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Leche o café
Nubes negruzcas, gotas gruesas de salpicadura abierta y truenos de retumbo continuado.
Tarde de mayo estruendosa, húmeda y encapotada, como en un ensayo para futuras tormentas alejadas. Despedida clamorosa al sol que va a su horizonte vespertino con todo el esplendor de sus rayos amarillentos. Más tarde, el naufragio lunar, de luminosa barca inclinada, destella muy cerca de venus.
Fut y debate rasurado en tiempo, por ausencia de la dama que se bajó del tren electoral en su estación, con honestidad y congruencia. Serán programa de pantalla para televidentes de fin de semana.
Se acerca la comunidad nacional a un tiempo dilemático. De cara o cruz, del pinto o el colorado, de águila o sol. Ya no son ideologías, ya no son partidos. Las opciones son ensaladas, alianzas, combinaciones ambidextras que dejaron obsoletas las izquierdas y derechas como geometría trasnochada.
Por eso la gente sólo ve personas, rostros, gestos, ademanes, palabras, propuestas y descalificaciones en declaraciones, entrevistas y en debates, que ahora se abren a redes, a preguntas y aportaciones ciudadanas.
No pocos lanzarán la moneda al aire o usarán otras formas de echar suerte. Los perplejos quedan atrapados en la indecisión o en un voluntarismo pendular, casi bipolar, y su brújula parece marcar dos nortes. La puerta que se quiere cerrar es la del abstencionismo o del voto nulo, porque se quiere tener asiento y derecho en el voto emitido para tener la congruencia de exigir que se cumpla el mandato dado.
Colmillo o lozanía, juventud o adultez mayor, locuacidad o laconismo, tecnología o pueblo, eficiencia o austeridad. Se ven los colores de los cocteles, pero se ignora qué sabor tendrán. ¿Hacia dónde se irán los más y hacia dónde los menos? Es la Y griega de la ya cercana coyuntura de un sufragio disyuntivo.
Cada votante auténtico, no ya enfrascado en siglas y colores o guiados por repeticiones de disco rayado, tiene algunas semanas para llegar a su decisión final. Puede haber chubascos y relámpagos, nubarrones y truenos, pero así como el sol no deja de hundirse como moneda de oro en la alcancía de la montaña, así llegará cada boleta a la ranura de la urna para sumar su unidad...