Don Jesús Flores Aguirre, a más de ser finísimo poeta y experto diplomático, fue también gran abogado. Solía decir que en manos de los políticos las leyes se vuelven plastilina que se moldea a voluntad de quienes detentan el poder, y toma la forma que ellos le quieren dar.
Tenía razón. Muchos de los que andan en política se convierten por razón misma de su oficio en manipuladores del derecho, y se valen de mil y una triquiñuelas, y de una y mil añagazas para encontrar lagunas en la legislación, y aún océanos que les permiten burlar el espíritu de la ley y torcerlo para su beneficio.
En tiempo de elecciones, por ejemplo, se pone muy de moda que los rostros y nombres de quienes aspiran a tal o cual cargo aparezcan en la portada de revistas inexistentes que anuncian una supuesta edición por medio de carteleras espectaculares en tiempos en que la propaganda electoral está vetada. Validos de ese subterfugio los mañosos aspirantes se hacen publicidad fuera de tiempo, y si alguien les reclama su ilícita conducta alegan que no son ellos quienes hacen esa propaganda, sino las revistas que tuvieron a bien entrevistarlos. Engaño, engaño puro al que se añade la agravante del cinismo.
Últimamente Saltillo se ha llenado de anuncios de todos tamaños, espectaculares y no tanto, en los cuales se usa con profusión la palabra “chido”, que de seguro escocerá a los puristas del lenguaje pero que está reconocida por la Academia y figura en su diccionario con la definición: “Bonito (lindo). Muy bueno”. Dice esa propaganda que es chido que haya buena iluminación en la ciudad, o seguridad, o pavimento, etcétera. Sólo que en modo que quiere ser subliminal, pero que resulta risiblemente obvio, se cambia de tono un rasgo de la letra D en la tal palabra para que en vez de decir “Chido” diga “Chilo”. Así, tales anuncios no hacen propaganda a la ciudad, y ni siquiera a la administración, sino a una persona: la del actual alcalde, Isidro López.
Habría que ser muy ingenuo para pensar que esa publicidad la paga Chilo de su bolsa. Eso sería demasiado chido. A su debido tiempo la autoridad correspondiente, atendiendo queja o denuncia de parte interesada, deberá determinar si en esto hay alguna irregularidad, ya de tipo administrativo, ya de carácter electoral, y obrar en consecuencia. Mientras tanto es pertinente señalar una omisión de la actual administración municipal que puede ser de nocivas consecuencias para la ciudad.
Es tiempo ya de que se abran las puertas de las oficinas municipales a quienes integrarán la próxima administración, y que necesitan saber el estado que guardan los asuntos de la comuna a fin de estar en aptitud de ir formando desde ahora sus planes de gobierno. Y entiendo que los munícipes electos han encontrado resistencia por parte del alcalde para realizar las tareas de transición, tan necesarias para que la gestión municipal no se interrumpa y pueda ir por cauces adecuados.
Si estoy equivocado en mis apreciaciones ruego a quien corresponda me corrija. Si no lo estoy condúzcanse los actuales administradores de la ciudad pensando en el bien comunitario, y no en intereses de partido o, peor aún, personales. No den la impresión de que algo ocultan, o de que necesitan tiempo para arreglar cosas que traen desarregladas. Por encima de todo está Saltillo y están los saltillenses.