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Los dichos de los viejitos

Yo era asiduo cliente del Luisiana, uno de los restaurantes de más tradición en Monterrey, desgraciadamente desaparecido como tantas cosas buenas de este mundo. Cinco décadas o más completé de frecuentar ese establecimiento benemérito, y siempre recibí en él atenciones especiales y generosas.

Una de las veces que estuve ahí charlé largo y tendido con don Antonio Costa, fundador y propietario del prestigioso restaurante. En esa ocasión me obsequió una “Receta para vivir 100 años”. El autor de la fórmula es un doctor apellidado Letamendi, catalán él, de Barcelona. Vivió justamente un siglo este señor, pues nació en 1828 y murió en 1928. ¡Cuántas cosas debe haber visto el doctor Letamendi en los 100 años que vivió!

En 10 versos resumió el centenario galeno la sabiduría que acumuló sobre la ciencia de vivir larga vida. Comparto ahora contigo, lector amable, esa fórmula para llegar a centenario:

Vida honesta, moderada.
 Tomar muy pocos remedios,
y poner todos los medios
de no alterarse por nada.
La comida, mesurada.
Poco vino. Nada de humo.
Ejercicio y distracción.
 Salir al campo un buen rato.
Con todos tener buen trato…
y no abusar del colchón.

La receta del médico catalán es clara y es sencilla, y en general fácil de seguir, a excepción quizá de lo primero y lo último. Eso de la vida honesta suele tener sus bemoles sobre todo tratándose de los mandamientos seis y nueve. Me gusta ese consejo de tomar pocos remedios, es decir, pocos productos medicinales, consejo muy valioso especialmente por venir en este caso de un médico. En efecto, suele pasar que las medicinas nos arreglan una cosa y nos desarreglan dos. Eso de no alterarse por nada es también consejo bueno: muchos males derivan de hacer corajes, y mucha fatiga cuesta deshacerlos. 

Comer poco y beber poco son disciplinas también muy convenientes. Y mucho más conveniente es eso de “nada de humo”, es decir, el consejo de no fumar. Acabo de regresar de un viaje largo de peroraciones por Estados Unidos, y en varias ciudades vi un cartel espectacular puesto por la Asociación Nacional Contra el Cáncer. Ese gran anuncio tiene toda la traza de los que pone la marca de cigarros Marlboro, hasta el punto en que a primera vista piensa uno que es propaganda de esos cigarrillos. Están conversando dos vaqueros como los que anuncian esa marca. Sólo que uno le está diciendo a otro: “Joe: tengo cáncer pulmonar. El médico me da un año de vida”.

Ejercicio, distracción y respirar el aire puro del campo también son cosas buenas. Llevar una vida apartada, pero tener buenos amigos, ayuda mucho. Y sobre todo estar ocupado de continuo, para no caer en el torpe vicio del aburrimiento, que conduce a todos los males. Lo de no abusar del colchón es difícil, a menos que se refiera no estar tirado en la cama todo el día.

He ahí, pues, la receta para vivir cien años. Que los vivas tú lector, amigo, y que yo lo vea.