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‘La solución a muchos problemas viene del arte’: Isaac Hernández
TORREÓN.- Tiene 25 años y a estas alturas él mismo reconoce que ya es “más una bailarín que un ser humano”. Entre horarios esmeradamente diseñados para conjugar su entrenamiento con los ensayos Isaac Hernández visitó por primera vez la ciudad de Torreón para compartir su experiencia con los más jóvenes e impulsarlos en los momentos decisivos en su vida.
Todo inició en su natal Guadalajara, donde sus padres que también se dedicaron a la danza, se asentaron para formar una gran familia de la que Isaac fue el séptimo hijo de 11, quienes desde pequeños fueron arduamente entrenados en el patio de su casa con una barra improvisada y pedazos de triplay.
De todos únicamente Isaac y su hermano Esteban desarrollaron una carrera en el ballet destacando desde pequeños como grandes promesas en esta disciplina.
Con el tiempo Isaac se hizo del reconocimiento internacional participando en los escenarios más importantes del mundo, ganando múltiples medallas de oro y un nombramiento especial del Kirov de Rusia por la perfección de su técnica.
El éxito se volvió más grande cuando se convirtió en el primer bailarín principal de Ópera de Francia, para luego bailar en el cierre de los Juegos Olímpicos de Rusia y ser actualmente el Primer Bailarín del Ballet Nacional de Londres.
Aún así, Isaac tiene como filosofía el llevar a otros la experiencia que la disciplina y la vida le han otorgado, por lo que visitando la ciudad de Torreón para ofrecer dos clases magistrales en el curso ‘Pirouetteando’ y la plática motivacional ‘Vivir con propósito’, VANGUARDIA tuvo la oportunidad de charlar con el.
“Me ilusiona apoyar a los jóvenes no sólo a relacionados con la danza y las bellas artes sino aquellos que se encuentran en un momento decisivo, espero que mi testimonio les pueda servir de algo”, dijo Hernández.
Otro de los puntos focales en el pensamiento de Isaac son la dignificación del trabajo del artista y las artes como un bastión del desarrollo social en México, encontrando en su propia historia una relación que une ambos aspectos.
“No es fácil vivir en México y decir que quieres ser bailarín de ballet. Recuerdo que en Jalisco cuando empezaba era muy difícil lograr el apoyo de las instituciones culturales y privadas, más siendo un niño de 8 años de quien no tenían idea de lo que podría hacer o lo que estaba pensando en hacer”, aseguró.
El reconocimiento llegó primero del extranjero, sin embargo lejos de estar resentido con el país Hernández encontró un hueco para trabajar por algo mayor y mejorar las cosas en México.
“Sabía que necesitaba tener éxito para lograr llamar la atención, pienso que es algo normal porque el único que vale es el éxito meritorio. Necesitaba hacer ruido, llamar la atención para poder ser reconocido en mi país. Creo que para estar contento con el reconocimiento necesitas merecerlo y yo quería merecer ser reconocido en mi país”, confesó.
Añadió que uno de sus mayores logros profesionales es saber que gracias a lo que él ha logrado, las puertas se han abierto para muchos otros jóvenes que tienen intención de dedicar su vida al arte.
“Estas dificultades han cambiado muchísimo. Ahora hay muchos jóvenes que están siendo apoyados por instituciones culturales y por sus padres; he dado la posibilidad a muchas personas de creer en el arte y es es algo muy bonito, porque el mundo tiene ya demasiada gente infeliz haciendo cosas que no les gustan”.
Las dificultades no se limitan a lo económico, ya que en una disciplina tan compleja como el ballet, Isaac ha experimentado al máximo los límites no sólo de su cuerpo sino de su mente, como cuando a los 15 años, estando lejos de su familia o cualquier clase de apoyo moral, una hernia en los discos lumbares puso en riesgo su futuro como bailarín.
“Si es muy difícil, pero así es la vida y me alegra haberme encontrado con estos obstáculos, haberlo superado y darme cuenta de que gracias a eso soy quien soy, y que gracias a eso he logrado una carrera extraordinaria a los 25; me han hecho una persona fuerte, con ambiciones, con el valor de enfrentar la vida. Agradezco mucho las experiencias que he podido vivir”.
La responsabilidad social de los artistas
El nivel artístico que han cobrado los días de Hernández están por encima de la distancia que divide a México de Londres en distancia y nivel de acceso a la cultura, sin embargo él y su familia luchan por no olvidar el sitio de donde provienen y cómo empezó todo.
Por ello la retribución social es una parte importante del trabajo que realiza Isaac, por lo que además de inaugurar dos escuelas gratuitas de ballet en Jalisco y realizar giras con instituciones como la extinta CONACULTA, el bailarín suele volver seguido a México para ofrecer charlas y talleres.
“Es inevitable sentir responsabilidad. Un artista siempre se ve influenciado por el tiempo en el que vive y hoy la cultura en nuestro país está en un punto muy bajo, y considero que es responsabilidad aún más de aquellos que hemos logrado una carrera destacada internacionalmente”, dijo.
Esto ya que por un motivo que no se explica, esto artistas reciben mayor atención, y esa es una oportunidad para llevar a los demás lo que llevas haciendo muchos años y no volver sería desperdiciarlo todo.
“Si no hacemos esto, mucha gente se va a quedar sin ballet, sin cultura, sin estas oportunidades que no serían posibles si tu no lo haces. Uno muy fácil se puede olvidar de un mundo que está necesitado de un montón de cosas y de la gente que lo está haciendo con menos oportunidades de las que uno lo hizo”.
El éxito, el reconocimiento y los privilegios que ha conseguido a lo largo de su vida son algo peligroso que asegura le gusta dosificarse a cucharaditas, a pesar de estar consciente de todo por lo que ha tenido que pasar y los días en los que su cuerpo no pudo más
“Me da mucho gusto por mis papás; en mi nació el deseo de bailar y estar en el escenario haciendo algo con mi vida. Saber que mis papás han estado cerca de mí en todo el proceso ha sido lo mejor” mencionó.
No niega sentirse contento por lo que ha logrado, pero asegura que no se deja conformar, por lo que día con día busca renovar sus deseos y ambiciones, pensando en más cosas que bailar, más ballets en los cuales trabajar y en la forma de seguir bailando con satisfacción todos los días.
“Si pienso que la solución a muchos problemas viene del arte; muchas veces pensamos que el ballet puede llegar a cierto punto y nada más, pero en realidad tiene unas oportunidades de cambiar a la sociedad que yo mismo he visto y en las que creo”, finalizó el bailarín tapatío.