Don Toñó respondió al llamado a su puerta. Gracias a las aportaciones hechas por lectores de VANGUARDIA, el tiempo le ha sonreído junto a otras seis personas más en situación precaria.

El ruido de un auto estacionándose en calle Pedro Nuncio, de San Antonio de las Alazanas, llamó la atención del sexagenario, quien desde la puerta se asomó para ver si alguien lo visita. Aunque las cataratas nublan su vista, don Toño atinó a su presagio y con gusto recibió los regalos.

“La papa tiene mucha vitamina”, dijo nuestro entrevistado saboreando su platillo en vísperas de Navidad. Agradeció, asimismo, la atención de todos los que conocieron su historia. Con las manos mojadas por bañarse a cubetazos en el mismo cuarto donde duerme, don Antonio abre las puertas de su hogar a quien desee conocerlo.

DEL LLANTO A LA RISA
Basilia Alarcón Méndez escapó de los malos tratos de sus hijos. Desde hace dos años que ningún familiar la visita en el ejido Sierra Hermosa. El semblante de doña Basilia cambió al recibir algo de comida, pero sobre todo, al sentir atención y calor humano de completos extraños.

La señora de 80 años habría sufrido maltrato de parte de sus propia familia, de acuerdo con vecinos, sus hijos le habrían quitado la pensión, dejándola desamparada. Después vivió una etapa en Saltillo, pero al ser maltratada por uno de ellos, optó por pedir ayuda y fue así como regresó al ejido donde lleva una vida solitaria.

“Lloro por las noches”, confesó doña Basilia al recordar a su familia mientras compartía su biografía en la cocina de su casa.

Actualmente un dolor en las rodillas le impide caminar con seguridad; como puede, acarrea agua y mantiene impecable un altar a la Virgen.

BENDICIONES
La mujer más longeva de Arteaga también fue alcanzada por la caridad de los lectores. Agustina Puente Carranza, de 108 años, envió bendiciones desde su cama a todos los que enviaron ayuda.

María de los Santos Saucedo, hija de Agustina, carga, cuida y no se despega de su mamá. En ocasiones la saca en una silla de ruedas para tomar el sol y debe sortear sus obligaciones con cambiar el pañal a su mamá, así como conseguir suficiente efectivo para completar para sus licuados y pañales. 

FUNDACIÓN VANGUARDIA
Juguetes donados a través de Fundación Vanguardia dibujaron sonrisas en los más necesitados. Alexis y Alexia estaban jugando en el patio de su casa del ejido Sierra Hermosa, al ver los juguetes nuevos, corrieron sobre el lodo para acercarse a tomarlos.

Gracias a la aportación anónima de un lector de VANGUARDIA, otros cinco niños, al igual que Alexis y Alexia, iluminaron su Navidad.