La ilusión de la democracia

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La ilusión de la democracia

El votar es una ilusión momentánea de que podemos influir en el destino de nuestra ciudad o estado. Muchas personas se desalientan y consideran una pérdida de tiempo votar. Una vez electo el gobernante o legislador, en el menos malo de los casos, asume las decisiones por cuenta propia. En el peor de las situaciones, sus decisiones obedecen a intereses partidistas o de grupos económicos globales que están por encima de él. 

Incluso hay problemas que provienen de tendencias mundiales y exceden la capacidad de cualquier político local,estatal y hasta nacional. El verdadero poder está en los mercados financieros globales y sus instituciones, el terrorismo internacional, que a veces es la misma cosa. Esto dificulta Se hace difícil esa labor primordial política de ofrecer servicios básicos, cuando está fuera de su control. Se pierde así cualquier posibilidad de una representación real del interés ciudadano. La democracia queda reducida a una simple elección, a un periodo recurrente en el que llegan los circos, digo las campañas a la ciudad. Actos en las que, mediante un desperdicio de dinero, se promete de todo y rara vez se cumple.  Mejor deberían jugar una partida de ajedrez, o dejar la elección a un juego de azar. Quizás la decisión resultante sería mejor que dejarla a un electorado poco informado. El ciudadano sabe de su poca influencia en el futuro y los actos de sus gobernantes, por eso no confía en ellos, ni en el proceso para elegirlos, ni en los árbitros que silban los partidos. Sabe que es una ilusión. 

Al momento de escribir esto desconozco el resultado de la contienda electoral en Coahuila. Ni siquiera estoy en la ciudad. Lo que sí no es difícil de prever,  es que es una de las elecciones más cerradas. Que es una de las elecciones más confusas que  habremos vivido. El resultado definitivo creo será tardado  y el árbitro electoral tendrá un papel preponderante. Tampoco tengo mucha esperanza en que los problemas difíciles se vayan a resolver, sin importar si el electorado elige la continuidad o el cambio.