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La cándida Eréndira y el abuelo desalmado
Le pido prestado a Gabriel García Márquez el título de su novela “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada”, para el arbitrario acrónimo con el que inicio esta columna y cuyos detalles en seguida les platico:
Si Julia Elena Abdalá Lemus tiene 20 años viviendo con Manuel Bartlett y no es su esposa, ni su cónyuge, ni su novia ni su concubina, entonces ¿qué diantres son? Y para que nos ilustre con su sabiduría o como decía mi abuela la financiera: para que arroje luz a la asamblea sobre este caso, cito textualmente lo que Eréndira Sandoval, a la sazón Secretaria de la Función Pública, declaró textualmente sobre las denuncias de enriquecimiento ilícito, conflicto de interés y ocultamiento de información patrimonial en contra del director de la CFE:
“Es un hecho público que la señora Abdalá Lemus mantiene una relación sentimental con el señor Bartlett; sin embargo, no tiene el carácter de cónyuge o concubina”, entonces ¿qué son si se la viven juntos, si aparecen en cuanto evento social se les atraviesa y si entre los dos y los hijos de él han formado un montón de empresas?
La también esposa del ajonjolí de todos los moles de la 4T, John Ackerman, ofreció una conferencia de prensa para informarle al pueblo los resultados de la investigación sobre las acusaciones contra Bartlett.
Cuando enumeró dichas denuncias destacó que las indagatorias sobre el caso permitieron determinar que Bartlett es inocente de lo que se le acusa.
“Una vez agotadas las diligencias de investigación se concluye que las empresas que se incluyeron en las denuncias, no tienen un vínculo con el funcionario, pues éstas son propiedad de sus hijos”, abundó Eréndira.
Y siguió defendiéndolo al decir que el director de la CFE no ha intervenido en ningún modo en la atención, tramitación o resolución relacionados con dichas empresas ni la celebración de algún contrato. Es más, también dijo que Bartlett tampoco incurrió en faltas a responsabilidades administrativas como el ocultamiento de conflicto de interés ni omitió bienes en su declaración patrimonial.
Y por si esto no fuera poco, en la conferencia mañanera al día siguiente de este pronunciamiento de Eréndira, MALO informó que la investigación de la Secretaría de la Función Pública fue para saber si Bartlett estaba haciendo chanchullo en la CFE y como no le probaron nada, entonces el funcionario es inocente, sin mencionar para nada los cuestionamientos sobre los bienes a nombre de su esposa y de sus hijos, que no aparecen en su declaración patrimonial.
O sea, Manuel Bartlett Díaz casi huele a santidad.
Pero, vayámonos por partes, como le gustaba decir a Jack El Destripador: La denuncia presentada ante la SFP revela que el director de la CFE tiene 23 propiedades y 12 empresas, junto a su pareja -tenemos que llamarla de alguna manera, porque no es nada de lo que dije anteriormente- Julia Abdalá y a sus hijos León Manuel y Alejandra Bartlett Álvarez.
Sé de buena fuente que la denuncia no pudo ser radicada en la Fiscalía General de la República porque los que la iban a presentar fueron “cordialmente” conminados a que no lo hicieran “si es que no quieren atenerse a las consecuencias”.
Bartlett no ha desmentido ni uno solo de los documentos probatorios que están -eso sí- en poder de Eréndira y su “sesudo” equipo de sabuesos que hicieron la “investigación”.
Es más, en un desliz que tuvo mientras se echaba una barbacoa con MALO y Rocío Nahle, la Secretaría de Energía a la que también le están apareciendo asegunes por parte de su marido, Bartlett confirmó la existencia de esos bienes y sociedades, pero trató de deslindarse diciendo que son negocios de su pareja y de su hijo León Manuel, de su hija no, conste.
El funcionario rescatado por la 4T de los gobiernos priistas, dice que no tiene vínculo jurídico alguno con Julia. Que no están casados ni con concubinos. Que su patrimonio es de ella suyo de su propiedad y que son tan independientes el uno del otro que hasta viven bajo techos diferentes.
A mí me vale un queso gruyere la vida privada de éste y de todos los políticos, pero un abogado especializado en juicios familiares me dijo ayer que con este caso se está creando un antecedente muy peligroso para la vida pública de México.
Me explicó que cualquier sinvergüenza que sienta pasos en la azotea y que actualmente esté casado, se va a divorciar y va a cuidar muy bien de que aún manteniendo vida en común con su “pareja”, no la declare ni novia, ni concubina, ni nada de lo que Bartlett ha exhibido como excusa para zafarse de las acusaciones que le hacen.
Bartlett se está burlando de nosotros. Se vale de la protección que por alguna insana razón le tendió MALO al rescatarlo del priismo, para hacer jugarle el dedo a la opinión pública.
Pero los datos duros evidencian el ocultamiento de su verdadera fortuna: Él, Julia y sus hijos compraron en co propiedad una casa en la calle Tecamachalco 146 de las Lomas de San Isidro, en la CDMX. Ahí construyen un edificio de departamentos.
Otro dato: Rodrigo Abdalá Dartigues -sobrino de Julia- es súper delegado del gobierno federal en Puebla y antes fue secretario particular de Bartlett cuando éste fue senador del 2012 al 2018.
El tal Rodrigo salió tan ducho para los negocios que de la mano de Bartlett le salieron, como al nopal, propiedades por todos lados y su carrera política creció tan rápido como crecieron los bienes y negocios de su tía y de los hijos del mandamás de la CFE.
Es una descarada simulación que Bartlett y Julia no estén casados y para todo esto se presta Eréndira, que es “víctima” del desalmado abuelo que hace honor al personaje del libro de García Márquez.
CAJÓN DE SASTRE
“Qué mugrero. Y esta es la 4T que los ilusos que hay en todos los sectores, incluyendo a las cúpulas empresariales, se están tragando todita. Por algo será pues como decía tu abuela la financiera: piensa mal y acertarás o como digo yo: El interés tiene más patas que un ciempiés”, dice la irreverente de mi Gaby.