Martes 13 y un nuevo candidato

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Martes 13 y un nuevo candidato

Se me ocurre fundar un café llamado Martes Trece a donde se acuda a platicar de toda desventura y mala suerte. Si bien ninguna responsabilidad tiene el trece de las narrativas e historias que le dan desprestigio, le tocó estar entre los números doce y catorce. Y pues en algo teníamos qué encarnar nuestros temores. A través de él se hacen presentes fobias, leyendas y mitos que enriquecen el universo del imaginario humano.


¿Será que después de todo no es tan malo ser martes trece? Algo o alguien tenía qué hacer ese papel. Agradezcamos al martes trece y a sus creyentes algo de divertimento, adrenalina y lecturas. Porque hay gente que no sale de su casa en martes trece. Otra que no se corta las uñas. Y sé de un pintor que se cuelga una pata de conejo por si las dudas. Por fortuna (y aquí cito a la diosa Fortuna, pues de esta deidad romana de la buena suerte y la fertilidad proviene dicha palabra) no todo el mundo comparte esta esquizofrenia tan singular. Si no, a quién o quienes les tocaría divertiste.


Es bien sabido que los orígenes sobre la “mala suerte” del número trece son variados. Y hoy por ejemplo es trece y es martes, es decir, tiene todas las agravantes (nada de ser un pálido miércoles o jueves 13), pues fue un martes trece del mes de junio en el año 1276, cuando la población valenciana (católica) cayó bajo el yugo musulmán.
Por otra parte, en la Cábala se enumeran trece espíritus del mal; en el Apocalipsis bíblico, el capítulo trece se destina al anticristo y el martes en el antiguo Egipto, era concebido como un día hereje, ya que ese día, cuenta la leyenda, nació Tifón, un gigante que tuvo la osadía de escalar y llegar al cielo.


Considerando estas y otras nutritivas narrativas, el martes trece es un día pleno de historias; se viste de múltiples y fértiles significados que nos permiten conocer rutas del pensamiento a través del tiempo.
Es martes trece. Las flores no dejan de nacer y el sol no se esconde por miedo. Es el día perfecto para ir con los amigos a tomar un buen café y fundar un día adicional para dejar descansar al tan maltratado trece. Postulo como candidato al primero de diciembre como día de la mala suerte, el día exacto en el que nos son develados en los informes presidenciales, algunos de los infortunios que debemos padecer no un solo día, sino décadas.

claudiadesierto@gmail.com