La voz de las mujeres

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La voz de las mujeres

No es posible echar las campanas al vuelo celebrando los logros de las mujeres, porque hasta ahora vivimos una igualdad desigual, vivimos en un territorio copado por la violencia de género, sobrevivimos en un mundo laboral de discriminación salarial y trabajo precario; hasta ahora el discurso político suena bien, parece que está favor de lo mejor para las mujeres, pero la realidad es otra, el populismo y la demagogia se enseñorean en las políticas públicas de género.

En México, la voz de las mujeres sonó fuerte hace 100 años, cuando las mujeres yucatecas convocaron al Primer Congreso Feminista de Yucatán, que se celebró el 13 de enero de 1916, en Mérida.

Entonces la Revolución Mexicana aún no terminaba, las vías de comunicación eran precarias, la educación para las mujeres era prácticamente inexistente y salir del hogar “era pecado”, no obstante, 617 mujeres acudieron al Congreso  que tenía como objetivos, debatir sobre cómo liberar a la mujer del yugo de las tradiciones, deliberar acerca del papel que debía desempeñar la escuela en la reivindicación femenina, analizar las ocupaciones que el Estado debía fomentar para que las mujeres colaboraran en el progreso de la nación y examinar las funciones públicas que podrían desempeñar  las mujeres para ser líderes sociales.

El Congreso fue el primer eslabón para logar el derecho al voto femenino que se alcanzó hasta 1953, vaya si somos lentos y los varones aferrados a la tradición machista de mandar y desvalorizar a las mujeres.

Ninguno de los derechos que tenemos actualmente nos ha sido regalado. Ninguno ha llegado con la modernidad ni con el paso del tiempo. Ha habido que pelearlos uno a uno y algunos ha habido que pelearlos varias veces a lo largo de la historia porque cuando ya los considerábamos conquistados e inamovibles hemos visto cómo se nos volvían a arrebatar o cómo se nos pretenden arrebatar.

Muchos analistas y prensa escrita y digital se lanzaron a enfatizar los logros y alcances del avance de la lucha de las mujeres, pero la verdad es mucho lo que falta.

En materia de feminicidios, la justicia para las mujeres que sufren este tipo de violencia avanza a cuenta gotas, el año pasado la PGR decretó la alerta de género en el Estado de México, sin embargo los crímenes siguen siendo una constante, este año van más de 16 feminicidios y parece que nada los contiene.

Hace cinco días, en Quintana Roo se denunció la desaparición de más de 269 jóvenes entre 2014 y 2015 y el asesinato de más de 150 mujeres desde 2012, sin que medie ninguna averiguación previa, por lo que el Consejo Estatal de Mujeres de ese estado solicitó la alerta de género. En Puebla la violencia feminicida se ha desatado, al menos 50 mujeres han sido asesinadas con violencia extrema en los últimos 14 meses pero el gobernador Rafael Moreno Valle se niega a declarar la alerta de género por temor a que interfiera en las elecciones. Vaya cinismo.
Mientras que en Coahuila, es evidente que la equidad de género se olvidó, luego de que se ha ido perdiendo paulatinamente la presencia de mujeres en el gabinete estatal.

Las mujeres podemos levantar la mirada para reivindicar tanto lo hecho, como lo que queda por hacer, reclamar un gran pacto de género en el que se contemplen, en el corazón de la agenda política cuestiones urgentes e ineludibles como la erradicación de la violencia de género, la paridad democrática en todas las entidades, la igualdad salarial. Apuremos el paso, sigamos construyendo igualdad, una sociedad en la que nadie se quede afuera ni atrás.