Los estragos de la peste

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Los estragos de la peste

¿Qué es la vida señor lector? Según el sabio maestro y juglar, Juan José Arreola, es una “dolencia mortal”. Sin duda. La vida duele. Es menester al levantarse diario, que usted se revise las costillas y palparse para reconocer que todo esté en su sitio. Un día cuando se levantó luego de un profundo sueño, el buen Adán no tenía una costilla: de su costado nació varona (porque del varón fue creada), no hembra, fue Eva. Adán fue mutilado para buscarle compañía y que no estuviese solo. La vida en soledad y en solitario, sin duda es mejor cuando se tiene a una varona a un lado.

La soledad es mejor cuando se está acompañado. Pero, la vida duele. Hoy más que nunca duele en el costado izquierdo de nuestro esqueleto, el “lado moridor” dijo José Revueltas. La maldita peste bíblica nos ha arrebatado casi todo: sueño y sueños, tranquilidad, paz, bonanza, dinero, propiedades, viajes, negocios, trabajo digno, momentos de ocio y reflexión. Pero también y lo más importante, nos está arrebatando hombres y mujeres que forman parte de nuestro abecedario personal.

¿A quién culpar de esta maldita peste? ¿Al mismísimo Dios? Ni pensarlo. ¿A los científicos los cuales en este siglo y con supuestamente todos los descubrimientos científicos, adelantos y herramientas a la mano, no pueden hallar la pócima justa y correcta como vacuna para salvar a la humanidad? Las disertaciones de los científicos, los cuales en parte son anacoretas, están cayendo en tierra yerma. Como Juan, el bautista, predican en el desierto. Hay otros predicadores y encantadores de serpientes más venenosos a estos: son los políticos. Los cuales nos tienen en un puño y un desaliento sostenido. La peste medieval no cede ni un maldito ápice y si se ha multiplicado: ha mutado el bacilo chino. Ahora hay cepas sudafricanas, británicas, brasileñas y al parecer, una cepa mexicana.

¿La culpa es de los científicos, los grandes virólogos chinos los cuales crearon a este monstruo el cual se salió de control y del laboratorio? Se lo he contado aquí varias veces antes: sí. Creo en lo anterior en base a evidencia científica que han hecho pública sabios virólogos, incluyendo un Premio Nobel francés. La vida se ha deteriorado a pasos de gigante. Nosotros mismos, somos un amasijo de linfa, tendones y huesos porosos, al borde de la fractura. Literal. Vamos volando para las 200 mil muertes. Todos los días se rompe un record. Se rompe un record de muertes y contagios que a nadie importa ya. Casi un año de vivir así, entre la libertad y el confinamiento, ha hecho mella en la salud mental de los mexicanos, los cuales ya no acatan órdenes ni restricciones. Al paso que vamos en materia de vacunación (de servir estas vacunas, pues) en México, el plan será un éxito a su término, al menos en… 10-12 años más. Se han aplicado 713 mil 517 dosis de vacunas (corte del día lunes 8). Es decir, nada. Y como de mentiras y engaños se trata, los millones de vacunas prometidas por Andrés Manuel López Obrador y sus dos claques favoritos, Marcelo Ebrard y Hugo López-Gatell, son humo, verbo, promesas.

ESQUINA-BAJAN

Hoy, los estragos de la peste se manifiestan más fieros que nunca. Pero, ya a nadie importa. Las muertes por el mortal bacilo chino, se han convertido en números, estadísticas, cifras hueras. Los nombres ya no importan. Al parecer, nunca importaron. Al menos no al Gobierno federal de AMLO que tomó tan a la ligera la pandemia, que ya somos el tercer país en el mundo en mortandad. Quien sí se ha tomado en serio esta peste bíblica y sus consecuencias, son el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme y el aguerrido Alcalde de Saltillo, Manolo Jiménez.

El par de políticos hacen una y otra vez las gestiones necesarias para que las vacunas y sus suministros lleguen a Coahuila lo más rápido posible. Se habla incluso, de la posibilidad de que Coahuila haga una fuerte inversión en su compra. La cosa es que los laboratorios, usted lo sabe, tienen comprometida su producción a los gobiernos de todo el mundo. Ya luego se venderá a particulares y a gobiernos locales. Pues sí, una catástrofe. Estamos condenados a una sola cosa: esperar dentro del infierno. ¿Y el cielo y el paraíso lector? Olvídese de ello. De existir, están lejos. De traer semejantes jardines a la tierra, pues no es viable.

¿Usted ya se registró tanto en línea o bien telefónicamente para recibir las siguientes vacunas en su brazo? 34.4 millones de vacunas Pfizer. 77.4 millones de la AstraZeneca, 35 millones de dosis de la CanSino, 51.5 millones de la Covax, 24 millones de la vacuna rusa, Sputnik V. Las anteriores cifras son las que diario, diario espeta Hugo López-Gatell. Son cifras, dosis de las vacunas según AMLO y él, comprometidas con su arribo a México. Sólo que hay un pequeño, mínimo y gran detalle: no llegan. No existen. Es fuego fatuo. Sólo en México sucede lo anterior: registrarse en una página web para recibir una vacuna… que no ha llegado. Ni llegará en mucho tiempo, seamos francos y sinceros.

Nuestra vida se ha empequeñeció y empobreció sobre manera. En México, merced a las torpes medidas de López Obrador, la industria y el capital privado están al borde de desaparecer. Mientras el Estado asistencialista de regalar pesos y comida (apoyos y becas), crece. A últimos días veo, creo y pienso, a nadie le interesa la peste china. Aunque las muertes son cada día más cercanas, mientras la parca ronda ya nuestras casas y husmea por dónde colarse, a nadie le interesa la peste ya.

LETRAS MINÚSCULAS

“Para ver solamente la belleza hay que cerrar los ojos por completo a la realidad”. Juan José Arreola. Desgraciadamente, la realidad a nadie interesa.