Los narcóticos del cacique

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Los narcóticos del cacique

Vamos a iniciar este artículo con los abusos de nepotismo en Coahuila y luego habremos de concluir con el asunto de los narcóticos del cacique de Parras, Evaristo Madero Marcos.

Nepotismo es el hecho de que las primeras damas y consortes de los políticos electos –por el simple hecho de ser pareja, amasia o novio– también se adjudiquen un sueldo con cargo al presupuesto al asumir como titulares del DIF, un puesto que debería ser honorífico.

Y este abuso se ha venido cometiendo desde el siglo pasado, en los tiempos de doña Soledad Orozco de Ávila Camacho, la cónyuge presidencial que empezó con esa parodia de la asistencia social, ejercida como una caricatura de la caridad cristiana al ostentarse como la “señora piadosa” que ayuda a los desamparados sin gastar de su dinero.

Luis Spota las ridiculizó en una de sus novelas, “Costumbre del poder”, donde exhibe toda la rapiña de las “señoras presidentas”, novela escrita en un tiempo en que casi no existían los “primeros consortes” –esposos de alcaldesas y gobernadoras– que suelen ser menos voraces que las “doñas”.

La corrupción y la impunidad siguen siendo el “esplendor” de México a pesar de que en otros países las transiciones políticas avanzan para bien de esas naciones. Es el caso de Argentina, por ejemplo, el presidente Mauricio Macri decretó el fin del nepotismo, o sea, que ningún pariente directo o en línea colateral de los altos funcionarios puedan ingresar al sector público de ese país. Obvio es que el kirchnerismo dejó hastiados a los argentinos en una lección que aquí estamos aprendiendo al revés, cuando Yunes, Graco, Moreno Valle y Calderón impulsan a sus hijos y esposas a la conquista del poder.

Aquí nos pasamos de remisos, relapsos y retrógradas con un titipuchal de leyes que ni se acatan ni respetan y, menos, se cumplen. Vea todo el Sistema Estatal Anticorrupción, convertido ya en una burocracia inútil, palera y onerosa; un peso muerto más para los coahuilenses.

De nada sirve que la Auditoría Superior del Estado (otro peso muerto) diga cada año que las voraces damas del DIF se roban millones del erario desempeñando un cargo honorífico.

En Parras, el brutal nepotismo ejercido por “Coco” Dávila y Evaristo Madero Marcos son vivo ejemplo de su nefasta corrupción. Y no le extrañe a usted que el cacique ya tenga bien ubicadas a sus “caprichitos” en el escalafón burocrático, es fama pública que siempre las ha tenido bien posicionadas, ya sea de manera vertical, horizontal o de cúbito dorsal.

Y que conste que el desprestigio y el escándalo no amainan en el régimen corrupto del PVEM en Parras. Hace poco fue el “Caballo”, un guarura de Evaristo acusado del asesinato de un abogado. Luego el sexo en vivo en el antro de ese testaferro patrocinado por el Ayuntamiento. Después el gran desfalco que dejó el “Coco”, su esposa Sonia Guerrero y el tesorero Mezquitic, por lo cual hemos pedido al Congreso intervenir.

El último eslabón de esta cadena de ignominia y degradación lo tenemos con el cacique señalado de narco. Y que conste que este columnista no cree que Evaristo sea traficante. Nunca se le ha señalado en este espacio de tan grave delito. Lo cierto es que los únicos narcóticos que al cacique idiotizan son el poder, el dinero, las mujeres, la “Pau” y ese “Coco” que nos impuso como alcalde.