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Llenan de vida los panteones en Saltillo
A la entrada del panteón Jardines de Santo Cristo una pareja de catrines recibe a los invitados que este miércoles visitan a los suyos, a los que ya no están, a los que extrañan. Los guían para que no se pierdan entre los senderos de la muerte, los que están adornados entre sabinos y flores, entre mármol y tierra.
Cerca de la oficina de administración del panteón decenas de personas se enfilan para que las enfermeras de los Servicios de Salud las vacunen contra la influenza, mientras otros miran desde lejos las hileras de gente que pasan con sillas, cubetas y escobas, para limpiar las tumbas de sus muertitos; esta misma escena se puede observar en todos los camposantos de la ciudad.
En las afueras de los cementerios, decenas de vendedores hacen más lento el avanzar de quienes visitan a sus muertos; los olores a pan, elotes, gorditas, enchiladas y un sin fin de antojitos impregnan el ambiente.
El tráfico es de locos; los autos avanzan a vuelta de rueda y los “tránsitos” no se dan abasto para controlar a los automovilistas que se aventuran a pasar frente a los panteones.
En el Santo Cristo dos niñas juguetean encima de una tumba donde colocan pétalos de margaritas y cempasúchil. La cripta indica que corresponde Marco Tulio Nakasima Villafuerte, el padre de las menores, que murió hace cinco años a causa de una enfermedad.
“Nosotros venimos seguido a traerle flores a él y a mi papá. Yo lo hago por mis hijas, porque cuando él murió, nosotros ya estábamos separados, pero me dejó con tres hijos a los que le he inculcado la tradición de venir a ver a su padre”, dice una mujer que entre sus manos carga un rosario y repite una y otra vez el Padre Nuestro.
El folclor mexicano reverdece entre los arbustos de este caluroso noviembre. Algunos, según sus posibilidades económicas, contratan músicos para “alegrar” el día.
—”¡Tóquele El Sinaloense!, Esa le gustaba mucho a mi apá”, —le pide un hombre a los músicos mientras éstos rechinan las cuerdas de la guitarra bajo el sol de mediodía y le pegan con más fuerza a la tarola.
Más adelante, la familia Rocha, dice, visita cada 15 días a 5 de sus muertos: 2 gemelas que no alcanzaron a nacer, a los abuelos y a su padre Mariano, quien falleció hace 10 años de un infarto al corazón.
“Sin falta les traemos sus flores naturales el Día de los Muertos, en Navidad, el día de su cumpleaños y el Día del Padre. Aunque los niños no alcanzaron a conocerlos para nosotros es muy importante que ellos continúen con las tradiciones”, dice uno de los integrantes de la familia Rocha.
Visitantes
> El Panteón Santiago fue visitado por al menos 30 mil personas.
> Unos 20 mil saltillenses acudieron al cementerio San Esteban.
> 12 mil visitas (aproximadamente) tuvo el panteón Jardines del Santo Cristo.
> Son 8 los cementerios urbanos que hay en Saltillo