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Luz al final del túnel
Javier Corral Jurado ya es Gobernador Constitucional de Chihuahua. Más allá de nuestra sincera aunque poco frecuentada amistad, me alegra decir que su mensaje al pueblo chihuahuense y a México entero, me colma de esperanza.
Por fin un político nos habla como ciudadanos adultos, un demócrata que actúa y habla como demócrata, una persona con bastante inteligencia para hablar claro, sencillo y contundente de las urgentes políticas públicas que todos quieren soslayar.
Con sinceridad recomiendo leer y meditar su mensaje a todo aquél que aspire a ser protagonista político. Se trata de un mensaje interesante, sugerente, extenso, que rehúye el slogan barato y que es profundamente democrático. De lo mejor que he escuchado en la vida.
Para pintar su raya, empezó hablando de su vida, del huérfano que fue, querido y criado por su abuela, sin otro privilegio que su amor; de sus logros conquistados con esfuerzo y dedicación. Reconoció a su esposa y compañera su condición, capacidad y cualidades, desde luego, ella no será el acostumbrado adorno lucidor en el DIF; destacó su compromiso con los más necesitados y la obligación de recordar sus orígenes: de dónde vienen, por qué y cómo asumieron sus responsabilidades. Corral sabe que en ello radica la gran diferencia, el gran reto y la gran tentación por vencer.
Dio al Congreso del Estado un mensaje democrático claro y sin tapujos. Frente a un México donde Presidente, gobernadores y secretarios de Estado rehúyen la rendición de cuentas y la representación popular, el gobernador Corral se dice dispuesto a acudir al Congreso estatal cuantas veces sea necesario. Pide a los diputados reformar la legislación aplicable para fijar un calendario permanente para debate e interacción entre los dos poderes. Ese debate es la cereza de un pastel completo: “la reforma del poder público”. Nunca más un gobernante feudal, demos paso a una verdadera democracia.
Por su trayectoria, es una voz muy autorizada para hablar de la democratización de los medios de comunicación. Su enfoque legislativo y su pasión como Senador y Diputado lo enfrentaron a los intereses más poderosos de México. Consecuente con ello, cerró el grifo: ni un peso más al culto a la personalidad del Gobernador. El dinero disponible, si es que lo hay, será para información social importante. La Coordinación de Comunicación Social deberá asegurarse que no exista ninguna fotografía del Gobernador en las oficinas de Gobierno, en su lugar deberá mostrarse el Código de Ética de los Servidores Públicos, se trata de un gesto visible y claro: manda la ética.
Sin engaños demagógicos, el combate a la corrupción irá en serio, contratos y compras gubernamentales serán transparentes. Para garantizar que así sea, se precisa el apoyo ciudadano: participar en las licitaciones, denunciar actos de corrupción y defender las buenas propuestas.
Sólo tendrán ventaja las empresas que mejor paguen a sus trabajadores y cuiden el medio ambiente. Llamó a los empresarios a construir una nueva relación basada en dinamismo, honestidad y respeto para los que menos tienen; así se construye la paz social, se genera confianza y se atrae inversiones y desarrollo económico.
En su mensaje no podía estar ausente el respeto a la dignidad humana y el pluralismo. Recordó a sus maestros en Acción Nacional, las enseñanzas de chihuahuenses ilustres como Manuel Gómez Morín y Luis H. Álvarez, y su respeto para Francisco Barrio. También estuvo presente su pluralismo, hizo un llamado a la solidaridad: “rostro social del amor”, “la opción preferencial por los pobres” y el respeto hacia todos. Condenó claramente toda discriminación, en todas sus latitudes, incluidas la preferencia sexual. Así se mostró Javier Corral, un gobernante de centro, profundamente social cristiano.
El mensaje de Corral me recordó las célebres promesas de Churchill: “sangre, sudor y lágrimas”. Dijo a los ciudadanos algo insoslayable: La tarea no será fácil, las finanzas públicas están en ruinas, la deuda es enorme. Se necesita la ayuda de todos, en especial “de los que más tienen, saben y pueden en beneficio de los que menos tienen, menos saben y pueden menos”. Sus palabras entrañan un cambio de tono que deja atrás los castillos en el aire. Para alcanzar un objetivo social, lo primero es saber dónde estás parado.
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