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Más de 3 mil civiles muertos en disputa del oeste de Mosul
Mosul. Más de 3 mil civiles han muerto desde el inicio en febrero de una ofensiva del ejército iraquí para recuperar la parte occidental de Mosul, el último bastión de la milicia terrorista Estado Islámico (EI) en el norte de Irak, según datos que dio a Dpa un miembro de Portavoz Civil en condición de anonimato.
Entre ellos habría mujeres, niños y ancianos, añadió el representante.
Se estima que 2 mil 70 cuerpos siguen bajo los escombros de los edificios destruidos en los enfrentamientos en numerosas zonas residenciales del oeste de Mosul. "Los cadáveres aún no han sido recuperados por la presencia de francotiradores (del EI)", explicó.
La cifra también incluye a los civiles fallecidos en los ataques aéreos de los últimos tres días de las fuerzas iraquíes y la coalición internacional contra el EI dirigida por Estados Unidos en las áreas que siguen bajo el control de los extremistas en el casco antiguo de Mosul, añadió. El gobierno no hizo ningún comentario al respecto.
El 19 de febrero las fuerzas iraquíes lanzaron una ofensiva para expulsar al EI de la parte occidental de la ciudad, más de un mes después de haber liberado la zona situada al este del río Tigris.
La operación para recuperar el oeste de Mosul es complicada debido a la alta densidad de población y a las estrechas y congestionadas calles.
En las últimas, semanas el avance de las fuerzas gubernamentales se ha visto ralentizado por los ataques con coches bomba característicos del EI y por los francotiradores, así como por las decenas de miles de civiles que se encuentran atrapados.
Mosul, la segunda mayor ciudad de Irak, ha estado bajo el control del EI desde 2014.
La ofensiva de Mosul se lleva a cabo en medio de una disputa política en Bagdad. El influyente clérigo chiíta Moqtada al Sadr denunció hoy que sus acusaciones de corrupción en el gobierno podrían costarle la vida, durante un concurrido mitin en Bagdad organizado por sus seguidores para pedir la reforma del sistema electoral.
Al Sadr les pidió que continúen lo que describió como una revolución pacífica, incluso si él fuera "asesinado". "Les recomiendo que continúen la revolución reformista infatigablemente, incluso si consiguen asesinarme", dijo.
"No temo sus amenazas de muerte. Si consiguen asesinarme, consideren mis palabras como mi testamento", añadió el clérigo, que amenazó con boicotear unas elecciones provinciales que tendrán lugar este año en Irak si no se reforma el sistema electoral.
Miles de seguidores de Al Sadr se reunieron en la plaza de Tahrir, en el centro de Bagdad, donde cinco personas murieron el mes pasado al volverse violentas las protestas por la reforma.
En los últimos meses, Al Sadr, de 43 años, ha abogado en varias ocasiones por un gobierno formado por tecnócratas independientes y por que los funcionarios sospechosos de corrupción sean llevados ante la Justicia.
El gobierno iraquí ha estado formado por motivos políticos y sectarios desde que la invasión dirigida por Estados Unidos en 2003 acabó con la dictadura de Sadam Husein. Los críticos opinan que el sistema favorece la corrupción y la incompetencia en las instituciones estatales.