¿La historia lo absolverá?

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¿La historia lo absolverá?

La revolución cubana llegó a derrocar a batista que duró 11 años como presidente de cuba, solo para instaurar un gobierno que lleva 57 años en el poder

Nada es para siempre. Hace pocos meses, Fidel Castro, líder moral de la Revolución Cubana, dio un discurso que sonó a despedida. 

Lo hizo ante el pleno del Partido Comunista de Cuba a quienes dijo: “Pronto deberé cumplir 90 años, nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo, fue capricho del azar. 

Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos”.

Castro acaba de cumplir 90 años, y como usted y como yo, es un personaje lleno de contradicciones. Un hombre que junto a su hermano Raúl, Camilo Cienfuegos y Ernesto el

“Che” Guevara, derrocó la dictadura de Fulgencio Batista, para imponer en Cuba al socialismo como una necesidad ineludible. Una opción humanista para combatir al capitalismo exacerbado y que la socialización de los medios de producción, asegurara el máximo bienestar posible para el mayor número de personas posibles. La igualdad en la propiedad y la distribución equitativa del ingreso se volvía necesaria ante las condiciones de desigualdad imperantes y se creía que con este modelo, se alcanzaría la liberación del hombre por el mismo hombre.

Era el sueño aquel de Salvador Allende de que “De nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”. Así inició la inspiradora Revolución Cubana con Fidel cuyo carisma, primeras decisiones y férrea defensa ante el atropello de los Estados Unidos hicieron soñar a muchos. Pero con el tiempo, todo cambió.

Fidel, fue un personaje que alcanzó a ver a casi el 30 por ciento del mundo con regímenes socialistas, pero que al paso de los años fueron cayendo uno a uno. Él mismo atestiguó en Cuba, las condiciones económicas que siguieron a la caída de la Unión Soviética. La pobreza jamás cedió terreno, como tampoco lo hizo la codicia humana. La única realidad es que la igualdad de oportunidades y la satisfacción de las necesidades como condición básica de la justicia social a favor del hombre, se han enfrentado tanto en los regímenes socialistas como capitalistas con un solo enemigo: el propio hombre.

Respecto a las revoluciones, el escritor argentino Adolfo Bioy había descrito a la Revolución como un movimiento que ilusiona a muchos, desilusiona a más, incomoda a casi todos y enriquece extraordinariamente a unos pocos.

El escritor se quejaba de esos “supuestos comunistas” que levantaban el puño izquierdo como pose para la foto, como hacían o hacen algunos supuestos defensores de libertades, mismas libertades que después no respetaban. Esos que con la otra mano, la derecha, cobraban las comodidades que les proveían los negocios producto de un capitalismo rampante y abusivo y se entregaban a un mundo de privilegios.

Mi abuelo, uno de los fundadores del partido comunista en México y de quien lamento no haber heredado su valor y coraje, murió decepcionado de Castro y del socialismo.

Lamentaba la falta de libertades, la intolerancia, corrupción y opulencia de sus dirigentes que como siempre sucede, terminaron haciendo lo que tanto combatieron: Se eternizaron y corrompieron en el poder.

Hoy Fidel está en el ocaso de sus días y como muchos, quiere pasar a la historia. Y aunque nadie pone en duda los saldos positivos de su revolución: Educación, salud y la dignidad que alcanzó una pequeña nación en contra del monstruo imperialista, tampoco podemos olvidar sus yerros. 

La Revolución Cubana llegó a derrocar a Batista que duró 11 años como Presidente de Cuba, solo para instaurar un Gobierno que lleva ya 57 años en el poder. Jamás dio paso a la democracia real y perpetuó un Gobierno monolítico ejercido por Fidel y Raúl, un hecho que creó inmensas deformaciones económicas y políticas. Existen acusaciones de ausencia de libertades y violaciones a los derechos humanos. El régimen castrista se cerró y la revolución socialista se convirtió en totalitarista. Hoy el final de Fidel está cerca y solo el paso del tiempo podrá resolver si la historia lo absolverá.

@marcosduran