Lo normal, lo moral y lo legal en el ámbito laboral: el outsourcing y los bajos salarios

Usted está aquí

Lo normal, lo moral y lo legal en el ámbito laboral: el outsourcing y los bajos salarios

Lo moral es lo socialmente aceptado y permitido. Es un sistema de prácticas que incluye normas, costumbres Y creencias acerca de lo que está bien y lo que está mal.

Cómo nos vestimos, cómo hablamos, cómo nos comportamos, lo que bailamos, la música que oímos, lo que hacemos, en fin, siempre y cuando no se salgan de lo establecido y lo esperado; todo ello se encuentran dentro del moris –la costumbre– que, a fuerza de realizarlo, se convierte en lo normal. Y aunque con frecuencia lo normal se vuelve moral y lo moral legal, en muchas ocasiones, sin serlo, se vuelve una práctica generalizada, aceptada y realizada por todos.

Y así, en muchos ámbitos de la sociedad se fue expandiendo esta forma de ser y de pensar, y se comenzó a obnubilar la idea de lo bueno y lo justo. Ahora pareciera que el punto de partida para realizar las cosas y para tomar decisiones son las circunstancias.

La cuestión surge, como se ha dado en nuestra sociedad, cuando una buena parte de la población vuelve normales algunas acciones, es decir, “si todos lo practican”, ¿por qué ha de ser malo?, o bien, “si siempre se ha hecho” debe de estar bien. Maniqueísmo puro. Eso justamente es lo que se llama error común y es una mentira con apariencia de verdad que muchos creen o asumen como asunto de interés social.

Y aunque muchos practiquen como deporte nacional la corrupción, la impunidad, el doble discurso, la complicidad, el tráfico de influencias, los conflictos de interés, el abuso de autoridad, el nepotismo, la impuntualidad, el faltar al trabajo constantemente, los fraudes, la mentira, las promesas incumplidas, los sobornos, el abuso de confianza o la transa; bajo ningún motivo podríamos considerar correctas estas prácticas. Se invirtió completamente la máxima kantiana que dice: “obra de tal modo que tus acciones se conviertan en leyes universales”.

Como seres humanos debemos de aspirar siempre al deber ser y a la virtud. Y el error común cotidianamente lastima a terceras personas. Por eso las leyes, como garantes del equilibrio y de la justicia, brotan de la ley moral que se determina usando el principio de universalización, que ya se ha mencionado líneas arriba, y se basa en la regla de oro: “lo que no quieras que hagan contigo, no lo hagas con los demás”.

Todo esto porque por estos días lo económico, más que otros temas, se vuelve importante y porque la cancelación de muchos derechos que los trabajadores tienen, bajo ningún motivo puede considerarse normal.

Y aunque en la cotidianidad muchas personas se han acostumbrado a no tener derechos porque el outsourcing y los bajos salarios se volvieron normales; el derecho a la alimentación, a la vivienda, a la educación, a la salud, a la recreación, a los salarios y por supuesto a un trabajo digno, aseguran al individuo una aproximación a la justicia que la costumbre y lo ordinario han cancelado.

El artículo 123 es muy claro y asienta que el trabajo digno debe alcanzar no sólo para él, sino para el pleno desarrollo de su familia. Quienes forman parte de la Conasami, y a propósito de la firma del convenio del nuevo formato del outsourcing que llegará al Congreso de la Unión en febrero de 2021, no pueden dejar de lado que el salario no sólo es un tema económico, sino que tiene una liga íntima con lo social, la dignidad humana, la autonomía y la autoestima de los trabajadores; que sirve para que las personas se autorrealicen, desarrollen su personalidad y progresen socialmente.

No puede ser normal y parte de la costumbre del entorno laboral mexicano que muchos trabajadores no tengan acceso al Infonavit y al IMSS, que carezcan de antigüedad laboral, que les sea retenido el ISR, que no tengan vacaciones, aguinaldos y les compliquen la vida con el ahorro para el retiro y el fondo de pensiones.

El problema de haber vuelto normal lo inmoral y lo incorrecto, no sólo ha traído consigo la indolencia, la desigualdad y la pobreza, sino que nos ha vuelto insensibles ante el otro, complicando la seguridad de todos. Buen tiempo para que a quienes la lotería social ha favorecido, piensen en plural y dejen de considerar normal lo que a todas luces es inmoral.