Los motivos de la soledad (3)

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Los motivos de la soledad (3)

¿Usted se queja del aislamiento y soledad señor lector? Los artistas, los escritores, los amantes de las letras como quien esto escribe, somos raros y extraños

En el texto anterior hice una pregunta la cual fue inmediatamente replicada: ¿Ya murió Patrick Süskind? Atentos lectores se comunicaron con este escritor para comentar el díptico de textos sobre la soledad, el silencio, el confinamiento obligado por la pandemia y el tejido y la urdiembre con la cual fui hilando lo anterior, ancilada la tirada de naipes en los textos producidos por la pluma del alemán nacido en 1949 en la localidad bávara de Ambach. Los lectores me dijeron: “no se sabe, maestro. Al parecer sí vive aún”. De vivir entonces, tiene 71 años hoy. Es piscis, como este escritor. Nació un 26 de marzo. ¿Está vivo? Es una leyenda.

No concede entrevistas, no entabla correspondencia alguna, no tiene buzón ni email, evita las apariciones públicas y sólo se le conoce su fisonomía por dos fotografías fechadas: una en 1985 y otra en 1992. De hecho, si usted revisa las solapas de sus libros, ninguno de ellos cuenta con la famosa fotografía de autor. Un fantasma. ¿Usted se queja del aislamiento y soledad señor lector? Los artistas, los escritores, los amantes de las letras como quien esto escribe, somos raros y extraños. Tan raros y extraños como Mr, Süskind, al extremo de estar en incomunicación total. Es el caso del alemán, autor de “El perfume”, novela la cual le dio fama mundial y su texto fue llevado al cine con gran éxito. A Patrick Süskind se le conoce ya como “el J.D. Salinger alemán”. Ese gringo el cual es autor de un puñado de libros de culto, entre ellos “El guardián entre el centeno”, autor del cual jamás volvió a saberse nada. O casi nada, hasta su muerte. ¿O sigue vivo?

Patrick Süskind, al parecer, vive sin fama ni terciopelo en algún lugar de Alemania. Otros afirman de su residencia en una villa rural y anoréxica en Montolieu, Francia. Es un fantasma. El escritor dejó su vida misma entre los años de 1980 y 1994 en sus libros. Los principales los cuales aquí hemos glosado: “El contrabajo” novela/teatro de 1980, “El perfume” de 1985, “La paloma” de 1990 y “La historia del señor Sommer” de 1994. Esta última maldita sea, la tengo perdida en mis libreros mal ordenados. Un lector atento de la Ciudad de México, me llama y acota: hay otros libros de él, “Tres historias y una consideración”, “Un combate y otros relatos” y “Sobre el amor y la muerte”, este último fechado en 2006. Vuelvo a maldecir, ninguno de ellos lo tengo. Triple maldición sobres mis espaldas de lector.

A mi interlocutor de la gran capital le dije de comprarle los volúmenes. Rió de buena gana y seguimos platicando. Me cuenta de su aislamiento en su departamento en la colonia “Compositores mexicanos” en la Delegación (hoy Alcaldía) Gustavo A. Madero. Le digo entonces de su ser norteño, ríe de nuevo de buena gana y me cuenta de Süskind: cuando éste era un estudiante, pasó su juventud en un pequeñísimo ático en París, en el Boulevard Raspail. Universo asfixiante y monocorde, microcosmos angustioso el cual trasladó a sus textos de narrativa.

Esquina-bajan

Más leña al fuego del aislamiento social, la desaparición y exilio voluntario. Cuenta uno de sus pocos amigos, un fotógrafo (Konrad Rufus Müller) el cual es el autor de las dos placas autorizadas por él, Süskind vivía en París en una habitación tan pequeña “que la silla de los invitados colgaba del techo y solamente la bajaba cuando recibía alguna visita”. Contraste usted la descripción del habitáculo de Patrick Süskind, con la descripción de los universos asfixiantes de sus personajes en sus obras vertebrales:

“(el ejecutante del contrabajo se levanta de su silla, tropieza con el contrabajo y grita)… ¡Esto es una cruz! ¡Siempre en medio del paso el muy estúpido! ¿Puede usted decirme por qué un hombre de treinta y cinco años, o sea yo, convive con un instrumento que le estorba de modo permanente?”. “Normalmente ensayamos de diez a una y trabajamos de siete a diez. El resto del tiempo lo paso en casa, en mi habitación acústica. Bebo varias cervezas para compensar la pérdida de líquidos. Y muchas veces lo coloco en el sillón de mimbre que tengo delante, lo apoyo, dejo el arco a su lado, me siento en la butaca y lo contemplo…”.

Los anteriores son fragmentos de “El contrabajo”. No obra de teatro, sino una tremenda novela corta la cual se desarrolla completamente en la pequeña habitación de su ejecutante. Como la vida de Süskind de adolescente en el mínimo ático en París. Es decir, el autor como sus personajes goteados de su pluma, eligen la regularidad, la grisura y el sosiego (por lo general en el aislamiento térmico de las cuatro paredes de su habitación), huyendo de una realidad desquiciante y violenta. Dos, tres manías se presentan, tres fobias: misantropía, agorafobia y en el caso de Jonathan Noel, protagonista de “La paloma”, ornitofobia.

Leamos algunos fragmentos de esta novela corta: “… encontró un techo en, lo que se llama una “chambre de bonne”, en el sexto piso de una casa de la rue de la Planche. Se accedía a la habitación por un patio interior, la angosta escalera de la entrada de proveedores y un pasillo estrecho débilmente iluminado por una ventana. A este pasillo daban dos docenas de cuartuchos con puertas numeradas, pintadas de gris, y al fondo se hallaba el número 24, la habitación de Jonathan. Medía tres metros cuarenta de longitud por dos metros veinte de anchura, y poseía como únicas comodidades una cama, una mesa, una silla, una bombilla y una percha; nada más”. ¿Cuánto tiempo viviría usted en las anteriores condiciones?

Letras minúsculas

Dejamos para posterior entrega una breve reseña de “El perfume” (me dicen que ya hay una serie para Netflix) y retomaremos este hilo ensayístico ¿Vive Patrick Süskind? Es una leyenda. Un mito. Un autor eterno.