La risa, remedio no tan infalible 2/2

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La risa, remedio no tan infalible 2/2

Descrito por su creador como “un niño atrapado en el cuerpo de un adulto”, Mr. Bean no es sólo un personaje de la comedia inglesa, con el tiempo, el hombrecillo del saco de tweed se llegó a convertir en todo un símbolo británico.

Pero pese a lo que pudiéramos suponer, su álter ego, Rowan Atkinson, es un tipo de lo más sobrio, “callado y más bien aburrido”, según sus propias palabras.

Aun así, en su faceta cívica, Atkinson pronunció un airado discurso en la Casa de los Lores del Parlamento Británico para fijar su postura contra una iniciativa de ley que pretendía criminalizar el “odio religioso”.

“Así es, soy un firme creyente de que no debe haber ideas o nociones que no puedan ser cuestionadas, ridiculizadas o criticadas. Las religiones merecen todas por igual la misma libertad de culto y de práctica, mas ninguna merece estar exenta del derecho a criticarlas”.

¡Vaya! Si de por sí me caía bien. No podría yo estar más de acuerdo con el histrión. Nada puede, ni debe permanecer intocable frente a la crítica mordaz y mucho menos cuando se trata de instituciones o sus representantes.

Como ya apuntábamos, la comedia física, el pastelazo, las cámaras escondidas y las caídas de los videos caseros constituyen la forma más pedestre y rudimentaria de provocarnos la risa.

Y bueno, hay quienes ríen y hasta aplauden al Gobernador cuando dice “pedo” en un discurso oficial: “Los casinos no traen empleo a Coahuila, eso es puro pedo”, (abril 1, 20016).

Pero, como ya le decía, necesitamos retar nuestro sentido del humor más allá de la risotada fácil e instantánea (o de comparsa). 

Tampoco se trata de convertirnos en esnobistas del humor (“Sí, a mí sólo me divierten algunos textos de Boccaccio, ‘El periquillo…’ de Fernández de Lizardi y las comedias de Shakespeare”). ¡Pos no, verdad!

Pero créame, manejarse sólo por debajo de cierto nivel en la escala del humor es básicamente enajenación.

Anotamos además en la pasada entrega tres principios para estimar saludable una propuesta humorística. ¿Quién las recuerda?

¡Para qué me molesto si ya sé que nadie estudia! Aquí van:

La comedia debe ser constructiva (motivar la reflexión), honesta (no debe ser vehículo del engaño) y sobre todo divertida (original, sorpresiva, ácida). 

Con base en dichos preceptos he tratado de regir siempre a ésta, la Nación del Petate, añadiendo quizás un cuarto principio o Mandamiento: “You shall not force it” (“No lo forzarás”). Es imposible pretender ser gracioso a cada momento, en toda ocasión. A veces el estado de ánimo o la situación sencillamente no dan para ello y forzarlo sólo provoca pena ajena. El chiste “ad ovum” es patético (¿verdad, Derbez?).

Admiro sin duda también a los moneros y humoristas a ultranza del semanario satírico francés “Charlie Hebdo”, y no porque se hayan convertido en los mártires del islamismo (eso quién sabe qué trasfondo tenga), pero sí por atreverse a hacer humorismo de todos los temas rotulados como tabú por el consenso de lo políticamente correcto. Dicho de otra manera, les vale madre.

En efecto, creo al igual que Rowan “Mr. Bean” Atkinson y el equipo del semanario parisino que no debe existir tópico vedado, ni en religión, ni en sociedad y mucho menos en política. Eso sí, es menester responsabilizarse de lo que se afirma, así sea en clave de humor, porque incluso a través de la sátira se pueden hacer señalamientos de lo más serios.

Hacer acusaciones anónimas so pretexto de estar compartiendo una observación aguda es vil, pusilánime, propio de eunucos y lo que pa’bajo le siga.

Podemos pues agregar un quinto: “El humor es valiente y da la cara”.

Otra propuesta que cumple con los parámetros por mí impuestos es el noticiero en línea “El Pulso de la República”.

Es todo lo que me gusta: desopilante, irreverente, majadero y “tira-netas”. Al menos, su titular, es el único comunicador que conozco que ha tomado un micrófono en Coahuila para condenar lo ominoso del “moreirato”. A los locales parece que les paraliza la idea de increpar al Poder (y eso que nos las damos de muy norteños, echaos pa’lante, de muy machos, de que “las mujeres cabronas” y no sé qué más).

Lo cierto es que cada vez que Coahuila figura en esta emisión de YouTube es porque estamos haciendo un ridículo superlativo, como elegir en sucesión a dos hermanos como gobernadores, o endeudarnos hasta la camiseta para dentro de medio siglo, o dejar ir así como así a los responsables de todo ese desgarriate.

En la emisión del lunes fuimos otra vez la comidilla del cíber-noticiero de mayor audiencia, en primera instancia por llamarnos “Coahuila”, por tener un municipio llamado “Nadadores”, donde existe un ejido “Trincheras”, cuya gente es responsable de la erección (¡ups!) de un monumento dedicado al inventor del baile del billete y líder en las encuestas de popularidad, Humberto Moreira.

Y sí, la verdad sí todo está como para partirse de la risa -claro- siempre y cuando no viva uno en la Entidad aludida, en cuyo caso ello se presta para plañir como quinceañera sin fiesta ni chambelán.

Tengo dos artículos disertando sobre humorismo porque amo la risa y me encanta hacer reír (cuando se puede). Pero en serio, estoy hasta la madre de que Coahuila sea, por culpa de una pequeña mafia, motivo de guasa, chistes y ridículo. ¿Hasta cuándo?


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