En 2016, los pronósticos fueron muy claros para 2017. Todos negativos y adversos. Apenas concluyó enero y ya estamos padeciendo el sobresalto de una montaña rusa que no tiene para cuando aplacarse. 

Añadamos a lo anterior el enorme desprestigio de la clase política y el enojo y cansancio ciudadanos, que achaca a los políticos todas sus adversidades, incluso aquéllas que nada tienen que ver con el servicio público. 

El triunfo de Trump y sus primeras semanas de Gobierno agudizaron los achaques: el mundo ingresa en una nueva era. El ordenamiento surgido de la posguerra fría está llegando a su fin. Estados Unidos pronto perderá su posición hegemónica. Europa se debilita amenazada por la desintegración que inició el Reino Unido. Nuevos actores, como China y la India, aparecen en escena. Rusia lo sabe y aprovecha el viaje para regresar a escena y reclamar su pedazo de pastel.

Estos problemas suceden en el seno de una revolución cultural, científica y tecnológica cuyas repercusiones parecen incalculables. Solamente una de cada 100 tecnologías que utilizamos hoy será útil dentro de 30 años. La información, el conocimiento y el ruido fluyen con enorme intensidad y a gran velocidad. 

Geopolíticamente, Coahuila se ubica en el corazón de América del Norte, por tanto, es muy vulnerable a los fenómenos globales. En este contexto habremos de elegir Gobernador del Estado.

Percibo tres retos y amenazas principales: 1) La economía nacional, producto de los cambios que se están operando en el mundo. México trae como timonel a un Presidente que rechazamos más del 85 por ciento de los mexicanos. 2) El Gobierno de Trump en Estados Unidos amenaza y actúa contra estados como el nuestro. De cumplirlas, los retos y adversidades para miles coahuilenses se multiplicarán. 3) El Gobierno entrante heredará un desastre administrativo mayúsculo.

Frente a estos retos enormes, se nos quiere vender la idea de que nomás hay dos sopas: dos empleados públicos full time que han amasado fortunas inexplicables al amparo del poder, dos políticos profesionales sin resultados que mostrar, sin agenda de Gobierno. ¿Qué esperar de Riquelme o Anaya? ¿Qué los califica para domar al toro? Para Coahuila es la rifa del tigre y, entre ellos dos, ni para dónde hacerse.

Miles de empleos dependen de la economía global, conservarlos e incrementarlos es el reto más urgente; es escasa e inadecuada la capacidad de los punteros. Basta conocer sus actos y trayectoria para saberlo. ¿Qué saben y pueden ofrecer dos empleados del sistema, dos políticos de tiempo completo que, en su vida, han generado un solo empleo?

Está en juego nuestro presente, nuestro porvenir, nuestras familias y, sobre todo, nuestros hijos. Espero que los coahuilenses nos demos la oportunidad de abrir el horizonte, de lo contrario tocará votar por el mal menor. Lo que está claro es que el PRI es insostenible. Ahora es cuando.

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