una banca del centro de la CDMX a Fidel y al Ché esculpidos en bronce para que se tomen la foto en medio de ellos los ilusos adoradores de un sistema que así como empinó a Cuba, a Venezuela, a Bolivia, a Nicaragua, a Angola, está empinando a México.
Y mientras tanto en “Ciudad Gótica”, los de la IP están más Privados de Iniciativa que nunca, para vergüenza de los pilares de la industria que les heredaron sus empresas.
Salvo muy contadas y honrosas excepciones, la actual IP mexicana se achica cada día, porque tiene miedo de perder sus contratos con el gobierno.
Porque tiene miedo de mostrar su rostro, no vayan a reconocerlos los de la 4T y se los joda.
Porque tiene miedo de hacer públicas sus hasta hoy muy privadas y más esbozadas críticas al mal gobierno.
Porque tienen miedo de salir a la calle a protestar, porque creen que es más lo que perderían que lo que ganarían.
Se les olvida a éstos, la amenaza que se le salió al calor de las copas a uno de los ideólogos favoritos de YSQ -Paco Ignacio Taibo II- quien fue grabado en 2017 diciendo: “Exprópialos, Andrés Manuel, exprópiales sus empresas”, refiriéndose a quienes señalaban a su jefe como un peligro para México.
Porque apoyan nomás de dientes para fuera a los que sí arriesgan el pellejo con sus caras, sus manos levantadas y sus nombres.
CAJÓN DE SASTRE
“Para desgracia de México y de los mexicanos, este es el miedo de la IP y éstas son las contradicciones del gobierno de YSQ”, advierte la irreverente de mi Gaby y ya medio encabronada, remata:
“Al que en vez de levantarse, se agacha, se lo empinan. Eso pasa con este vapuleado País, donde los apellidos de pedigrí empresarial se pudren ignominiosamente en los caldos agusanados del más rancio abolengo. Hasta el mismito diablo se esconde con este escenario”.
(*) Con información de la SHCP, INEGI, COPARMEX y la CNBV, cruzados en la plataforma BigData de DETONA).
placido@detona.com