La vida es para hacer un milagro a toda marcha

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La vida es para hacer un milagro a toda marcha

ESMIRNA BARRERA
Existen personas que se aferran a la esperanza y deciden convertirse en fuente de inspiración para las demás personas

He releído el  libro de Nick Vujicic  “Una Vida sin Límites. Inspiración Para una Vida Completamente  Feliz”, (editorial Aguilar), al concluir la lectura ha vendido a mi mente eso que Gérard Bessière  escribió: “hay seres que ‘existen’ para nosotros. Quizá sólo los hemos visto, entrevistados, una sola vez. Quizá sólo les hemos oído hablar. Sin embargo están entre los testigos interiores que nos acompañan, que nos dan fuerza y luz para vivir. Si me enterara que se han apagado, el mundo y mi vida quedarían empañados y empobrecidos. Como si se me anunciara que en adelante no habría ya estrellas.

“Tales seres crean la vida. Son manantial para muchos, fontana viva de libertad, canto de humanidad”, porque  creo que,  incuestionablemente,  dentro de estos excepcionales seres se encuentra Nick Vujicic, ya que, a pesar de su condición física, no sólo ha hecho que su vida no tenga límites, sino que, además, es fuente de inspiración para millones de jóvenes alrededor del mundo.

Es luz para aquellos que creen que su vida es difícil, o que ya no tiene sentido, es esperanza para otros tantos que padecen algún tipo de discapacidad, o que simplemente han perdido la brújula de sus vidas. A todos ellos Nick les dice “ama tu perfecta imperfección”. A cada joven, con su único ejemplo le dice: “si en la vida tú crees que no has recibido un milagro, conviértete tú mismo en un milagro”, excelente fuente de inspiración hoy que la pandemia ha rumiado el entusiasmo de muchísimas personas y que el pesimismo lentamente se apodera de otras tantas. (https://www.youtube.com/watch?v=3xBazk_sLus)

INQUEBRANTABLE

Nick nació un 4 de diciembre de 1982, en Melbourne Australia, sus padres quedaron desolados al percatarse que su pequeño primogénito no tenía brazos, ni piernas y que sólo contaba con un pequeño pie con dos dedos a la altura de la misma cintura. Sus padres iniciaron una cruzada de dedicación y amor decidiendo que el niño sería educado y tratado como todos los demás, inclusive su madre al enterarse que en Australia existía una ley que no permitía la integración de Nick a las escuelas normales luchó y obtuvo la victoria para que Nick no fuera discriminado por esa absurda ley.

Como podríamos imaginar el pequeño fue sometido a todo tipo de  burlas, pero a pesar de que, en infinidad de ocasiones estuvo desolado y triste  y con hartas ganas de dejar el colegio, continuo sus estudios, ignorando a todas aquellas necias e ignorantes personas que lo maltrataban, al tiempo que fue ganándose la confianza y amistad de los más generosos; así, y gracias a su buen humor, a su capacidad de ayudar a otros y su fuerte obstinación para no sentirse menos, ni lamentarse de sí mismo paulatinamente, se ganó no sólo el respeto, sino también la admiración de toda su comunidad.

Nick aprendió a realizar casi todas las actividades que los otros niños hacían con toda naturalidad: nadar, andar en patineta, correr, jugar a la pelota, inclusive practicar el surf.

MOMENTO DECISIVO

Nick cuenta que cuando tenía 10 años pensó en el suicidio, ya estaba harto de la vida, de que otros lo consideran un “fenómeno”. Pensó que la mejor manera era ahogarse en la tina: “una tarde al regresar de la escuela, –comenta– le pregunté a mi madre que si podía ponerme en la tina para remojarme un rato. Cuando salió del baño, le pedí que cerrará la puerta. Después puse mis orejas bajo el agua y,  en medio del silencio, me inundaron pensamientos muy densos. Ya había planeado lo quería hacer.

“Si Dios se va a llevar mi dolor y si no hay ningún propósito para mí en esta vida, si estoy aquí tan sólo para sentir rechazo y soledad, si soy una carga para todos y no tengo futuro, entonces tal vez debería terminar con eso ahora”. Pero al intentarlo simplemente dijo “no puedo hacer esto”, “estoy siendo egoísta”.

Así, Nick se aferró a la esperanza y decidió convertirse en un milagro para las demás personas. Con el tiempo comprendió que no fue él quien tomo la decisión de no morir, sino fue Dios. Fue Dios quien tomo su vida y le dio “más significado, propósito y alegría de lo que un niño de diez años podría haber comprendido”.

Aprendió a contar las bendiciones y encontrar la forma de servir a otras personas, y esto le dio  un sentido de propósito a su vida, también aprendió a tomar un día a la vez y comprendió que habría esperanza mientras no se rindiera. Supo entender que la “única medición importante de su belleza y valor como persona, debía provenir de dentro de sí mismo”. Que el brillo debía ser interno.

SEGUIR SIEMPRE ADELANTE

Nick terminó estudios de comercio, planeación financiera y contabilidad, hoy en día se encuentra casado y tiene un hijo. Es un incansable e inigualable conferencista que le ha dado la vuelta al mundo motivando a millones de personas. Inclusive ha estado en México en donde ha dado esperanza a los jóvenes que lo han escuchado.

En una ocasión le preguntaron a Nick ¿qué recomienda para personas que quieren encontrar felicidad en su interior? A lo que él contestó: “Yo no pude encontrar felicidad sin encontrar mi fe porque sólo Dios sabía cómo me sentía, y estuvo conmigo todo el tiempo, aún en aquellos momentos cuando no lo ‘sentía’ constantemente. Ninguna cosa material puede sanar tu corazón y ninguna actitud positiva te levantará, así que hay que buscar y encontrar el propósito. Todos estamos aquí por una razón. No se rindan”.

También le preguntaron ¿por qué cree que hay tanta gente infeliz en su vida?, a  lo cual respondió: “Porque todos pasamos por heridas, rompimientos, odio, miedo, soledad, pérdidas y depresión algunas veces. Eso es lo que llamamos vida.  Pero el gozo que tengo es que si mis circunstancias no cambian, hay una razón para ello y yo puedo ser un ejemplo de esperanza para alguien más… aun si fuera para una sola persona… como Daniel Martínez… este niño tampoco tiene extremidades. Él es más joven que yo y yo soy como su hermano mayor, su modelo a seguir. El vio mi video donde estoy nadando y ¡empezó a nadar a los dos años y medio!”.

QUIEN TENGA…

Bien lo dice Martín Descalzo “es evidente que nadie, nunca, será capaz de curar todo el mal del mundo. Pero también lo es que el amor avanza lenta aunque implacablemente. Lo urgente es compartir el pan hoy y acompañarlo hoy con el reparto de la alegría. Quien tenga pan, que lo reparta. Quien tenga pan y sonrisa, que distribuya los dos. Quien sólo tenga sonrisa, que no se sienta pobre e impotente: que reparta sonrisa y amor. Porque el hambre volverá mañana, pero el recuerdo de haber sido querido por alguien permanecerá floreciendo en el alma”. 

Además “la vida no es para sentarse esperando que Dios haga milagros espectaculares, no es para limitarse a confiar en que Él resuelva nuestros problemas, sino para empezar a hacer ese milagro pequeñito que Él puso ya en nuestras manos, el milagro de querernos y ayudarnos.

“¿Es que será más milagroso devolverle la vista a un ciego que la felicidad a un amargado? ¿Más prodigioso multiplicar los panes que repartirlos bien? ¿Más asombroso cambiar el agua en vino que el egoísmo en fraternidad?”.

Y esto es lo que Nick Vujicic hace hoy: otorgar razones de vida, de superación y de esperanza a todo el mundo. Concuerdo con Nick, la vida es para “ser” un milagro y, sin duda, él representa  un maravilloso e inmenso milagro que ilumina al mundo.

La pandemia exige reflexión, pero también la determinación inquebrantable de poner a toda marcha nuestra personal existencia, con entusiasmo desbordante, tal como Nick lo ha hecho durante toda su vida. Y para esto ¡no hay excusas! 

 

(Recomiendo ver: http://www.youtube.com/v/GrV_ZvwZRvw y http://www.youtube.com/watch?v=IEqM9XLyBl4)