En la primaria Adela Ayala de Gómez Palacio, maestras se enfrentan a la necesidad de atender y enseñar a dos pequeños, uno con debilidad auditiva y otra niña con debilidad visual. “No estamos preparados, pero hay que atenderlos”, dicen.

Miguel Galindo es un estudiante de quinto de primaria. Del oído izquierdo no oye nada. Del derecho escucha con volumen alto. Ha aprendido a leer los labios, pero para las maestras, es una tarea que no les enseñan cuando estudian la normal: atender a niños con alguna discapacidad.

 Xóchitl, junto a otras maestras, decidieron mejor aprender cuestiones básicas del lenguaje de señas antes que claudicar. Le han enseñado con señas, con imágenes y acciones ilustradas. “Es una persona muy observadora y muy hábil para las matemáticas. Fue el primer en entender los problemas”, cuenta la maestra.

La docente, que tiene 10 años de servicio, reconoce que faltan muchos conocimientos para atender este tipo de alumnos. 

A unos metros, en el salón 2A, está Karime Rivas, una niña de ocho años que padece debilidad visual. Su debilidad visual se ha agravado , dicen las maestras.

Lilia Acosta, maestra con 31 años de servicio, platica que la enseñanza con la niña radica en escribir más grande porque no ve, utilizar lupa y repetirle varias veces algunos conceptos.