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Los ‘quiénes’ y los ‘cómos’
¿Cantidad o calidad?
Se le da valor a la cantidad. En la moda influye mucho cuántos están usando algo. En las librerías hay estantes que exhiben “lo más vendido”, “lo que todos compran”, los bestsellers. Los centros comerciales bajan precios sin tener pérdidas porque los descuentos se compensan con el volumen de ventas en aumento. Lo más grande, lo abundante, lo más concurrido se toma como criterio de preferencia.
En el futbol, como en muchos deportes, no se hace apreciación de calidad de despejes, de acciones defensivas, de combinaciones sagaces, de captaciones impecables. Todo eso no tiene nada que ver con victorias o trofeos. La premiación es sólo para quienes ganaron más juegos y metieron más goles.
Los muestreos, que tanto fallan, quieren informar captando respuestas (suponiéndolas sintomáticas), de una minoría que se toma como indicadora del pensar o sentir de una totalidad. En el camino hacia los sufragios quieren mostrar cuántas aceptaciones tienen los candidatos. Siempre se señala qué es lo más grande, lo más numeroso, el conteo más alto, el porcentaje mayor.
No se presenta la calidad de la preferencia. El “quién” no se acompaña de un “por qué” ni se sustenta en un “cómo” o un “con qué”.
Los votantes, que darán el mandato, se enteran de muchos “qués” presentados como realizaciones futuras y mundos mágicos que flotan en el aire.
Los más perplejos experimentan una sensación de péndulo ante la disyuntiva. Conocen algo negativo y el sí planeado se convierte en no. Se informan de algo positivo y abandonan la opción anterior y abrazan la opuesta. Los herméticos mudos, sordos y ciegos quedan congelados en una decisión inicial que ya nunca se revisa.
Quien sea electo llegará a tener su investidura sustentada por la votación más numerosa. La calidad del voto y del votado tiene que haberse captado y plasmado por trayectoria, mensajes y debates, y una libertad ejercida por encima de sobornos y dádivas.
Ni los profetas de calamidades ni los proclamadores de prosperidades aciertan al describir un futuro próximo. Depende de muchos “quiénes” y muchos “cómos”, de mandantes y mandatarios, que han de conjugar exigencias y cumplimientos. Si se trata de cantidad lo esencial es que nadie se abstenga, que nadie se inhiba, que nadie se quede en omisión. En el estilo democrático sólo una montaña de granos de arena puede regalar a todos una cumbre para izar una esperanza...