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Inevitable
Suceden repentinamente y sin previo aviso. No hay nada que podamos hacer, excepto que estar un poco preparados para ellos. Desafortunadamente, no podemos predecirlos, por lo tanto, no se pueden ordenar evacuaciones como se hace durante las tormentas. Un terremoto sucede por el movimiento de las placas de la Tierra y ocurren cuando la tensión libera energía sísmica desde el interior de la corteza.
Los terremotos son inevitables y todo lo que podemos hacer es disminuir nuestra vulnerabilidad. Pero escribirlo es muy fácil, porque sucede lo de siempre: Los más pobres siempre son las principales víctimas. Se trata de una especie de destino manifiesto que no tiene sentido tratar de detener, pues no importa cuán joven, rico, inteligente o religioso eres, vendrá a ti. Lo que se puede hacer es prevenir este destino cercano, pero impredecible.
Eso fue precisamente lo que sucedió con el terremoto del pasado jueves que alcanzó los 8.2 grados en la escala de Richter, incluso superior al gran terremoto de 1985, una tragedia que hace 32 años dejó a la Ciudad de México devastada y con el aspecto de una zona de guerra contando miles de muertos. Este nuevo terremoto sacudió con dureza a los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Tabasco y de nuevo la Ciudad de México, que gracias a los cambios en sus aspectos constructivos, la hizo resistir, algo que no sucedió en Oaxaca o Chiapas donde se registró la mayor destrucción y con ello, la muerte.
Hoy las cifras (vaya palabra para resumir la muerte) arrojan casi 100 decesos por este terremoto, la mayor parte de ellas en la zona de Juchitán, Oaxaca, en donde el terror parece no terminar pues el Servicio Sismológico Nacional (SSN) indicó en su informe más reciente que hasta la medianoche del domingo, se produjeron 928 réplicas del sismo.
En toda esa zona del País somos particularmente vulnerables, así que es fácil suponer que algo así iba a suceder y que lo volverá a hacer. Y aunque la ciencia no ha sido muy útil para decirnos dónde ni cuando podría suceder el siguiente, deberíamos esperar el siguiente como un hecho cierto. Además, muchas personas siguen desaparecidos bajo los escombros y otros han resultado heridas. Muchos perdieron su hogar, otros que no tenían nada en uno de los estados más pobres, quedaron con aún menos que nada, como si eso fuera posible.
Yo viví el terremoto del 11 de marzo del año 2011 en Japón que tuvo una magnitud de 9.0 en la escala de Richter. Atestigüé el poder destructor de la naturaleza y lo que puede ocasionar que los humanos apostemos en contra de ella: 13 mil 858 muertos, y 14 mil 377 desaparecidos . Créame, durante los seis minutos que los expertos estiman duró el terremoto lo único que deseaba es que la tierra dejara de moverse. Y créame que nunca antes había tenido miedo de la muerte, después de ver un desastre como el que ocasiona la fuerza de la naturaleza, lo único que uno espera es volver a ver a su familia.
Del terremoto de la semana pasada, he visto cientos de videos de las primeras horas luego del desastre. La solidaridad de cientos de personas acudiendo al rescate, trabajando con sus propias manos para rescatar a los heridos y atrapados. Bomberos, policías, médicos y muchos otros están proporcionando apoyo, refugio y recursos a las comunidades afectadas por el terremoto.
Puede ser la distancia, puede ser una especie de indiferencia ante los constantes desastres naturales, pero no veo ni mucho menos siento que nos afecte la tragedia de esos lejanos rumbos. Así que más que condolencias sinceras que aunque bien aceptadas, son como las cadenas de oración que no sirven de nada a los que se quedaron sin casa o no tienen qué comer o vestir cuando usted esté leyendo este artículo.
Así que es necesario ir más allá, aun más allá de nuestra frenética actividad humanitaria en Facebook pues los temblores suceden en el mundo real y en el mundo real es donde debemos darles cara. Done lo que pueda, hay centros de abasto de organizaciones públicas y privadas.
Ayude. Luego de eso, corresponderá a las autoridades actuar rápida y decididamente para reconstruir los pueblos y ofrecer a nuestros hermanos de Oaxaca y los demás estados afectados una perspectiva de esperanza, si es que esa palabra existe en esa zona de México.
@marcosduranf