Usted está aquí
La guerra de los ‘Mims’
No vivimos la Era de la Información, sino la Guerra de los “Mims”. No estamos informados, estamos mimificados. Invento palabras, porque no encuentro mejor manera de decirlo. “Meme” en inglés, lo traduzco a “mim” en español.
Voy a denunciar un problema grave. “Mims” y “Memes” se están esparciendo en la sociedad como plagas. Los jóvenes se contagian de enfermedades incurables.
Otros tenemos malicia. Leer periódicos nos entrenó para el debate. Detectamos el rollo, a los falsos y el amarillismo. Los jóvenes no. Ellos son víctimas propiciatorias. El amarillo del “Meme” les brilla como oro.
Recordemos, el “Meme” fue inventado por el biólogo Richard Dawkins para describir un paquete de información que toma vida propia. Explicar la evolución de la inteligencia humana. Como buen “mim” se esparció con rapidez.
Pero… haciendo honor a su naturaleza, el “Mim” se bifurcó en dos: Uno es el original, científico y muy útil, le llamaré “Mim”. En cambio, a su degeneración vulgar los usuarios de internet ya lo bautizaron “Meme” con “e” aunque se oye fatal.
El popular “Meme” es una foto con una leyenda chusca. También puede ser un video aunque no reciba el apodo de “Meme”. Se desparraman cual virus que “infecta” y se anida en mentes indefensas. Las recluta para contribuir el contagio. A cuántas estupideces se les da “Resend”. El “Meme” ha desplazado al “Mim”.
Los “Memes” nos gobiernan y la teoría de “Mims” explica por qué.
El envío de “Memes” al por mayor va de la mano con una cultura de gratificación instantánea que las redes sociales facilitan. Cualquiera esparce memes aunque no aporten a la sociedad. Un estudio encontró que combinar color y movimiento, con premios instantáneos e interacción social libera dopamina en el cerebro; es adictivo.
Tres ejemplos: los juegos electrónicos literalmente envician a los niños. Hay coreanos que juegan en su “compu” usando pañales de adulto para no tener que levantarse al baño. Y un caso muy local: vemos como las sampetrinas son especialmente vulnerables a ir texteando mientras manejan.
En efecto, los “Mims” acosan con furia a cerebros sin defensas y les ordenan reenviarlos. Cada recado —por intrascendente que sea— dispara un mecanismo irrefrenable de urgente respuesta. Si conocen alguien así, hablen con ella… o él.
Todo lo que he dicho puede ser literalmente juego de niños frente al problema grave: los grandes medios de comunicación de pronto se han visto desplazados por las redes sociales. Ahora son forzados competir contra noticias triviales. Por ejemplo, el tipo de zapatos con los que la señora Trump caminó hacia un helicóptero para iniciar su viaje a Texas para constatar los estragos de la tormenta “Harvey”.
El ataque con un “Meme” se gana así: capturar atención y dominar al cerebro para que lo reproduzca. Cualquier puede y el estándar tiende a lo peor. Grupos ínfimamente minoritarios esparcen mims para legitimar sus preferencias estrambóticas, o sus ideas o métodos fascistas. Las novelas esparcen “Mims” machistas, feministas, lésbico-gays, pro y contra corrupción —al mismo tiempo.
Las batallas de esta guerra son campales, de todos contra todos. Luego las conductas aberrantes se exhiben en las calles, y se llevan a las escuelas. Los medios masivos dicen que nos “informan” cuando les dan vuelo. Tratándose de lo aberrante, a mayor ignorancia, mejor retoña el mim. El círculo vicioso perfecto.
Hay pocos debates serios por temor al “Meme” que ridiculiza a la persona. La autopropagación de memes irrespetuosos es tan letal como una guerra “biológica”. No hay vacunados. Propagar mensajes religiosos es contraproducente.
Los medios de comunicación masivos deben reconocer que la sociedad civilizada peligra y defender la verdad. No se valen las traiciones. Con generales dudosos de su identidad, la Guerra de los “Mims” se perderá.
javierlivas@prodigy.net.mx