Usted está aquí
La carta
A falta de Whatsapp, la gente de la antigüedad salvaba las barreras de la distancia mediante textos, generalmente manuscritos o mecanografiados directamente sobre papel, en los que además de las salutaciones y algo de información general como la fecha y lugar de origen del escrito, se exponían todos los asuntos e inquietudes vigentes entre dos partes, ya fueran personas o instituciones, imposibilitadas geográficamente para la comunicación de viva voz.
Se llamaban cartas y no me extrañaría que la mitad de los lectores de esta columna (la mitad joven, por supuesto) hayan jamás en su gameboyera vida redactado y mucho menos enviado una misiva.
La importancia del correo era tal que prácticamente no existió en la Historia civilización, cultura o sociedad organizada que no lo tuviera entre sus servicios prioritarios. Ya fuera el Correo Real, la diligencia, la paloma mensajera, o el servicio de paquetería por relevos de los aztecas, el tráfico de información fue siempre un asunto vital.
Y hablando de la Historia, sus personajes ilustres nos dieron algunos de los más bellos ejemplos epistolares, en los cuales podemos asomarnos a su privilegiado intelecto y particular condición de su alma, ya sea heroica, amorosa o retorcida.
Célebre es la correspondencia de Winston Churchill (“Queridos aliados, manden por favor más chupe”), la de Mark Twain y la de Hemingway; las infames cartas “Desde el Infierno” de Jack el Destripador (“esos del Scotland Yard me la persignan…”), las ardientes misivas a la “Amada Inmortal” de Beethoven y el debate postal entre Sigmund Freud y Carl Jung.
Redactadas por motivos eminentemente pragmáticos, son éstas entre muchas otras auténticas perlas del pensamiento humano, luces resplandecientes en tan fascinantes biografías, obras maestras por derecho propio.
Algunas se destacan por su impecable elocuencia, otras por el contexto apremiante en que fueron escritas, por su antigüedad o por la relevancia del remitente o el destinatario. Con carácter de oficio y una demoledora contundencia que marcará un antes y un después en los anales de la correspondencia estatal, recibió el Gobernador de Coahuila una carta que podrá parecer escueta; sin embargo, a pesar de no sobrarle una sola letra, tampoco le falta absolutamente nada.
La reproduzco íntegra a continuación:
Zaragoza, Coahuila a 27 de junio de 2016
Lic. Rubén Ignacio Moreira Valdez. Gobernador Constitucional de Coahuila de Zaragoza. Saltillo, Coahuila.
NO TENEMOS AGUA PARA CONSUMO HUMANO…
Atentamente:
“Sufragio efectivo, no reelección”.
C. Leoncio Martínez Sánchez. Presidente Municipal.
Directo, conciso y al grano. Ni salutaciones oficiosas, ni zalamería protocolaria, ni ornamentos retóricos. Ni una sola molécula de tinta desperdiciada en lambisconerías.
Es interesante que quien suscribe no es un hijo de vecino cualquiera (usted, yo o cualquiera de los miles de coahuilenses que sencilla y, contradictoriamente, no existimos para la administración que nos gobierna), sino el titular de una autoridad tan legítima como la que inviste al propio destinatario, es decir, el Alcalde de uno de nuestros 38 endeudados municipios, el último en orden alfabético, Zaragoza.
La situación apremiante de que hace partícipe al Ejecutivo coahuilense tampoco necesita ser pormenorizada, ni puesta en antecedente o contexto: sin agua un organismo está condenado a perecer y un colectivo a desaparecer. Y Zaragoza no tiene agua, recurso de por sí escaso en nuestra árida patria chica.
No obstante el agua de Zaragoza se destina a la siempre laudable elaboración de cerveza deliciosa, lo cierto es que no hay valor supremo para el tesoro líquido que la subsistencia de hombres y niños.
El vampiro en cuestión es la Compañía Cervecera Coahuilense, antes de Grupo Modelo hoy de Constellation Brands y es un ejemplo del desarrollo traído a Coahuila por el moreirismo: un desarrollo sin la menor sustentabilidad, uno a favor del interés del capital, pero letal para el pueblo, uno que se negocia en las altas esferas del poder a billetazos. ¡Y todavía insiste el Gobierno con Energía explotar el gas shale en la Entidad! De veras que hay que ser demente o criminal para, dadas las condiciones, sugerirlo siquiera.
Y si fue Humberto Moreira quien abrió la puerta a este Drácula corporativo, la administración de su hermano y sucesor responde a esta problemática como mejor lo sabe hacer: negándolo todo. Para el Gobierno Estatal sencillamente el desabasto es un infundio. Entonces el Alcalde de Zaragoza debe estar loquito.
Hará falta más que una carta, mucha más tinta y algo más para que el problema se reconozca con miras a una solución. Pero al menos, la categórica carta del Alcalde nos ha hecho reparar en este problema impostergable.
petatiux@hotmail.com
facebook.com/enrique.abasolo