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Los juegos y aparatos que nos parecían nocivos
MADRID.- La llegada de Pokémon Go ha desatado toda clase de comentarios apocalípticos: desde los que creen que este juego es una clara muestra de la decadencia de Occidente hasta los que están empeñadísimos en que los jugadores dejen el móvil y se pongan a leer cuanto antes. ¡Lo que sea! ¡Un libro! ¡Un bote de champú! ¡Da igual!
Estas reacciones demuestran que tenemos una memoria horrible. Sí, de acuerdo, Pokémon Go tiene muchas características únicas, dado lo rápido que se ha extendido por los móviles de todo el mundo y la presencia que tiene en redes sociales, pero no es la primera vez que un fenómeno cultural o comercial se contagia de una forma similar o, al menos, comparable.
De hecho, es probable que más de uno de los que se queja haya perdido el tiempo con alguna de las modas más o menos pasajeras que recopilamos a continuación. Y no pasa nada. De verdad. No nos vamos a volver analfabetos ni a perder nuestros valores éticos por haber jugado a la serpiente del Nokia. Todo va a salir bien. O mal, no sé. Pero no será culpa de Pikachu.
Los furbies
El Furby se presentó en la feria del juguete de Nueva York de 1998 y el éxito fue tal que antes de su lanzamiento en octubre de ese año, las jugueterías estadounidenses ya habían reservado 1,3 millones de unidades. Solo en el primer año se vendieron 27 millones. La CNN publicaba el 24 de noviembre, un mes antes de Nochebuena, que no quedaba ni un solo muñeco ni en las tiendas ni en internet. Hubo gente que pasó noches en vela frente a las puertas de establecimientos comerciales y se produjeron unos cuantos enfrentamientos.
Su rápida penetración en el mercado y su componente tecnológico dio lugar a algunas leyendas urbanas. La más famosa está relacionado con el hecho de que estos juguetes hablan. En su idioma y en el del país en el que se venden. A medida que se juega con ellos dicen más frases y palabras. Pero está todo pregrabado. Ni escuchan ni aprenden de verdad.
Hubo algún rumor más: el propietario de Tiger Electronics, empresa que desarrolló el Furby y a la que compró Hasbro, explicó que una mujer insistía en que su Furby cantaba óperas italianas. También se dijo que la tecnología del juguete era similar a la que se usaba para lanzar el transbordador espacial, que en el año 2000 estos muñecos podrían conducir y que sus componentes interferían con los equipos médicos, cosa que se desmintió con un estudio en el año 2000.
El juguete se relanzó en 2012 y fue el más vendido en 2013 en Reino Unido, España, Italia y Alemania.
Los sudokus
Este pasatiempo inventado por el matemático suizo Leonhard Euler y popularizado en Japón en los años 80, pasó a los diarios de casi todo el mundo a partir de 2005.
El blog Microsiervos recogía por entonces un texto de la prensa británica en el que se decía que “la gente que va en transporte público está enganchada, las celebridades obsesionadas y una persona hasta dice creer que tiene poderes curativos (...). Desde 2006 se celebra un campeonato del mundo, y un millón de japoneses resolvía sudokus a diario.
La serpiente de Nokia
Si hablamos de juegos para el móvil, uno de los responsables de que juguemos a Pokémon Go fue el juego Snake, que venía en los Nokia de finales de los 90 y principios de los 2000. El juego es original de los años 70 y ha servido y sirve de distracción a miles de usuarios de telefonía móvil por una sencilla razón: resulta fácil y muy adictivo. El 80 por ciento de los Nokia llevaban el juego: 350 millones de unidades.
Estamos hablando de móviles con pantallas pequeñas y en blanco y negro, sin wifi. Pero este juego nos ayudó a acostumbrarnos a la idea de que íbamos a terminar usando el teléfono para todo menos para llamar. “Las horas de productividad perdidas en Snake por los propietarios del Nokia 5510 son lamentablemente incalculables”, se lamentaba (con ironía, claro), el Independent en 2011.
Los tamagotchi
Este juguete japonés de Bandai enganchó a millones de niños en 1996. No era más que un pequeño dispositivo ovalado, con una pantalla en blanco y negro y tres míseros botones para desplazarse por el menú. Eso bastaba para cuidar a una mascota virtual.
Desde entonces se han vendido más de 79 millones de unidades.
En 1997, un texto de El País recordaba que los Tamagotchi habían generado “problemas sociales” y “no son una moda pasajera, sino el icono de una nueva generación de relaciones en las que las fronteras entre lo real y lo virtual han desaparecido”.
El cubo de Rubik
Entre 1980 y 2009 se vendieron 350 millones de cubos de Rubik en todas sus variantes. Y eso sin contar las imitaciones. Lo inventó en 1975 el escultor y profesor de arquitectura húngaro Emo Rubik, que a pesar de ser su creador tardó un mes en resolverlo por primera vez. No es de extrañar: hasta 2010 ni siquiera se sabía que cualquier cubo se podía resolver con solo 20 movimientos.
Un anuncio de 1980 recordaba que 55 millones de estadounidenses ya lo tenían en sus casas, cosa que amenazaba con arruinar su salud y su matrimonio. Pero jugaba con la idea que se tenía del juguete como de algo que tenía ya todo el mundo y era tremendamente adictivo. Actualmente, Hasbro distribuye el cubo de Rubik, que se sigue vendiendo (medio millón de unidades al año). A pesar de que en 1983 la fabricación se detuvo hasta los años 90.
El cubo de Rubik tiene entrada en el diccionario de Oxford, el MOMA de Nueva York lo incluyó en su sección dedicada a la arquitectura y el diseño (y en su tienda de regalos) y se celebran competiciones anuales. Hay tutoriales en YouTube con millones de visionados. Probablemente, Parker sigue sin haber visto ni uno.
El iPhone
El iPhone “es un producto revolucionario y mágico que está literalmente a cinco años de ventaja de cualquier otro teléfono”. Esto decía Steve Jobs cuando lo presentó en 2007. Y muchos le creyeron: desde 2007 se han vendido mil millones de iPhones.
Según Apple, el teléfono tiene una vida media de tres años, aunque han sacado un plan que permite renovarlo cada año.No se trata solo de que el móvil levante pasiones, es que los fans de la marca siguen cada presentación de la empresa, comentando en decenas de miles de tuits todos los detalles de las novedades: desde los nuevos colores hasta los milímetros de grosor del teléfono. Pequeños cambios pueden provocar ataques de alegría y, también, de cólera.
Por supuesto, cuando un nuevo modelo sale a la venta, hay acampadas y colas en las tiendas. Ya pasó con el primero, y eso por no hablar de los rumores previos, que incluían fotos borrosas de supuestos iPhones en restaurantes y en trenes.
Nada más ponerse a la venta, el teléfono se examina por completo y se ponen a prueba todos los rumores. Por ejemplo, mucha gente se puso a comprobar si era verdad que el iPhone 6 se doblaba porque vieron a un tipo destrozándolo con las manos.
Esta locura apenas dura unos días. Porque poco después comienzan los rumores acerca de cómo será el nuevo modelo. Por ejemplo, la gran duda respecto al 7 es si incluirá puerto para los auriculares. En serio, hay decenas de artículos evaluando si Apple acierta o no con una decisión que aún no se sabe si la empresa ha tomado.
Eso sí, lo que es seguro es que se podrá jugar a Pokémon Go. (© EL PAÍS, SL. Todos los derechos reservados)