La isla de la fantasía y el avión

Usted está aquí

La isla de la fantasía y el avión

Recuerdo como si fuera ayer la serie de televisión “La Isla de la Fantasía” (Fantasy Island, de ABC). Uno de los programas de televisión más populares en los 80 y estelarizado por Ricardo Montalbán, uno de los actores mexicanos más famosos de la historia y quien además creció en Torreón, Coahuila. En la Isla de la Fantasía, el señor Roarke (Montalbán) y su siempre fiel ayudante Tattoo (Hervé Villechaize), ambos vestidos impecablemente en trajes blancos de tres piezas, manejaban un lujoso hotel en el que de alguna forma eran capaces de cumplir fantasías o sueños de sus huéspedes. Una de las escenas que se repetía al inicio de cada episodio era Tattoo anunciando con mucho entusiasmo la llegada del avión que traía huéspedes a la isla gritando “¡el avión, el avión!” al tiempo que sonaba una campana.

Últimamente vino a mi mente Tattoo, la isla de la fantasía, el Sr. Roarke y el avión, porque parecería que México se ha convertido en una minicaricatura o variación tragicómica de ese programa de televisión. Tenemos al señor Presidente actuando como dueño de la isla y en el papel no sólo del señor Roarke, sino también de Tattoo. Parece sólo faltarle el traje blanco de tres piezas. Cada día se presenta al micrófono a cumplir sueños (de algunos) y generar pesadillas (a otros) y cada vez que se le ocurre divierte (de distraer más que de entretener) con el asunto del avión presidencial. Focas aplaudidoras y “opositores” por igual, no dudan en morder el anzuelo y pasarse días enteros divagando con datos a medias, discutiendo sobre temas que no necesariamente entienden. Y de alguna u otra forma el Presidente sigue con cerca del 70 por ciento de aprobación, tal vez mejor que Montalbán en su papel del señor Roarke. Sólo le faltaría rifar el avión (cosa que al parecer considera ya como una opción) y entregar las llaves al ganador vestido en su traje blanco de tres piezas. Esta semana se anunció que ¡el avión, el avión! regresaría a la isla de la fantasía, bueno a México. Esto abrió la puerta a críticas variadas y a maromas de 4 grados de dificultad, con pocos datos duros. Básicamente nos hemos convertido en el paraíso del meme, así es como analizamos y digerimos las noticias relevantes, con memes. Bueno, me dio curiosidad el tema del avión y recopilé algunos datos que pudieran indicarnos qué tan ofendidos y estafados nos debemos sentir con el asunto y entre quién o quiénes debemos repartir el enojo. Son muchos números, tengan paciencia por favor.

El avión 787 (matrícula XC-MEX) de $218MDD fue ordenado por Felipe Calderón en 2012 cuando ya había sido electo EPN y cuando ese modelo (el avión, no EPN) no estaba ni autorizado para volar por fallas técnicas. El XC-MEX fue el sexto producido de todos los 787 (en 2009) y sufría de problemas de sobrepeso (nos pasa a muchos) que lo hacían inviable para aerolíneas; se estimaba que su precio de venta no sería superior a $110MDD. El avión no era nuevo, sino que había sido usado por Boeing por varios años para pruebas. Para compra, mantenimiento y operación del avión se presupuestaron cerca de $400MDD por 15 años. En 2014, antes de que EPN recibiera el avión (febrero de 2016), ordenó (a HIGA) una remodelación (no construcción) del hangar presidencial con costo aproximado de $90MDD. Hoy en día, un 787-8 modelo 2016, adecuado para aerolíneas y con 30 horas de vuelo (nuevo), se ofrece en venta en $122MDD; y existe un 787 ejecutivo a todo lujo que se renta en 70 mil dólares la hora (http://en.deerjet.com). Es decir, si EPN hubiera rentado el avión más lujoso del mundo, hubiera gastado unos $42MDD en los 3 años (600 horas aproximadamente) que tuvo el 787 o unos $210MDD si se siguiera usando al mismo ritmo durante los 15 años del contrato del XC-MEX, incluyendo para vuelos a Puerto Vallarta o Monterrey, que son de 1 hora y muy cortos para semejante monstruo. Un Bombardier Global 7500 nuevo (de lo más lujoso en el mercado) cuesta unos $73MDD y aunque sólo tiene capacidad para unos 20 pasajeros, tiene alcance para ir sin escalas de CDMX a París, Tokio o Shanghái. ¿Con quién debemos enojarnos los mexicanos? En mi opinión, el XC-MEX debería ser un símbolo doloroso y ofensivo de cómo no queremos que se maneje el presupuesto del país. AMLO en ese avión sería una muy mala señal y esa foto no se borraría nunca.

@josedenigris  josedenigris@yahoo.com